Los días de enero
Yo no sé, no. Recién había pasado poco más que el 10 de enero y ya nos parecía que estábamos en el mes más largo de todos. Manuel, una tarde como a las seis, sentado en la sombra del gran eucalipto que estaba pegado a la cancha de
Yo no sé, no. Recién había pasado poco más que el 10 de enero y ya nos parecía que estábamos en el mes más largo de todos. Manuel, una tarde como a las seis, sentado en la sombra del gran eucalipto que estaba pegado a la cancha de
Yo no sé, no. Manuel, a la mañana del 6 fue hasta lo de Tiguín con dos cascos. Uno tenía la identificación de “Sargento”. Estaba con un par de walkie-talkies. José camufló la bici nueva con ramas que tenían gran cantidad de hojas.
Yo no sé, no. Los pibes, aprovechando que el dueño de una de las casas más antiguas del barrio no estaría por un par de días, se pusieron a patear unos penales usando el gran portón verde como arco.
Yo no sé, no. En la peluquería que estaba por Crespo a metros de Biedma, un cartel decía: “Promoción 2×1. Recorte de melena”. Manuel y Pií no se iban a perder esa oferta y allí estaban esperando su turno. Graciela, en la modi
Yo no sé, no. Las primeras huellas de carros que aparecieron por Crespo eran del hielero que, según Manuel, comenzado diciembre pasaría todos los días y sobre las fiestas también por la tarde.
Yo no sé, no. Por un pelito Manuel no se quedó con el premio completo. En la noche del jueves en la kermés, en el último tiro a unos tachos, ganó el segundo premio que era un rollo de fotos de 24.
Yo no sé, no. Manuel hacía dos días que daba vueltas alrededor de la casilla donde se guardaban las camisetas y un par de pelotas, buscando las llaves.
Yo no sé, no. Manuel, saliendo del cañaveral donde había ido a buscar la pelota, dijo: “Acabo de ver un gran hombre araña negro que con los brazos extendidos sostenía dos cañas de gran altura”.
Yo no sé, no. Manuel estaba con la tarea que le dio la de Lengua. Tenía que hacer una narración en la que pasado, presente y futuro sean el eje. Manuel nos pidió ayuda.
Yo no sé, no. Manuel llegó gritando: “¡La verdulera me dijo que por la escasez de lluvia está todo caro y sólo me alcanzó para esto!”, y nos mostró tres tomates y dos cebollas.