La primera en llegar es Zaira. Faltan unos minutos para las ocho menos cuarto y que se abra la puerta de la Escuela N°114. La niña ya está allí, parada frente al portón de rejas verdes. Llega con su mamá Sandra, feliz de acompañarla. Es 4 de marzo, el primer día de clases para Zaira y para las chicas y los chicos de toda la provincia.

En esos pocos minutos, se acercan más familias. De lejos se notan las zapatillas nuevas o bien lavadas, impecables. Igual que los guardapolvos y peinados. Muchos estrenan mochilas. La de Zaira tiene brillos rosas. “Es nueva”, dice la nena, a la vez que permite que se aprecie una hebilla de perlitas blancas, con la que ata su pelo negro. Otra mamá le pide a su hija que se pare bien frente a la entrada de la escuela, claro, para la foto. La nena sonríe, mientras se acomoda sus dos colitas. Esa imagen se sucederá en varias mamás y papás. Igual que la de los perros que acompañan, que entran como parte del grupo familiar, que esperarán hasta las 12.15 que sea la salida. ¡Qué clase de escuela es si no tiene un perro cerca, siempre dando vueltas!

Foto: Javier García Alfaro

Además llegan las seños. Una en bici. Otra baja de un auto cargando un bolso desde donde se asoman unos rollos de papel de cocina, el famoso rolisec, y otro color amarillo, quizás un afiche, quizás uno de contacto. También está la “Seño Bibi”, según se lee bordado en verde manzana su nombre en el guardapolvo blanco, bien blanco. Será quien apenas se abra la puerta comience a recibir con abrazos a las más pequeñas y pequeños de los grados. Patricia, maestra de 6to., saluda a Renzo con un beso de bienvenida. Contenta porque pasó las instancias de apoyo y de grado también.

Suena la campana, sí la campana, y enseguida se arman las filas de chicas y chicos. Comienza el acto, se nombran los grados y las maestras. Algunas solo con el nombre pila, “las históricas”, como las llamará la directora más tarde. “…Iniciemos este año con alegría y ganas de aprender…”, se lee escrito con colores, sobre una gran tela negra colgada de una de las puertas que dan al patio. Por toda la escuela hay carteles y cartelitos de recibimiento.

Foto: Javier García Alfaro

“Bienvenidos a todos, en especial a los niños…”, dice Ana, la maestra que oficia de conductora del acto. Llegan abanderado y escoltas. También la invitación a izar la bandera. Un acto tan solemne como emotivo. En la 114 es además colectivo. Se acercan hasta el mástil las nenas y los nenes de primer grado, una asistente escolar, una directiva y una maestra. Una a uno irán poniendo de a poco en alto la bandera nacional. Una invitación que se da sin exclusiones: la seño Bibi levanta en brazos a una de las nenas, más chiquita que el resto, para que pueda llegar al mástil también. Imagino que Manuel Belgrano, en su año, celebra la escena como un homenaje. Siempre de fondo la canción de Aurora.

Foto: Javier García Alfaro

Como en todo acto de primer día de clases, se suceden los discursos de docentes y directivas. El acento lo ponen en el trabajo comprometido, respetuoso. Además en la misión que tiene la escuela pública, “no limitada a enseñar a leer y escribir”, sino también a “luchar por una vida digna”. Se lee una carta que recuerda que las clases comenzaron con un paro “por exclusiva responsabilidad del gobierno provincial”, por haber hecho una mala oferta salarial y a destiempo. Una carta necesaria, que profundiza en la defensa de la escuela pública.

Julia Tello es la directora de la Escuela que está en el corazón de Tablada. Toma el micrófono y se pasea de un costado a otro del gran patio interno mientras habla. Saluda a las maestras, pide aplausos para las nuevas y las históricas. Celebra que elijan cada año esta querida primaria para enseñar. En medio de recordatorios, convoca a saludar cada día, a dar las gracias, a convivir amablemente. Cuenta que este año habrá clases de ajedrez para los 4to y los 5to, trabajo conjunto con los padres y madres y la orquesta. También agradece que la escuela esté pintada y arreglada por la colaboración de “muchas personas que en el verano fueron a trabajar allí”. Se refiere a las y los jóvenes de la Ctep, que justo en ese momento también cortan yuyos y limpian las zanjas frente a la escuela, en el barrio.

Foto: Javier García Alfaro

“Este año tenemos dos grandes proyectos. Uno es que cada docente tenga su armario, esto es dos armarios por salón! El otro es llevar de paseo a los chicos por fuera de Rosario”, anuncia y de paso invita a las familias a colaborar con la cooperadora.

“Es tan lindo ponerle música a la escuela”, dice Julia y su afirmación llega como un suspiro. Su escuela es sede de la prestigiosa Orquesta Infantil y Juvenil de Tablada. Se abre también desde este año para que las chicas y los chicos entre 8 y 18 años aprendan a tocar un instrumento. El acto lo cierran profesores de esta orquesta, con el director Carlos Goldfeld al frente. Están allí con sus instrumentos, interpretando, mostrando que el arte como la escuela es un bien de todos. Las palabras de Julia se vuelven ciertas, porque realmente es bien lindo que una escuela se llene de música.

Foto: Javier García Alfaro

La Escuela 114 “Justo José Deheza” está ubicada en Boulevard Seguí al 100 bis. Justo enfrente está la cortada “Korczack”, Janusz Korczak para ser más precisa con el nombre del médico y educador polaco, asesinado por el nazismo junto a 200 niñas y niños por quienes trabajaba. “Maestro de la humanidad”, lo llamó a Korczak nuestro querido Rubén Naranjo. A instancia de su pedido esa cortada lo recuerda. Esta referencia política, histórica, educativa es inevitable, tiene más sentido que nunca cuando se busca hacer visible el valor de la escuela pública. Más en contextos donde las necesidades son las que abundan.

Foto: Javier García Alfaro

Los grados ya están en sus salones, algunas familias se quedan a conversar con las maestras. La escuela vuelve a oler a escuela, a su ritmo cotidiano que ya se sabe de memoria y a la vez siempre sorprende. Comienzan a rodar los planes de trabajo, los libros por leer, la ciencia por disfrutar. Ahora esos afiches escritos con letra de maestra, se ven mejor. Uno que está bien en la entrada dice: “La educación es la puerta a los demás derechos”. Potente. Amoroso. Lleno de porvenir;  y por qué no también de música y abrazos.

Foto: Javier García Alfaro

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