Argentina 2001

La cifra apareció estampada sobre las fotos de los afiches de los candidatos del PRO Miguel del Sel y Anita Martínez. Remite a un año triste, sangriento y doloroso. Con apenas cuatro caracteres se logra desnudar todo aquello que el PRO oculta: su directa vinculación con las políticas neoliberales que llevaron al país al desastre.

Un número. Una cifra. Cuatro caracteres que valen más que mil palabras. 2001 sobre las frentes de Del Sel y Martínez funciona como una síntesis poderosa. Desnuda. Desmiente. Desoculta. Todo el trabajo de los equipos asesores de imágenes, todo el marketing del PRO y las ideas de Jaime Durán Barba vuelan en pedazos con sólo recordar ese año.

2001 es la clave que abre y desoculta el gran secreto PRO, lo indecible.

2001 remite a la represión y los muertos en las calles. Nos recuerda los ajustes, las rebajas en los sueldos y jubilaciones, los abuelos que se suicidaban de desesperación, los desalojos, la desocupación, el hambre. 2001 es neoliberalismo. Es el horror al que conduce inexorablemente el neoliberalismo.

2001 significa el dominio del Fondo Monetario Internacional, el Megacanje, el Blindaje y otros eufemismos que remiten al endeudamiento externo. El mismo endeudamiento externo que Mauricio Macri aplicó para la ciudad de Buenos Aires y prometió para el resto del país si alguna vez llega a ser presidente.

Esos cuatro caracteres sobre las frentes de Miguel del Sel y Anita Martínez hacen hablar a esos candidatos, finalmente. Les hacen decir lo que nadie logró hacerles decir. 2001 denuncia la ideología del PRO. 2001 aclara para quién gobierna el PRO.

No es la primera intervención sobre la cartelería callejera de propaganda electoral. Hubo otras, pero muy distintas, diametralmente opuestas. Alguna vez fueron narices rojas de payaso pintadas sobre los rostros de las candidatas y los candidatos. Pero la nariz apareció sobre los rostros de todas y todos los candidatos, sin excepción. Lejos de ser una denuncia o una crítica, tratar a todas y todos de payaso, sin distinción, es un gesto antipolítico.

En otra intervención posterior, el punto rojo trepó hasta la frente de los candidatos. Lo que había sido una nariz de payaso se convirtió en el haz de luz de una imaginaria mira telescópica. Ya no se insultaba. Se amenazaba de muerte. Si la nariz significaba un gesto antipolítico, el punto rojo rozaba ya el fascismo.

2001 rompe con esa tradición de intervenciones en los carteles. La subvierte por completo. Lejos de ser un gesto antipolítico, 2001 es todo lo contrario. Frente a la antipolítica del PRO, la cifra hace historia, construye memoria y recupera la política que la derecha intenta escamotear en sus engañosas campañas publicitarias.

Es que fue justamente la antipolítica, entre otros muchos factores, lo que hizo posible que hoy se considere con seriedad a candidatos como Del Sel y Martínez. La despolitización de algunos sectores de la sociedad hizo que resulten pensables como candidatos.

La campaña ya está a punto de finalizar, y no hubo manera de que Del Sel ni Martínez hablen de política. No se pudo. Imposible hacerles reconocer que el ser humano es político y que todo lo que haga, diga, piense, está atravesado por la ideología, lo quieran o no, lo digan o no. No les importa Aristóteles. Sólo Durán Barba.

Pero los silencios y las burdas manipulaciones de Del Sel y Martínez hablan por lo que callan. Y con sólo estamparles cuatro caracteres en la frente, esos candidatos hablan, se expresan con claridad, locuaces, históricos, políticos al fin. 2001 es la clave de acceso al gran secreto PRO: “ajustes”, “desocupación”, “deuda externa”, “devaluación”, “FMI”, “rebajas en sueldos y jubilaciones”. O sea lo viejo, lo peor de lo viejo que intenta regresar.

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