La discusión sobre el lugar, la incidencia en las decisiones políticas y la existencia misma del sujeto social denominado “pueblo” estuvo siempre en el centro de la batalla cultural entre los movimientos revolucionarios y progresistas y las concepciones más conservadoras de la derecha, la ultraderecha y el neoliberalismo.

Los defensores de las corporaciones directamente niegan su existencia. Y para eso utilizan distintas formas de violencia. La violencia simbólica de la manipulación y la mentira a través de los medios hegemónicos a su servicio; la violencia sistémica de la inequidad social, que condena a millones al hambre; y la violencia física de la represión, que mata a balazos a las mujeres y los hombres que se atreven a protestar.

Es que en el pueblo, y solo y exclusivamente en el pueblo, reside la única forma legítima del poder y la verdadera democracia, esa que está en las antípodas de la dominación violenta que ejerce el capitalismo.

Por estos días, las calles de América Latina se llenaron de pueblo. Se registran importantes movilizaciones populares en Brasil, Perú, Chile, Colombia y Guatemala. Los motivos y las reivindicaciones son diversas, y en muchos casos coinciden, más allá de las diferencias específicas de cada contexto. En Brasil, protestan contra la violencia racista, a partir del asesinato de un hombre de 40 años en un supermercado Carrefour. En Perú, como antes lo hiciera el pueblo chileno, por una nueva constitución. En Chile piden que se vaya el presidente Sebastián Piñera. En Colombia, exigen que paren las masacres contra militantes sociales y ex guerrilleros. Y en Guatemala, piden la destitución del mandatario Alejandro Giammattei, y de todos los diputados del Congreso.

Brasil: Bolsonaro se declaró «daltónico» para negar el racismo

En las calles de este país puede verse la versión en portugués del eslogan utilizado por los afroestadounidenses que luchan contra el racismo: “Vidas negras importam”. Y otras pancartas hacen referencia directa al crimen que disparó la indignación “Carrefour tiene las manos manchadas con sangre”. El jueves 19 de noviembre, en Porto Alegre, Joao Alberto Silveira Freitas, un hombre afrodescendiente de cuarenta años fue asesinado a golpes por dos guardias de seguridad del supermercado Carrefour.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) denunció que el hecho es un ejemplo del “racismo estructural” del país y pidió una investigación independiente, además de reformas urgentes.

“El asesinato de Joao Alberto Silveira Freitas es un ejemplo extremo pero infelizmente muy común de la violencia sufrida por los negros en Brasil”, señaló Ravina Shamdasani, vocera de la alta comisionada del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que el racismo es “importado”. Y luego remató su declaración con un grotesco “Sou daltônico: todos têm a mesma cor” (“Soy daltónico, todos tienen el mismo color”).

En 2019 la policía brasileña mató a 6.357 ciudadanas y cuidadanos. El 79,1 por ciento eran afrodescendientes.

Perú dice BASTA a la Constitución fujimorista

Así como el pueblo chileno ganó la calle y logró, con un alto costo debido a la brutal represión de Carabineros, que se iniciara un proceso de reforma constitucional para dejar atrás la Constitución pinochetista, en Perú quieren hacer lo propio con la heredada de Alberto Fujimori, quien se convirtió en dictador al cerrar el congreso y el Poder Judicial en 1992 y además fue condenado por cometer crímenes de lesa humanidad.

En 2009, Fujimori recibió la pena de 25 años de prisión por homicidio calificado con alevosía, lesiones graves y secuestro agravado en las matanzas de Barrios Altos, La Cantuta y los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer Ampudia.

Este miércoles 25 de noviembre, colectivos feministas realizaron una movilización para exigir la creación de una nueva Constitución y una reforma policial. “Volvemos a salir a las calles en un contexto de pandemia, emergencia sanitaria, crisis política y democrática, repartijas y de persistente discriminación para oponernos a las mafias y fundamentalismos que socavan nuestros derechos”, señalaron las organizadoras.

Chile: «Fuera Piñera», movilizaciones y represión

La función de Carabineros siempre ha sido destruir ese sujeto social denominado “pueblo”. Durante las protestas de 2019, dejó a cientos de chilenas y chilenos sin ojos, disparándoles directo al rostro. Pero ese sujeto negado y reprimido venció y forzó la reforma constitucional en marcha. Pero ahora van por más, y piden que se vaya Piñera. Las elecciones presidenciales están previstas para el 21 de noviembre de 2021.

Además de la ciudadanía movilizada, un grupo de diputados también pidió adelantar las elecciones. Y Piñera, el mismo que apoyó y encubrió las atrocidades de los Carabineros, señaló que quienes protestan son “antidemocráticos”.

Según el portal chileno de noticias El Desconcierto, desde este lunes 23 volvieron las movilizaciones, y también la represión. “Las calles de la Alameda volvieron a repletarse de manifestantes cuya consigna era llegar hasta La Moneda para exigir la renuncia del mandatario”, señala el medio trasandino.

Las convocatorias se realizaron, entre otros medios, a través de las redes sociales, y la etiqueta #PiñeraQuiereSuGuerra se replicó cientos de miles de veces junto a videos y fotografías de las protestas y el accionar brutal de Carabineros.

Colombia y Guatemala en llamas

Un amplio espectro de centrales sindicales, estudiantiles, feministas y movimientos sociales ganaron las calles de Bogotá y otras ciudades de Colombia para decir “basta” a las continuas masacres de militantes sociales, integrantes de organismos de derechos humanos, grupos feministas y ex guerrilleros. La última de las matanzas dejó un saldo de 15 muertos. Y ya se registraron 77 masacres en lo que va de 2020. El 19 de noviembre se realizó un paro nacional, pero las protestas siguen. Apuntan al terrorismo de Estado ejercido por el presidente Iván Duque, y también a sus políticas neoliberales y su pésima gestión de la pandemia.

Este martes 24 de noviembre fue asesinada Paula Andrea Osorio García, integrante del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC). Con este último crimen, ya suman 243 los ex guerrilleros y guerrilleras asesinadas tras el tratado de paz. De esa cifra, 58 fueron asesinados en 2020.

El sábado 21 comenzaron las movilizaciones en Guatemala. El pueblo salió a las calles para pedir la destitución del presidente Alejandro Giammattei y todos los integrantes del Congreso, cuya sede fue incendiada por los manifestantes.

El detonante de la crisis fue la aprobación del nuevo presupuesto, que no contemplaba partidas para paliar la situación social producto de años de ajuste neoliberales, agravada por la pandemia.

Finalmente el Congreso suspendió la aprobación del presupuesto, pero los manifestantes siguen pidiendo la renuncia del mandatario conservador por no priorizar la lucha contra la pobreza. La ONU pidió que se investigue la represión a las protestas, ya que dos manifestantes perdieron un ojo a causa del impacto de gases lacrimógenos lanzados por la Policía, al estilo Carabineros.

 

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