La polarización entre democracia y fascismo que signa la campaña para el balotaje se expresa y replica nítidamente en la puja entre pluralismo y concentración en el ámbito de la prensa y las comunicaciones.

Al calor de un proceso electoral tan dinámico y con resultados parciales tan sorprendentes y volátiles, la confusión y las disonancias por los bruscos realineamientos cunden entre estrategas y voceros del espacio mediático opositor y monopólico. Mientras, entre los medios autogestionados por sus laburantes o ligados a entidades y organizaciones barriales, sociales, sindicales, culturales, comunitarias, la remontada de Unión por la Patria en las recientes elecciones presidenciales generó otro clima y prevalecen entusiasmos y esperanzas que se vienen expresando en la continuidad de los intentos por ampliar presencia y alcance a través de la organización y la integración de sus variadas expresiones y experiencias.

En ese sentido, la presentación de la federación de cooperativas de trabajo impulsada desde el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco) es de las novedades más recientes. Y confirma la decisión de avanzar en la formalización y organicidad de las redes y experiencias asociativas que confluyen en Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios (CMCC) a través del cooperativismo como herramienta y figura jurídica.

De hecho, la concreción de la conformación de la federación de Farco anunciada el último miércoles 1° de noviembre se suma a la presentación de la Red de Medios Digitales en mayo de este año. Ambas organizaciones se cuentan entre las promotoras iniciales de la Confederación, junto con la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (Arecia), la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas (Conta) y la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (Fadiccra).

La CMCC cuenta también desde el arranque con decidido respaldo de organizaciones sindicales del sector de distintas provincias y ciudades, varias de ellas integradas en la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), que el jueves pasado difundió una declaración “de cara al balotaje del 19 de noviembre” en la que convoca a votar por Unión por la Patria para “derrotar” en las urnas “un proyecto político como el de Javier Milei y la Libertad Avanza que implica un ataque al derecho a la información, así como a los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país”.

Sobre lo enfático y explícito del posicionamiento institucional de Fatpren, vale repasar lo dicho el mismo jueves al programa Poné la Pava de Radio Rebelde por Javier De Pasquale: “A la gente de prensa no nos gusta que nos lleven de las narices ningún partido político o candidato, somos gente que nos gusta reflexionar y pensar en libertad; pero eso no implica que no comprendamos que estamos ante una circunstancia muy especial, en la que tenemos una elección muy concreta entre la democracia o el fascismo”, explicó el trabajador de prensa cordobés, cuya trayectoria y prácticas valen como ejemplo de la raíz y proyecciones de este encuentro cada vez más pleno entre sindicatos y laburantes de la prensa no encuadrados legalmente en la relación patrón-empleado pero tampoco conformes con los niveles de precarización y resignación de derechos laborales que implica la informalidad, ya sea impuesta por las circunstancias o derivada de la decisión personal de apostar a la autogestión como ámbito y lógica del ejercicio del oficio, como en su caso.

De Pasquale era empleado del Diario Comercio y Justicia de Córdoba cuando a comienzos de este siglo XXI la firma propietaria de ese medio entró en un proceso de crisis que derivó en la decisión de trabajadores y trabajadoras de sumarse a un movimiento por entonces naciente como el de empresas recuperadas.

Hoy, Javier es dirigente de Fadiccra y también del sindicato de prensa cordobés Cispren, uno de los señeros en esto de buscar los mejores modos de contener e incorporar a protagonistas de nuevos modos de trabajo como el de la autogestión, no contemplado aún por las regulaciones legales y convenios colectivos de trabajo vigentes, cuya defensa y promoción fueron siempre principal y casi único objetivo.

En las últimas décadas, la apertura de los sindicatos a las nuevas modalidades y expresiones laborales fue más allá de la forzada por la recuperación de empresas por parte de sus trabajadores como respuesta a defecciones y maniobras de vaciamiento patronales. A esos y esas laburantes que conocieron y vivieron la formalidad y se vieron casi obligados a adoptar la autogestión como camino y el cooperativismo de trabajo como mejor figura jurídica para transitarlo, se sumaron protagonistas de otros procesos, como los surgidos para expresar y difundir voces e intereses de sectores de la sociedad a los que los medios existentes fueron cerrando sus puertas por considerarlos innecesarios y/o adversarios de sus desarrollos, basados en la concepción de la comunicación solamente como mercancía.

Las radios comunitarias agrupadas en Farco son ejemplo en este aspecto: sus promotores fueron y son organizaciones y movimientos barriales, sociales, culturales, ávidos de espacios y plataformas de expresión de sus necesidades y propósitos que dejaron de encontrar en las empresas periodísticas formales; y que en principio no pensaron esos medios propios como fuente laboral además de como canal de expresión y acceso a la información.

