Yo no sé, no. “Septiembre, septiembre del ocho”, respondía Pedro cuando le preguntaban “¿en qué año estamos?”, haciendo referencia a la edad que tenía. Ese septiembre del 64 en un nuevo barrio, un nuevo territorio, con nuevos rayos de un sol que todas las mañanas parecía un nuevo sol y una palabra que la seño de tercero dijo: “Disponible”. En realidad esa palabra estaba incorporada a nuestro vocabulario, lo que ocurrió esa mañana, ante la pregunta de la seño: “¿Quién está disponible mañana para recorrer el barrio?”, fue que la palabra “disponible” pareció renacer en ese momento. La idea de la maestra era reconocer los alrededores de la escuela, sus plazas, sus fábricas, sus quintas, sus vías ferroviarias, sus iglesias, sus arboledas, sus descampados. Mientras tanto, en ese 64, el presidente de EEUU proponía un plan para combatir la pobreza, aunque en realidad siempre tuvieron disponibles las herramientas para combatir la concentración de los recursos en pocas manos y nunca las usaron. Y en ese octubre que se avecinaba, la URSS ponía en órbita una nave con tres tripulantes. El universo estaba disponible a ser visitado. Argentina recibía la visita del general Charles de Gaulle y una multitud lo recibía al grito de: “«Degól» y Perón, la tercera posición. «Degól», Perón, un sólo corazón”. La idea de cambiar el mundo seguía disponible en gran parte de nuestro pueblo. Volviendo a la recorrida alrededor de la Anastacio Escudero (escuela del barrio Acindar), a mí y a Pedro lo que más nos interesó fue la cantidad de terrenos disponibles para transformarse en canchitas de fútbol.

Un mediodía, en La Sirena, un bar cercano al Superior de Comercio, en una mesa que estaba disponible y desde la que se podía ver el transitar del mundo por calle Mendoza, con unas pibas compañeras del turno mañana y de la tarde, más algunas y algunos de la noche (como Pedro y yo), entre Carlito y Carlito, entre Particulares y Particulares (marca de cigarrillos que casi todos fumábamos), nos pusimos a planificar las políticas a llevar para el Centro de Estudiantes. Estábamos disponibles, aquellos sueños también.

En estos tiempos, para algún sector, y así lo repiten por sus medios, lo importante es que haya una política que genere recursos que estén disponibles. Y uno se pregunta ¿disponibles para pagarle al FMI?, ¿para que los sectores acomodados y no tanto tengan a disposición las divisas (verdes) para comprar chucherías? Mientras tanto, más allá de esa cuestión financiera, lo que sí está disponible es un gran territorio a la espera de ser convertido en una gran cancha en la que, en condición de igualdad, juguemos todes. Pedro, mientras mira un cartel en el Centro de Salud que dice que están disponibles las vacunas, algunas para niñes, otras no, me dice: “La verdad, para mí, cuando entre nosotros, y fundamentalmente con las nuevas generaciones, se vuelva a reavivar la idea de que siempre está disponible el bastón (como dice la cita napoleónica) para que nos ayude a arrancar, a acelerar y a transitar un camino en el que encontremos arroyos disponibles, vamos a volver a ser arroyos, placitas. Vamos a volver a estar disponibles, y nuestras islas dispuestas a volver a ser un lugar disponible en tanto isla del gran humedal. 

Son pasaditas las doce, las y los niños salen en tropel de la Santa Isabel de Hungría, Pedro concluye: “Quizás, en un futuro muy próximo, los indispensables se sientan disponibles para cambiar al mundo, o por lo menos para tener una Patria para Todos, que no es poca cosa”.

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