En plena pelea de los docentes por mejorar sus haberes y con las principales paritarias a punto de arrancar, estimaciones oficiales y privadas prevén que los aumentos salariales de este año volverán a quedar por debajo del índice de inflación.

Mauricio Macri no se baja del caballo y sigue sin convocar a la paritaria docente nacional. El presidente habla de “Estado aguantadero” mientras prepara nuevas cesantías en el ámbito público. El conflicto que abrió el gobierno con los trabajadores de la educación se proyecta en espejo hacia otros sectores sindicales, con sus negociaciones paritarias en ciernes. Además de querer disciplinar a la clase obrera extirpando conquistas y minimizando derechos, la alianza Cambiemos está obsesionada en lo que ellos denominan bajar el costo salarial en dólares, pedido que viene haciendo el establishment empresarial. Para alcanzar ese objetivo el Estado neoliberal y su plan económico contribuyen a los cierres de empresas –sobre todo pequeñas y medianas–, despidos masivos, cepo paritario y políticas inflacionarias, como los tarifazos.

Gremios de peso, como la Unión Obrera Metalúrgica, Camioneros, Transporte, los albañiles de la Uocra, entre otros, calientan motores para adentrarse a sus respectivas negociaciones salariales en paritarias. El contexto marcará la pulseada salarial: caída de la actividad, destrucción de puestos de empleo y pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Pese a los denodados esfuerzos del gobierno por establecer metas de inflación en torno al 17 por ciento, registros estadísticos oficiales y privados sobre el costo de vida permiten proyectar un índice de precios al consumidor de entre 25 y 30 por ciento para este año. En rigor, futuros aumentos salariales volverán a perder o apenas igualarán el porcentaje de inflación promedio estimado para 2017.

Esos mismos sectores sindicales vienen de perder entre 5 y 10 puntos de poder de compra en sus salarios en la carrera con la inflación durante 2016. Este año, los docentes terminarán cerrando sus paritarias provinciales en alrededor del 25 por ciento. Empleados de Comercio selló una suba salarial del 20 por ciento. La UOM, que junto a la Uocra fueron los gremios más golpeados por los despidos, intentará conseguir una recomposición salarial del orden del 30 por ciento, contra el 17 que ofertarán los empresarios. Los metalúrgicos anunciaron para los próximos un plan de lucha (por ahora light) para empezar a presionar con sus demandas. Las paritarias de este año, como muestra la puja salarial que llevan adelante los docentes, auguran un partido chivo y con un árbitro estatal que patea en contra de los trabajadores.

Casi como un alago a las políticas de Cambiemos, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) indicaron que los salarios subirán este año un 25 por ciento en la Argentina y que ese porcentaje resultará menor que la inflación estimada. Para el organismo amigo de Macri la inflación promedio para el año será del 25,6 por ciento, lejos de la meta del 17 por ciento que persigue el Banco Central, y previó que “el aumento nominal de los salarios en 2017 será del 25 por ciento”. En efecto, los salarios volverán este año a ser derrotados por la inflación. Esa contracción en el poder de compra de los asalariados se refleja en la sostenida caída del consumo popular.

Según el Indec, la inflación de marzo fue 2,4 por ciento. El Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT reveló que la inflación de marzo fue de 2,48 por ciento y que en los últimos doce meses acumula 35,66 por ciento. Para el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec), la inflación en Santa Fe fue del 2 por ciento en marzo y acumuló 7,6 por ciento en el primer trimestre del año. “Para cumplir la meta inflacionaria que se planteó el gobierno nacional, el aumento de precios no deberá superar el 1 por ciento mensual en lo que resta del año”, dijo Jorge Moore, titular del Ipec, en declaraciones radiales. Esa posibilidad parece cada vez más lejana.

De acuerdo al indicador que elaboró el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) regional Santa Fe, el costo de vida para una familia de cuatro integrantes de los barrios periféricos de Rosario fue en promedio de 17.300 pesos en marzo de 2017. En tanto, el salario mínimo vital y móvil actual, equivalente a 8.060 pesos, no alcanza a cubrir ni la mitad de la canasta básica del sector vulnerable, como alimentación, vestimenta, servicios de vivienda y transporte, educación y salud.

Rápido y furioso, el macrismo ensucia la pista mientras se corre la carrera entre salarios y precios. La caída a pique de la industria y la destrucción del empleo son dos grandes obstáculos que deben sortear los trabajadores. Según datos de la Unión Industrial, la actividad fabril cayó casi 10 por ciento en febrero en la comparación interanual. En tanto, el Indec informó que en el primer año de gestión de la alianza PRO-UCR se perdieron casi 70.000 fuentes de empleo formales y dejaron de existir 4.462 empresas. El Indec también reconoció que el salario perdió 5 puntos en su poder de compra frente al índice de inflación en 2016.

Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), en marzo hubo 4.823 despidos, siendo la construcción el sector más afectado. En el primer trimestre del año fueron en total 9.599 las personas que se quedaron sin trabajo y desde que asumió Macri, de acuerdo a los datos del Cepa, se contabilizan unas 250.000 cesantías y suspensiones. A la caída del empleo y la flexibilización laboral se suma la constante reducción en el poder de compra de los salarios, carcomidos por el proceso inflacionario que auspicia Cambiemos.

Fuente: El Eslabón.

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