Este paradigma de la comunicación como derecho a garantizar es el que convoca a cada vez más vastos sectores, que entienden también cada vez más que no alcanza con sostener sus propias construcciones sin integrarlas y fortalecerlas lo suficiente para incidir con más potencia y eficacia en una actividad hegemonizada por actores cada vez más concentrados y desesperados por acumular riqueza y poder. En función de esos fines, no sólo justifican sus propios y cuestionables medios: también pretenden que sean los únicos que existan.

Una prensa no neutral

La declaración institucional de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren) fijando posición ante el balotaje que se viene está lejos de la “neutralidad” invocada por algunos sectores sociales y políticos; y al mismo tiempo da cuenta de la incidencia electoral del espanto que se extiende frente a la derechización opositora, que parece pesar más que una adhesión incondicional al oficialismo.

“Al cumplirse cuarenta años de democracia, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren) reafirma su defensa de la libertad de expresión y el derecho al acceso a la información con mirada y contenido federal, y también reivindica los derechos laborales, que la clase trabajadora conquistó con mucho esfuerzo y lucha”, arranca el pronunciamiento, que califica al voto por Unión por la Patria como herramienta de rechazo al proyecto político de Javier Milei y la Libertad Avanza.

“Entendemos que en la próxima etapa debemos encarar una agenda de recuperación de derechos que empiece por la recuperación del poder adquisitivo, que en nuestra actividad se depreció en un 51 por ciento en los últimos cinco años”, se manifiesta luego en la declaración, en la que se señala que “a su vez, la defensa del derecho a la información como un servicio público implica necesariamente fortalecer a los medios públicos, que tienen inserción territorial y llegada a todo el país, con una mirada sobre la información como un servicio público”.

“Esa política, que pone en el centro a las personas de cada pueblo o ciudad del país, requiere también de un sistema de pauta publicitaria estatal, democrático y federal hacia los medios privados y los que no tienen fines de lucro, que muchas veces son discriminados. Es necesario que la distribución de la pauta publicitaria tenga reglas claras, que la pluralidad de voces se garantice y los trabajadores y trabajadoras de la actividad tengan una compensación. Por eso proponemos reglamentarla, porque no es justo que exista una pauta millonaria para medios privados con trabajadores de prensa con salarios por debajo de la canasta básica. Tampoco lo es que reciban pauta quienes incumplen las leyes laborales”, señala luego la Fatpren, ampliando la argumentación de su posicionamiento, basada en la defensa de derechos laborales del sector que se reitera en el siguiente párrafo: “Defendemos y ratificamos los convenios colectivos de actividad y el Estatuto del Periodista, la Ley 12.908, que resguarda el trabajo periodístico, así como las paritarias como ámbito de negociación permanente de los salarios y los convenios colectivos. Exigimos a las empresas de medios su cumplimiento así como los salarios de convenio, que deben recuperar su poder adquisitivo”, se ratifica en el pronunciamiento, que concluye remarcando que “es necesario fortalecer la democracia con más derechos para toda la ciudadanía”; y que “para eso, es necesario un periodismo libre, federal, con condiciones de trabajo y salarios dignos”.

Entre leones y patos, un Pollo rosarino comunitario y cooperativo 

La flamante federación de cooperativas de trabajo presentada por el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco) es presidida por Daniel Fossaroli, uno de los fundadores de la radio rosarina Aire Libre, que supo ganarse una reconocida referencia nacional a lo largo de sus ya más de 30 años de trayectoria.

El Pollo Fossaroli tuvo a su cargo, en la presentación de la federación, la descripción del proceso que hizo llegar hasta acá a las radios agrupadas en Farco.

Foto: Inaes

“Los primeros desafíos fueron que dejen de perseguirnos. Caíamos presos, nos secuestraban los equipos. Y si desde el Estado a la vez nos decían que sigamos era sólo porque pensaban que no íbamos a durar”, recordó.

Después, continuó, “otro desafío fue tener micrófonos y transmisores dignos, antenas altas”, que consolidaran la posibilidad de crecer, abierta por la legitimación de esas emisoras que comenzaron a acceder a licencias para transmitir sin persecuciones estatales. Así, “lo que los medios comerciales tienen a través de acuerdos políticos con empresas, nosotros lo empezamos a tener a través de un acuerdo social y político con el Estado”, describió, y remarcó que en sus casos la creación de medios no fue pensada “como fuente de trabajo, si no por considerar que eran necesarios para la comunidad”.

“Después entendimos que nuestras radios tenían también que ser fuentes de trabajo”, objetivo hacia el que avanzaron buscando un formato que facilite las cosas en ese sentido sin dejar de lado el afán de servir a la comunidad con la que surgieron. En esa búsqueda es que llegaron a esta etapa de organización en cooperativas, federaciones y confederaciones, cuya construcción se realiza sin dejar de contradecir las lógicas del mercado y el sector privado y empresarial: “Para los medios comerciales ser pocos es mejor, para nosotros ser muchos es mejor. Y nuestro pueblo necesita que seamos muchos y cada vez mejores”, sintetizó el Pollo.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 04/11/23

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