El Monumento a los Caídos en Malvinas de Puerto Madryn, reúne tanto el intento de reflexionar sobre la identidad nacional como el de recuperar una historia que quiso ser borrada.

La conciencia histórica de una nación no se reduce a sus monumentos pero ellos ofrecen indicios importantes acerca de lo que en determinados contextos prevalece en el recuerdo colectivo. En este sentido, los monumentos forman parte de las disputas políticas y de la construcción de hegemonía. Al señalar qué debe conmemorarse, se señala también qué se prefiere olvidar.

A tono con lo que ocurría en otras naciones del mundo entre fines del siglo XIX y buena parte del siglo XX, pero muy especialmente durante los festejos del Centenario, en nuestro país tuvo lugar una política monumental que pretendía instaurar un panteón capaz de intervenir en la definición de la identidad nacional. En un contexto de alta conflictividad social, esos monumentos pretendían delimitar quiénes eran los “padres fundadores” de la patria y acentuar la imagen de una nación próspera, moderna e integrada. Muchos de estos monumentos hoy se encuentran seriamente cuestionados, como los que instituían a la “conquista del desierto” como un hito fundante de nuestro país.

Sin embargo, tras el terrorismo de Estado, una nueva forma de recordar comenzó a poblar las distintas ciudades y pueblos argentinos. Ya no se trataban de estatuas monumentales consagradas a una gran personalidad histórica, sino de siluetas, placas recordatorias en las veredas, señalización de calles y sitios, o monumentos de suma abstracción. Estas formas de recordar no apuntaban, como los monumentos de principios de siglo, a reconstruir una épica nacional sino a señalar una ausencia y visibilizar una historia que quiso ser borrada por el terror.

Los múltiples sitios que a lo largo de todo el territorio continental argentino recuerdan la guerra de Malvinas resignifican toda una historia de intervenciones en el espacio público: por un lado, algunos de ellos buscan intervenir sobre la identidad nacional, pero al mismo tiempo señalan una ausencia. El Monumento a los Caídos en Malvinas de Puerto Madryn, donde la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner conmemorará este año el 2 de Abril, reúne de manera conmovedora tanto el intento de reflexionar sobre la identidad nacional como el de recuperar una historia que quiso ser.

Hoy América del Sur es protagonista de una serie de proyectos que convergen en un objetivo político: solidarizarse con aquel que necesita un reparo, como el soldado del Monumento que recibe el sostén de su compañero. En este sentido, los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han logrado interpretar en el campo político lo que en el Monumento de Puerto Madryn se señala con enorme profundidad: que recordar la guerra de Malvinas es una tarea colectiva que contribuye a la construcción de una Patria Grande entendida como solidaridad y compromiso con el que requiere reparación y reconocimiento social.

*Columnista de Télam

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