El reclamo por mejores ingresos y un freno a la inflación sonó en los diferentes actos del 17-O, además de la aclamada unidad en medio de la interna frentetodista. Nuevas medidas y bono para los últimos. Opina Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores.
La distribución del ingreso total que genera el país es cada vez más desigual entre el capital y el trabajo, y se distancia del peronista fifty fifty (cincuenta y cincuenta), objetivo económico que encarna un modelo de país más justo.
Según datos del Indec, las empresas se quedaron con el 49,2 por ciento de la torta al momento del reparto de la riqueza interna producida en el segundo trimestre de este año. Mientras, la participación de los trabajadores fue del 41,7 por ciento, una porción más light, reducida en ocho puntos.
La recuperación económica pospandemia parece consolidar un molde distributivo donde prevalece la inequidad, profundizada en el último tiempo a costa del bienestar social del asalariado y en favor de la ganancia empresarial, que saca ventaja del crecimiento lucrando con la inflación.
En un cuadro actual de crisis socioeconómica y rebalsado de complejidades, el anhelo de revertir la pérdida en el poder adquisitivo de salarios e ingresos arrastrada desde el macrismo estuvo bien presente en los actos que los diferentes sectores del Frente de Todos organizaron por separado al celebrar el 17 de octubre.
La altísima inflación que se vuelve insufrible para las mayorías fue otra gran preocupación enganchada al bolsillo que atravesó todos los discursos en las manifestaciones por el Día de la Lealtad.
A la par, en esta fecha emblemática, las distintas huestes de la coalición oficialista parecen haberse lanzado de lleno al debate intrínseco y natural rumbo a las elecciones presidenciales del año que viene, sin perder de vista la jugada de la oposición, donde la interna explota, pese a la dedicación full time de medios de comunicación dominantes a tirarse una y otra vez sobre la granada JxC.
Con un trasfondo de demandas populares sin resolver, con tensiones a la vista de Todos y misiles cruzados incluidos, con pedidos al gobierno de cambio de rumbo, con reclamos de una estrategia antiinflacionaria y de recuperación de soberanía, sobre todo ante los dictados del FMI y sus recetas de ajuste, hubo otro gran tema común que sobrevoló los festejos de un día peronista, que mostró diversas expresiones y posicionamientos. Fue el llamado a la unidad ante el pánico por la ocasión de que un gobierno neoliberal de derecha vuelva a conducir el destino de la Argentina. “Divididos perdemos”, coinciden, por ahora, los socios del FdT.
Yasky dixit
“El acto del 17 de Octubre en Plaza de Mayo logró reunir a una multitud. Mostró la fuerza de una convocatoria que está sustentada en cuatro vertientes sindicales: la del Frente Sindical para el Modelo Nacional, la de la Corriente Federal de Trabajadores (ambos en la CGT), y las dos CTA. Además logró concitar la participación de un centenar de organizaciones del mundo del empresariado pyme, del cooperativismo, de los movimientos sociales”, resaltó Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores, al describir la concentración en la histórica plaza, donde se coreó la consigna “Cristina presidenta”.
El dirigente, que pronunció un encendido discurso durante el acto, continuó: “Esta convocatoria puede ser el inicio de la conformación de un bloque político y social, porque también estuvo presente el PJ Bonaerense e intendentes de diferentes distritos”.
En declaraciones a El Eslabón, el también diputado nacional por el FdT consideró que la manifestación en Plaza de Mayo puso de relieve “la voluntad de lucha de un movimiento sindical que no solamente le pide al actual gobierno rectificaciones con relación a la distribución de la riqueza, con mejoras concretas para sectores que hoy están postergados en términos de ingresos, con trabajadores que no llegan a fin de mes”.
“También –siguió– plantea a los grupos del círculo rojo, de la derecha, del poder concentrado de la Argentina, que no les va a ser fácil el camino de regreso a la Casa Rosada con el cuchillo entre los dientes para terminar con la legislación laboral, reprivatizar jubilaciones, volver a poner de rodillas a un pueblo que sabe que todo eso no es solución para el presente ni para el futuro, al contrario, es más crisis, más violencia, más padecimiento social”.
Yasky opinó que “la unidad del campo popular es imprescindible para derrotar a la derecha, que maneja los medios, la justicia, y que tiene el respaldo del poder económico y financiero”. Para el dirigente sindical, “el documento que se leyó en el acto plantea un horizonte de reformas estructurales que está bosquejando una suerte de programa para salir de la crisis y del laberinto en el que nos metieron las políticas neoliberales”.
Por último, el legislador oficialista reflexionó: “La ortodoxia que plantea más ajuste y flexibilización nos lleva a más padecimiento, hambre y penuria para los sectores populares. Por eso proponemos revisar la ley de Entidades Financieras, terminar con la especulación y la fuga de capitales, ponerle límite a la concentración descontrolada de la riqueza e ir hacia cambios profundos en una Argentina que, con un sistema de justicia domesticado por el poder concentrado, priva al ciudadano común de acceder a ese derecho. Planteamos cambios profundos pero impulsados por un movimiento popular”.
Actos
Como se dijo, los festejos por el 17 de octubre incluyeron diferentes escenarios. El mencionado acto en Plaza de Mayo, el más convocante, donde estuvieron las dos CTA juntas, donde se reclamó una suma fija para todos los trabajadores y Máximo Kirchner lanzó, a la pasada, dardos para Alberto Fernández y “los gordos” de la CGT. En tanto, la cúpula cegetista presentó en el estadio cubierto de Obras Sanitarias, en el barrio porteño de Núñez, el Movimiento Nacional Sindical Peronista, una plataforma política rumbo a 2023.
