Se corre el velo del inversor oculto para reactivar Paraná Metal, la autopartista villense que está saliendo de un duro conflicto con paralización de la actividad durante casi un mes y medio. Se trata de Cristóbal López, el empresario a quien se liga a Néstor y Cristina Kirchner y se dedica a varios rubros, entre ellos el de los juegos de azar, que lo llevó a desembarcar en Rosario con el casino que se está construyendo en la zona sur.

En el caso de Paraná Metal, la inversión será a través de la firma M&S SA; y se confirmará al cabo de una auditoría de la autopartista. Por lo pronto, se destrabaron las dificultades para reanudar la actividad en la fábrica luego que la patronal pretendiera estirar demasiado el pago de deudas salariales. Los obreros están cobrando este viernes 1500 pesos a cuenta de esas deudas, que se terminarán de saldar la semana que viene. Y al nuevo patrón, como a los pingos, se lo verá en la cancha.

Lo de la llegada de López a Villa Constitución se empezó a difundir desde el miércoles por varios medios y fue oficializado por Carlos Leone, el principal interlocutor en nombre de la empresa en las negociaciones desde diciembre hasta aquí, de quien se publicaron declaraciones en La Capital y Rosario 3.

Desde la UOM villense, en tanto, insistieron en decir que no tienen confirmaciones respecto de la llegada.

Con lo de López se cayó el rumor que daba vueltas con insistencia y que aseguraba que el inversor oculto era Arturo Acevedo, ex dueño de Acindar. Esta versión se vio alimentada por el hecho de que el negociador en nombre de Paraná Metal es Leone, ex gerente general de esa empresa y también ligado a la propia Paraná Metal.

A la vez, Leone se había sentado como negociador arrimado por el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, al que se puede tranquilamente emparentar con López en función de la cercanía de ambos con los Kirchner.

La duda, entonces, es si el inversor oculto fue siempre López o si primero se intentó con Acevedo y después hubo que recurrir a él para garantizar la reactivación de la autopartista y la conservación de las 1200 fuentes de trabajo que genera, algo que, enhorabuena, aparece como el objetivo principal del gobierno nacional.

También es objetivo de la UOM que se mantengan la actividad y los empleos. De allí que el gremio no se enrosque a cuestionar al nuevo patrón que asomó en el horizonte.

Es que los trabajadores no eligen los patrones. Y los enfrentan cuando les pretenden cercenar derechos laborales.

Con López, en Villa, eso todavía no sucedió. Puede pasar, claro. Pero es lógico que los obreros no bombardeen al inversor antes de que desembarque. Más, cuando este viernes los operarios de Paraná Metal se están reencontrando con 15 billetes con la imagen de Roca todos juntos. Encuentro que hace más de dos meses que no se daba.

Además, según informó la UOM de Villa, están percibiendo esa suma tanto los trabajadores directamente ligados a Paraná Metal como los de las contratistas, es decir los 1.200 implicados en el conflicto que se está destrabando.

Pago mediante, este viernes a la mañana ingresaron a la planta 9 operarios para realizar el despacho de algunos block de motor para la empresa FIAT que se encontraban en stock. Y para el el lunes se prevé el ingreso de alrededor de 70 trabajadores para iniciar las tareas de mantenimiento, limpieza y puesta a punto para el inicio de la producción.

En tanto, a mediados de la semana próxima se realizaría la cancelación total de la deuda que la empresa mantiene con los trabajadores.

En sus declaraciones a la prensa, Leone negó que López esté desembarcando en Paraná Metal para hacer un favor a los Kirchner. “Ningún empresario pone plata pensando en el año electoral”, sostuvo.

Tal vez sea cierto lo que dice Leone. O tal vez no, y López esté efectivamente dando una mano al gobierno nacional para evitar la extinción de una empresa que ocupa a más de mil trabajadores y genera una actividad económica con fuerte incidencia en una zona industrial por excelencia como la del cordón industrial rosarino.

Tal vez López sea uno de los pocos que en la Casa Rosada tienen a mano para el intento de recrear un empresariado nacional que ayude a enfrentar los coletazos de la crisis mundial y sostener el crecimiento económico con generación de empleo. Objetivo difícil ese de contar con un empresariado nacional, en un país en el que el grueso de los grandes empresarios no dudó en asociarse a las multinacionales para morder parte de la gran torta de las privatizaciones y participar del modelo de acumulación financiera que sembró desocupación y miseria para la gran mayoría de los argentinos, que son los que trabajan.

Para los trabajadores de Paraná Metal, esas disquisiciones poco importan ante su necesidad concreta: trabajar y cobrar sus salarios. Lo demás, son espejitos de colores. Ojalá, entonces, que este Cristóbal sea distinto a Colón.

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