La pizarra de la redacción se borra y vuelve a escribir un y mil vece.
La pizarra de la redacción se borra y vuelve a escribir una y mil veces.

Desde su título hasta los enfoques posibles –dedicamos ocho páginas y nos quedaron varias miradas afuera–, el último número de El Eslabón vino muy debatido en esta redacción, en la previa a su salida. “Lo de Ramonet sobre el periodismo militante descolocó a más de uno”, contó Eugenia, una de las compañeras que fue a cubrir la charla que dio el lunes 2 de mayo. “Parece que supieran que estábamos pensando un Eslabón para discutir este tema, como propuso Manolo”, especuló Manuel, rápido para las visiones conspirativas. “La verdad que darle tanto aire a este tipo no me cierra, pero echó leña a una discusión que nos interesa”, agregó Juane. Pero el verdadero contrapunto interno recién comenzaba.

Lo que sigue es parte de lo escrito por integrantes de la cooperativa La Masa a partir de un mail original poniendo en consideración la idea de título de tapa y contenidos principales para la última edición del semanario El Eslabón. Se trata de fragmentos de los mails internos que se cruzaron a partir de ese disparador, que no fueron escritos pensando en su publicación, pero que vale la pena compartir. Los títulos puestos sobre la mesa eran “El periodismo ha muerto”, en principio; y luego “Periodistas somos todos”.

El hilo arranca con un mensaje de Javier García Alfaro, uno de los diseñadores del semanario:

Para ir armado la portada:
El periodismo ha muerto
El periodismo MURIÓ
¿Para qué sirve el periodismo?
Se me ocurre una estética collage de letras recortadas onda secuestro como el logo de los Sex Pistols, si no algo iconográfico con siluetas de micrófonos, cámaras, pantallas, etc.

A continuación el periodista Lucho Couso responde:

Me gusta el interrogante sobre la utilidad del periodismo, soy menos afecto a la firma de certificados de defunciones.

Manolo Robles, editor y animal de redacciones contesta:

fijensé que ahí le respondí a ávila, con un posible replanteo de la cosa más para el lado de la polémica por el periodismo militante y la situación del periodismo rosarino, que para el lado del morto que parla

Javier dice:

Me parece que el interrogante sobre la utilidad del cagatintas
va con el debate en torno al periodismo militante.

Entonces aparece el profesor Pablo Bilsky:

A mí me parece que está bueno verlo por el lado de la utilidad de periodismo, el lugar del periodismo en este contexto particular, o cómo el periodismo muestra ahora, o hace explícitas, ahora, sus contradicciones y tensiones internas, que siempre existieron, pero ocultas. Me parece que la expresión «periodismo militante» es una forma de hacer explícito, de poner sobre la mesa, de discutir, el lugar, la utilidad y sobre todo, la posición del periodismo con relación a ciertos poderes.
Desconozco los testimonios recogidos y me engancho recién ahora, tarde, en el tema, pero me parece que si todo uso de la lengua es subjetivo y político, se podría deducir que todo periodismo es militante, sólo que algunos lo dicen y otros lo ocultan. Lejos de significar la muerte del periodismo, lo que sucede muestra las entrañas del oficio, y su lugar, siempre problemático, con relación a otros actores sociales que participan en la disputa por el sentido…

Entonces Manolo insiste:

Hay un título sugerido por Ávila
Periodistas somos todos
Y acá va un posible editorial, o nota de presentación, que estoy armando, a ver si les parece que vamos bien (y acá fue el primer esbozo de la editorial publicada en el eslabón)

Sostiene Pablo:

Me parece bien, compañeros, y creo que está muy bueno darle importancia a la cuestión del cambio tecnológico y el debate, que recién está en pañales, sobre la incidencia de lo tecnológico en el contenido y en el trabajo en sí. Porque más allá de la importancia de esos cambios, comparables con la invención de Gutemberg, claro que sí, si el título de la nota dice una cosa y el resto dice otra, es un trabajo mal hecho o hecho con mala leche, si está todo en condicional, también, si no se identifica ninguna fuente, también, y en este sentido, si se usó una red social, si la información viajó a la velocidad de la luz, o como sea, sigue siendo importante lo tecnológico, pero ya bajo otra luz y en otro contexto…