Por su lado, el presidente AF, que viene deslizando la idea de pelear por la reelección, asencabezó una actividad el lunes 17, caminó por una ruta recién terminada junto al gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof y el ministro de Economía Sergio Massa, donde anunció la finalización de la autopista Ezeiza-Cañuelas, en territorio bonaerense. Allí recordó a Perón y anunció un bono de refuerzo para los que están en la indigencia. Más tarde, Kicillof estaba en el escenario de Plaza de Mayo.
Otro nutrido acto fue el de Los Cayetanos, con el Movimiento Evita, Somos Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa, en el estadio del Deportivo Laferrere, en La Matanza, donde se realizó el Cabildo Abierto de la militancia popular. Allí se convocó a la unidad para cambiar el rumbo y cerrarle el paso a la avanzada de derecha. El Evita le va dando forma a su armado electoral Partido de los Comunes. Varias organizaciones sociales estuvieron representadas en este acto y en el de Plaza de Mayo.
Mercado laboral
Para tratar de entender el contexto actual de salarios y pensar en políticas que recuperen su poder adquisitivo, el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) difundió el lunes 17 un informe sobre la heterogeneidad en la clase trabajadora y un dossier acerca del debate de suma fija y paritarias.
“Se observa un proceso de fuerte recuperación post pandemia, con datos de expansión de la actividad económica, del uso de la capacidad instalada y de creación de puestos de trabajo del sector privado, pero sin recuperación salarial de lo perdido entre 2015 y 2019”, se señaló en el reporte del Cepa.
“Este fenómeno resulta relativamente novedoso: durante el menemismo como el macrismo, empleo y salarios cayeron al mismo tiempo y, en sentido inverso, durante el kirchnerismo, cuando subió el empleo, también subieron los ingresos”, se comparó.
La coyuntura se ve agravada por una fuerte fragmentación del mercado de trabajo en su conjunto. En este sentido, Luis Campos, coordinador del Observatorio de Políticas Públicas de la CTA Autónoma, escribió en Twitter: “En los últimos tres años se crearon un millón de puestos de trabajo. Más de la mitad fueron asalariados no registrados, un cuarto no asalariados y el resto se lo reparten los asalariados registrados. La precarización de la estructura ocupacional es una política de Estado”.
En cuanto a los salarios de empleo registrado versus no registrado, desde el Cepa cotejaron que la caída del salario entre enero de 2015 y junio de 2022 fue de 16 por ciento para registrados y de 33 por ciento para no registrados.
Desde que la inflación pegó la estampida, 6 o 7 por ciento mensual, se reavivó el debate sobre la posibilidad de implementar una suma fija por decreto. “Es evidente la necesidad de reducir el ritmo inflacionario. Pero, además, por el lado de los ingresos, sobresalen dos políticas: impulso de bono para atender la heterogeneidad registrados/no registrados e implementar una suma fija que se incorpore al salario para mejorarlo”, se consideró en el informe citado.
En rigor, desde el Cepa se preguntaron: ¿cuáles deberían ser los montos? La respuesta: “El valor que tiene que tener la suma fija para emular la medida de finales de 2019 es de 13.850 pesos en octubre. Pero, si además se busca llegar al poder adquisitivo de 2015, en ese caso, la suma debería ser de 40.400 pesos”.
Medidas de alivio
Anuncios de domingo, como fue con el dólar soja, aunque esta vez no cualquier domingo: 16 de octubre, previo a los actos por el Día de la Lealtad. El ministro de Economía, Sergio Massa, que sigue a la caza de reservas para el Banco Central y su plan de estabilización que incluye recortes en el gasto público en pos de reducir el déficit tal lo acordado con el FMI, anunció un paquete de medidas económicas.
Entre ellas se destacan la suba a 330 mil pesos del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias que beneficia a unos 750 mil trabajadores y el lanzamiento del plan de cuotas Ahora 30 para la compra de electrodomésticos.
Con una inflación proyectada para todo 2022 del cien por ciento, el gobierno dio a conocer la implementación del plan Precios Justos, que abarca entre 1.500 y 2.000 productos, donde las empresas deberán colocar el valor en el paquete para garantizar el cumplimiento y evitar avivadas.
Un intento oficial de congelar precios por lo menos hasta fin de año, después de ser anunciado públicamente con anticipación, como ya había sucedido con la declaración de “guerra a la inflación”, dándole tiempo a los oligopolios dueños de la comida a nuevas rondas de remarcaciones. Estas compañías de consumo masivo, nucleadas en Copal, se resisten al nuevo programa de control de precios.
Otro anuncio importante y esperado por distintos sectores de la coalición gobernante fue el del bono como refuerzo alimentario para sectores vulnerables, que promovió la vicepresidenta Cristina Kirchner. Fue comunicado por Massa primero y por Alberto Fernández después. El bono, una especie de IFE 5 de menor alcance, sería de 45 mil pesos, en dos cuotas, noviembre y diciembre.
Dicha ayuda derramará de los recursos recaudados por el dólar soja y alcanzaría a alrededor de dos millones de personas que no reciben ninguna prestación social ni subsidio por parte del Estado. El costo de vida es cada vez más pesado. La canasta alimentaria no para de aumentar. El Indec informó que una familia de cuatro integrantes necesitó en septiembre pasado como mínimo 128 mil pesos para superar el umbral de la pobreza.
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