Organizaciones sociales, feministas, sindicales y políticas manifestaron su bronca y preocupación, a la vez que exigieron justicia por el asesinato de la mujer, militante y trabajadora, el pasado sábado en Rueda 5500.

El femicidio de Lorena María del Luján Riquel, la mujer que había cumplido 39 años el fin de semana pasado, y que salió a festejarlo con sus amigos y amigas, significa un nuevo crimen de odio: un varón decidió quitarle la vida de manera brutal. La desprotección estatal, la reacción tardía del barrio y viejos estigmas potencian el pedido de justicia.

Los testimonios de vecinos y vecinas que escucharon los gritos nocturnos de Lorena en las inmediaciones de Rueda al 5500 el sábado a la madrugada, relataron que un varón la interpeló fuertemente y provocó su muerte golpeándola con un bloque de cemento, en un toque final, calamitoso, le tapó la cara con un papel y se fue con el pantalón y las zapatillas de ella.

Este lunes, en el Centro de Justicia Penal de Rosario se convocaron organizaciones sociales, feministas, sindicales y políticas, conmocionados por el femicidio. 

“Una vez más volvemos a gritar justicia por las vidas arrancadas, esta vez por nuestra compañera Lorena. Una mujer luchadora. Justicia por Lorena”, se expresó a viva voz a través de un megáfono desde un espacio armado por la Corriente Clasista y Combativa (CCC del Cordón Industrial).

El texto contó con la adhesión de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el Movimiento Evita, la Mariano Moreno, la Corriente azul y blanca de docentes, la Campaña  Nacional por la Emergencia, Mala Junta, Voces en Rebeldía, el Partido del Trabajo y el Pueblo (PTP), el Movimiento Solidario Rosario y los Familiares atravesados por femicidio.

Para contar sobre su humanidad, compañeras de la CCC señalaron que Lorena Riquel era solidaria, cultivaba la empatía con los más necesitados y marchaba contra la pobreza, la exclusión y la violencia sobre las mujeres.

Cecilia Ferreyra, una compañera apesadumbrada, contó que Lorena había salido con amigas, a festejar su cumpleaños. “Creemos que cuando emprendía viaje a su casa, se encontró con el femicida que la mató brutalmente”.

“Lorena siempre estaba al pie del cañón, se ocupaba de sus tres hijos para que no les falte nada, vendía medias en las ferias. Estaba en todos los pedidos de justicia, por la violencia de género, por el hambre y la pobreza. Hace 7 años que estaba en la CCC, una pérdida importantísima para el movimiento. Durante la cuarentena mataron a cinco mujeres en la provincia”, contó Ferreyra detrás del barbijo con los ojos húmedos.

Foto: Sol Vasallo

La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar Rosario) se hizo presente en el pedido de justicia. Una de sus referentes, Miryam Auyeros, mostró su impotencia por la pérdida de Lorena: “Era una mujer vulnerable, una mujer pobre que trabajaba para la población humilde, repartiendo comida, estando en los lugares en los que se necesita la ayuda social. Ella estaba siempre al frente y se la rebuscaba en una feria, como yo, vendiendo ropa usada”. Y agregó: “Y si esa noche (por el día del femicidio) tenía ganas de salir a divertirse o tenía ganas de estar sentada o estaba trabajando o lo que estuviera haciendo, no tenían derecho a matarla como la mataron. Esa es la bronca nuestra, queremos que nos dejen de matar y que toda mujer sea libre de trabajar o divertirse o andar a la hora que quiera y como quiera, y que esta sociedad patriarcal y machista nos deje vivir en paz, estamos hartas de que nos maten. Eso es lo que queremos: justicia”, exigió Miryam.

 “Se juzga si trabajaba o no de trabajadora sexual –prosiguió Auyeros-, que era militante, que era madre de una hija como Sandra Cabrera. La matan cerca de un basural, a las 3 de la mañana, la gente te juzga pero no se mete. La gente la escuchó gritar, decir que no tenía plata, que no había trabajado, no sé si era un chorro o quién el que la mata. Queremos que la justicia investigue”, pidió la referente del sindicato de trabajadoras sexuales.  

Estigmas

Lorena era mujer, militante y trabajadora, por las características de su brutal asesinato se tejieron especulaciones sobre si era o no trabajadora sexual, habitual, ocasional o si simplemente conocía y frecuentaba a trabajadoras de la zona.

La referente nacional de Ammar, Geogina Orellano, escribió una carta en las redes donde expresó: “Conocemos y tenemos contacto con muchas compañeras militantes de diferentes espacios políticos que son Trabajadoras Sexuales y no lo hablan ni pueden expresar a que se dedican porque tienen miedo de ser rechazadas o expulsadas por sus referentxs”, y se quejó: «Pero Puta no era repiten una y otra vez, ¿acaso es necesario sólo la construcción de una buena víctima para exigir justicia mientras a las malas se las cuestiona, juzga o porque era Puta estaba expuesta a que le pasara o a terminar en un baldío asesinada?

Por su parte, Vanina Oneto, otra compañera de Lorena en la CCC, afirmó: “Discutimos y charlamos este tema, siempre respetando la opinión de la familia. Lorena trabajaba en las ollas populares en el barrio. Lorena producía y hacía trabajo de panificación y lo vendía en las ferias, esa es la Lorena que conocíamos. Nosotros siempre recalcamos eso, de lo emprendedora que era, y después del femicidio atroz no juzgamos, simplemente decimos que nosotras no conocíamos esa parte de Lorena. La familia nos dijo rotundamente que no. Ella buscaba el sustento de su familia porque vivía en una casa precaria, con tres hijos y con su mamá. Ella era su sostén, quien llevaba un plato de comida a la casa. Si tenía para comprar paqueteaba, vendiendo pañuelos y medias, nosotros conocimos a esa Lorena.

Femicidios en pandemia

Luego de la imputación del pasado jueves contra el hombre de 32 años sindicado como el presunto asesino de Lorena, en la que se le dictó prisión preventiva por “femicidio, abuso sexual y hurto calamitoso”, Vanina Oneto afirmó que “es un paso gigantesco lo que se hizo, hay que ver si es o no el femicida, estamos a la expectativa y en el seguimiento de la causa junto a la familia”.

Vanina conocía a Lorena de las jornadas que hacían en las calles. “Lorena era una persona muy de ir al frente, ella hacía la tarea de hacer el cordón de seguridad en las marchas contra la violencia de género para cuidarnos a nosotras. Los chalecos verdes que dicen CCC esa es nuestra seguridad. Estamos más vulnerables que antes de la pandemia, con la diferencia que ahora nos vamos juntando y podemos hacer que estas cosas no pasen desapercibidas. Antes esto era algo de la intimidad, pero hoy con todos los movimientos se están visibilizando estas atrocidades”.

A pesar de la fuerza social, la militante expresó que “muchas compañeras no tienen la facilidad de tener cargado el celular para hacer una denuncia, del teléfono verde te pasan a internet, y si la compañera no tiene conexión queda en la nada. Nosotras nos sentimos desprotegidas del sistema, del estado que no aparece.

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