Lucho vuelve a la carga:

El título no me gusta. Es como el «técnico somos todos» pero, en realidad, son 200 tipos los que llevan un grupo de futbolistas y entran a la cancha, los demás somos opinólogos. Creo que lo mismo podría plantearse en este caso con el tema de las redes sociales: todos opinamos de cualquier cosa, pero eso no nos convierte en periodistas. en todo caso, ese título podría utilizarse entre signos de interrogación, y el texto debería explicar -desde mi punto de vista- que no basta con estar alfabetizado y tener una compu con conexión a internet para ser periodista.

Eugenia aporta su visión:

tal cual, yo voto por los signos de interrogación que propone Couso.

Y Javier dice:

Me parece que ponerlo entre signos es restarle fuerza. El «peronistas todos somos» al que refiere es afirmativo jamás interrogante, para eso prefiero preguntarme para qué sirve el periodismo.

Luego interviene Tomás:

Periodismo para todos

Lucho hace otro aporte:

No quise hacer una defensa corporativa del oficio que, aún con todos los institutos y facultades existentes, considero que sigue aprendiéndose en la práctica. Veo poca tele, y todavía no encontré a mi vecina conduciendo ningún noticiero. Tampoco en los diarios que leo en internet escribe mi tía maestra ni mi primero herrero. Y escribir un tuit o un face no confiere chapa periodística. Nutrirse de las redes sociales como fuente, cuando se trata de una cuenta oficial, es lo mismo que recibir un correo de esa persona o, antes, una gacetilla de papel. Sólo cambia la herramienta. Y te desafío a reproducir en un medio de comunicación cualquier cosa ofensiva que se escriba en facebook y que le expliques al juez civil que te rematará la vivienda única que antes lo había escrito otro en las redes sociales, y que considerás que son todos periodistas por lo que no tenes ninguna responsabilidad legal.

Desde Misiones, Julián, uno de los fundadores del periódico afirma:

Crear uno, dos, mil periodistas me parece que es una imposición de la globalización (compu,internet, blog, face), mas que una conquista democrática. Es decir, la disputa de fondo sigue siendo por la orientación del discurso y por la posición política q tenemos respecto al mundo. Y ahí está el medioambiente del periodista. El gran Couso de Pergamino plantea algo, supongo, a lo que adhiero, si es que la suposición es correcta, para que carajo un tipo estudia periodismo 5 años, o con oficio se curte como periodista en redacciones llenas de smog, o escribe libros como Ramonet, si al final todos somos periodistas. Es lo mismo el trabajo documentado, riguroso, bien contado, que un comentario anti K bloggero?? Para qué puta sirve el periodismo? Depende como lo uses, como una herramienta manipuladora o como llave para abrir nuevas puertas de conocimiento. En esto último estamos en el eslabón desde hace 15 años compañeros. Perdon x la interrupción, sigan con la reunión

Entonces Pablo señala:

Como ha sucedido con otros oficios, la tecnología destruyó puestos de trabajo y cambió profundamente la dinámica laboral. Ahora, si aceptamos pasivamente, si damos como verdad cerrada, que periodistas somos todos, ¿no les hacemos el juego a los grandes medios hegemónicos que con esa excusa despiden y precarizan? Para los dueños de los grandes medios es una fiesta que todos podamos sacar fotos y escribir notas. Para los trabajadores que se dedican a eso, no. Eso también es una realidad. No podemos dejar de debatir cómo la patronal instrumentaliza esa realidad a su favor y contra los trabajadores. Creo que se puede establecer una diferencia entre una defensa corporativa del oficio y una defensa de la dignidad del trabajador. Esto último es la defensa de un oficio, de una actividad, del desarrollo, ya sea a través del estudio o de la práctica, ya sea con un lápiz o una computadora, del desarrollo de una habilidad y de una práctica que te lleva años y que a la larga te da de comer, justamente, porque no la hacen todos. Los primeros intentos de agremiación se basaron en la defensa de los secretos del oficio, de la especificidad de una actividad, sin la cual pierde sentido el lugar del trabajador, queda redundante el trabajador, y los patrones de fiesta. De lo contrario es como decir, «lo que yo se hacer para ganarme el pan lo hace cualquiera y está bien que así sea», es como un suicidio. Además, el descuido de la calidad del producto es una postura clara de las patronales, me parece. Claro que es así en la realidad, y claro que algunos bloguers escriben mejor que muchos periodistas, claro, pero insisto ¿Describimos eso, lo aceptamos, lo repudiamos, que hacemos?.
Es un dato innegable que cerraron centenares de diarios en papel en los últimos años. La cuestión a debatir es, ante esa realidad, qué posición tomamos, como trabajadores. Cuando la tecnificación industrial dejó a millones en la calle, algunos propusieron destruir las máquinas, por ejemplo, una postura absurda y condenada al fracaso.

Y vuelve Pablo:

Una más y no jodemos más:
La defensa corporativa de los patrones es una cosa, la defensa gremial de los trabajadores es muy otra. Los patrones tienen capital acumulado, en condiciones de explotación, y defienden privilegios. Los trabajadores defendemos otra cosa, defendemos derechos. No tenemos capital acumulado, sólo nuestra fuerza de trabajo para ofrecer en el mercado capitalista, sólo eso, como única forma de sobrevivir. No es algo material lo que tenemos, es un oficio, es experiencia en una actividad, un saber hacer algo, que al cotizar en el mercado nos permite obtener un salario. Si ese saber hacer algo, si esa fuerza de trabajo está ninguneada y despreciada, como lo está ahora, estamos jodidos. Los ingenieros industriales de la época de oro del capitalismo industrial observaban al obrero que mejor y más rápido limaba una pieza, por ejemplo. Y sistematizaban su técnica, protocolizaban cada uno de sus movimientos, para después enseñárselos a otros, a la mayor cantidad de personas posible, intentando que cualquiera, o casi cualquiera, incluso alguien sin experiencia, un niño, por ejemplo, pudiera obtener resultados similares a los del obrero calificado. Las máquinas, cada vez más modernas, la tecnología, jugaban para ellos. Al niño se le pagaba menos, claro. Le robaban el secreto del oficio al obrero calificado y lo ofrecían «para todos», e incluso algunos se confundían y pensaban que estaban «democratizando» el conocimiento. El resultado era otro: más ganancias para el capitalista, y la ruina para el trabajador. Disculpen la parrafada, encima que no pude ir a la reunión, les rompo las pelotas con esto, pero me entusiasmó el debate. No jodo más. Un abrazo

Continuará…

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2 Lectores

  1. Jorge Acosta

    09/06/2014 en 15:44

    Gracias por el debate. El periodismo está vivo, más que nunca, en los medios cooperativos y en manos de los trabajadores de prensa. Y es cada vez más necesario en medio de la batalla por el sentido. Se puede hacer periodismo militante con profesionalismo, sin mentiras, cumpliendo con las reglas básicas del trabajo bien hecho. O bien se puede militar a escondidas, como Clarín,y ser patéticos desde el punto de vista profesional, por ejemplo cuando el título de tapa no coincide con el título de la nota dentro del diario, y éste a su vez no coincide con lo que dice la nota

    Responder

  2. principiano

    14/06/2014 en 0:42

    El campo tecnologico amplia las posibilidades de que el ciudadano pueda insertarse en participar en el mundo hoy llamado (PERIODISMO). Ahora otra cosa, va ser el conocimiento para participar. Tambien se debe analizar que el (PERIODISTA),continua siendo la llave del poder capitalista de sometimiento y orden. Todo queda oor construir?

    Responder

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