Tres libros editados en Rosario que repasan historias del magisterio, del sindicalismo docente y las huellas de la educación popular, se dan cita para dialogar en la Feria del Libro de Buenos Aires. Lo singular es que sus relatos se cruzan todo el tiempo y hay una memoria común que los encuentra.

La invitación la hace la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) para este sábado 7 de mayo, a las 16.30, en el Pabellón Amarillo, stand 1616, con la presencia de autoras y autores. Los libros que convocan son ¿Maestro pueblo o maestro gendarme?, de María Teresa Nidelcoff, un clásico de la pedagogía reeditado por la Biblioteca Vigil en una versión ampliada por Natalia García, Mariana Caballero y Laura Bravi. También Hora de abrir los ojos. El proceso de sindicalización docente en la provincia de Santa Fe 1969-1976, de Guillermo Ríos (Homo Sapiens Ediciones) y Maestras Argentinas (Y Maestros y Maestres). Entre mandatos y transgresiones, cinco tomos compilados por Eduardo Mancini y Mariana Caballero. La edición está a cargo de La Toma, la Asociación Inconsciente Colectivo y la Cooperativa de Pensamiento Margarito Tereré.

¿Maestro pueblo o maestro gendarme? se publicó por primera vez en 1974. De ahí en más nunca dejó de circular. Su autora, María Teresa Nidelcoff, es santafesina pero cuando llegó la dictadura de 1976 debió exiliarse en España, donde se radicó. En una de sus reflexiones de este clásico pedagógico se lee: “Hay maestros que encuentran que todo está muy bien como está, que los valores y características de la sociedad actual no deben cambiar, que deben ser difundidos. Actúan conscientemente como representantes del actual régimen social, asumen la responsabilidad de incorporar a los alumnos a dicho régimen, adaptándolos al sistema de vida y a los valores que éste propugna. Los rotularemos: maestros gendarmes. Ellos también desde sus tareas vigilan las fronteras, pero en este caso se trata de las fronteras de clase de nuestra sociedad. Otros, la mayoría, se definen como maestros a secas, maestros maestros. Afirman que «la escuela es la escuela y la política es la política». En otras palabras: no perciben o no quieren percibir las implicancias ideológicas y sociales de muchos de las tareas y «ritos escolares». Con su aparente apoliticismo y con su postura «acrítica» se convierten, de hecho, en gendarmes del régimen social, sin saberlo y, a veces, sin quererlo. Al no trabajar para cambiar, ayudan a los que quieren conservar. La tercera opción la definiremos como maestro pueblo. No cree que su misión sea difundir en el pueblo los valores del opresor sino que, por el contrario, cree que el sentido de su trabajo es ayudar al pueblo a descubrirse, a expresarse, a liberarse. Quiere construir la escuela del pueblo, desde el pueblo”.

Combativo y de base

Guillermo Ríos es licenciado en Ciencias de la Educación (UNR), magíster en Ciencias Sociales (UNL) y doctor en Ciencias Sociales (Uner). Cuando buscaba qué tema investigar para su tesis de maestría, una profesora le propuso que lo hiciera sobre cómo se formó el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Rosario (Sinter) a comienzos de los 70. La invitación se la acercaba Elsa Salvoni, una educadora que había participado activamente en esa historia. A la investigación que se hizo, también la tesis y, por la riqueza de los testimonios reunidos, el rescate de la historia oral que nutrió ese trabajo, Ríos la convirtió en un libro: “Hora de abrir los ojos. El proceso de sindicalización docente en la provincia de Santa Fe 1969-1976 (Homo Sapiens Ediciones). 

Además de ser una obra valiosa por las entrevistas y relatos orales que aportan las y los entrevistados, maestras y maestros emblemáticos para el magisterio santafesino, muestra una particular manera de concebir el sindicalismo docente en Santa Fe. “Este es un sindicato que se construye desde abajo, es un sindicato combativo y de base. Todo el proceso histórico hace que ese movimiento que comenzó en las bases, que se desplegó y que implicó que toda la provincia de Santa Fe esté en diálogo simultáneo rápidamente. Todo sucedió en cuatro o cinco años, significó que se dieran las condiciones para que se fundara la Ctera, articulando todo del sindicalismo con todo el proceso que venía desde fines del siglo XIX, con la construcción de la Amsafe, de la Federación Provincial del Magisterio, con la Asociación del Magisterio Católico en la ciudad de Santa fe, desde donde aparece el Sintes (Sindicato de Trabajadores de la Educación de Santa Fe). Estoy convencido de que esto es algo que conserva sobre todo el gremialismo santafesino. Es un gremialismo de base, es ejemplo para otros procesos sindicales que vienen del movimiento obrero, que se han ido más para el lado de estructuras que van de arriba hacia abajo y no al revés”, reflexionó Guillermo Ríos en una entrevista para Redacción Rosario.

Tapa de uno de los tomos de «Maestras argentinas», y el autor de «Hora de abrir los ojos», Guillermo Ríos.

Historias maestras

Primero fueron dos tomos de Maestras argentinas. Entre mandatos y transgresiones, en los que se reunieron más de 150 historias de docentes de todo el país, desde los tiempos de la Colonia hasta el presente. Fueron escritos de manera colectiva por noventa autoras y autores, y compilados por Eduardo Mancini y Mariana Caballero. 

Al año siguiente (2021), también en pandemia, se publicaron tres tomos más. Esta vez el nombre se extendió a Maestros y Maestres, con una mirada más federal que reunió a más de 240 autoras y autores que trabajaron colectivamente narrando nuevas historias. También se sumaron textos literarios, datos que hacen al contexto de cada historia contada, reflexiones, experiencias pedagógicas de más actualidad  e ilustraciones.

“Aspiro a que el libro sea útil para las maestras, que se sientan valoradas en su trabajo, que se aprecie que hubo un montón de maestras con mil problemas para resolver. Que sea una herramienta en los profesorados, en especial por lo abierto que es”, proponía el profesor Mancini en una entrevista también para Redacción Rosario

En esa charla, la profesora Mariana Caballero rescataba la obra colectiva asegurando que “puede haber mucha pedagogía, muchos cursos de actualización, mucha didáctica, pero quienes hacen las escuelas son las maestras y los maestros”. También marcaba que los libros llegaban para cubrir una ausencia bibliográfica sobre quiénes son esas maestras que forman parte de la historia de la educación argentina.

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