Cambiemos consiguió 5 de las 9 bancas en Diputados, el PJ 3 y el Frente Progresista 1. Como renovaba dos, el peronismo fue el único que mejoró su representación. Más cantidades de votantes que en las Paso, menos sufragios blancos y nulos y la redistribución de los que apostaron por propuestas fallidas explican los números amarillos. Para los cargos locales, la cosa fue distinta.

Una mayor participación de electores, menos votos en blanco y la mitad de nulos que los registrados en las primarias, más el deslizamiento de sufragios entre fuerzas políticas de signo similar y el redireccionamiento de aquellos que en las Paso fueron a partidos que no llegaron a los comicios generales, explican en parte el triunfo de Cambiemos en la categoría diputados en Santa Fe. El Frente Justicialista retuvo su caudal y el Frente Progresista logró ampliarlo, al igual que otras alternativas de menor envergadura. En términos políticos quedó expresado el peso de la polarización entre el marcrismo y el kirchnerismo –a pesar de que en este caso no jugó como fuerza nacional– ya que en las elecciones locales que se realizaron simultáneamente en la provincia el brote de hepatitis no fue tan fuerte.

Pum para arriba

Los frentes políticos de mayor relieve en la provincia de Santa Fe podrían decir, objetivamente, que todos ganaron. El triunfador, claro está, es uno solo. El que saca más votos. Que, en este caso, fue la alianza Cambiemos, que se alzó con el 37 por ciento de los sufragios en las elecciones nacionales, mientras el Frente Justicialista se ubicó en el 25,8 y el Progresista en el 14,6.

Ninguno de los tres perdió apoyos entre las Paso de agosto y las generales del 22 de octubre, pero fue la lista liderada por el radical macrista Albor Cantard la que con más éxito logró seducir a los votantes que en las primarias no fueron a sufragar, a los que en aquella oportunidad lo habían hecho en blanco o le anularon el voto, y rebanarle una tajada importante a Jorge Boasso, quien entre una y otra elección perdió 20 mil adhesiones.

Entre las Paso y las generales los votos en blanco se redujeron en 39 mil (de 4,6 a 1,8 por ciento) y hubo 45 mil sufragios nulos menos en la segunda contienda.

La mayor participación del electorado, que pasó del 71 por ciento en agosto a 75,9 en octubre adicionó unos 100 mil votos. Y 80 mil votantes que en las primarias eligieron por alguna de las fuerzas políticas que no lograron sortear el piso del 1,5 por ciento del padrón –lo que las vedó de participar en las generales– aportaron al crecimiento de Cambiemos. Son unos 250 mil votos que no estuvieron en juego en las Paso.

Los números

El macrismo santafesino pasó de 500 mil votos en las primarias a 737 mil el último domingo. Consiguió cinco bancas, las mismas que ponía en juego en este turno electoral.

El Frente Justicialista, cuya lista encabezó Agustín Rossi, obtuvo 502 mil votos en las Paso y 505.033 ahora (pueden ser algunos más en el recuento definitivo). En términos porcentuales cayó del 27 al 25 por ciento porque, como se dijo, se amplió la base de votantes entre una y otra elección.

Fue, de las fuerzas mayoritarias, el frente que menos creció entre ambos turnos electorales, pero logró mantener el caudal de votos de las Paso, algo que no solía ocurrirle, y consiguió tres bancas mientras ponía en juego dos (Eduardo Seminara y Josefina González).

Es decir, mejoró su desempeño en relación a los comicios de 2013, cuando el que encabezó la nómina justicialista fue Jorge Obeid.

El Frente Progresista, por su parte, saltó de los 220.728 votos (11,9 por ciento) de las primarias a los 285.788 (14,63 por ciento) de las generales. A pesar de la mejor performance, obtuvo una de las nueve bancas en juego en la Cámara baja nacional, mientras renovaba dos (Hermes Binner y Alicia Ciciliani).

En 2013 la lista liderada por Binner cosechó 803 mil votos, el 42 por ciento, pero los radicales que ingresaron al Congreso en aquella ocasión luego emigraron hacia el macrismo. Llamativamente, no fue un caso de “borocotización”, sino de “reposicionamiento político”.

El radical Jorge Boasso, corrido a los empujones de Cambiemos, perdió 20 mil votos entre las Paso y las generales con su lista dentro del frente Unite. Muy probablemente, fueron a engordar la marca de Cantard.

Mediante el sello 1Proyecto Santafesino y la candidatura del concejal rosarino Diego Giuliano, el massismo provincial trepó de los 78 mil votos en las primarias a los 87 mil en las generales.

Ciudad Futura reunió 15 mil votos más entre una y otra elección para obtener 70.858 sufragios, mientras que el Frente Social y Popular que postuló al diputado provincial Carlos Del Frade perdió mil apoyos.

A la mediática Amalia Granata (Partido Popular) se les desgranaron tres mil voluntades de las Paso a las generales y el frente Espacio Grande perdió apenas 500 votos. Todos o casi todos esos votantes que cambiaron de preferencia lo hicieron, valga la redundancia, por Cambiemos.

La política

La lista de diputados de Cambiemos se impuso a las de sus competidoras en 15 de los 19 departamentos de la provincia de Santa Fe. El Frente Justicialista ganó en tres (Vera, San Javier y Garay) y el Frente Progresista sólo lo hizo en uno, San Cristóbal. Es decir, un triunfo inobjetable. Pero es necesario aclarar que la de diputados se trató de una elección de medio término –donde no se elegían cargos ejecutivos y primó la mirada nacional– y distinto fue el desempeño en los comicios locales para concejales, intendentes y presidentes comunales.  

Tanto fue el alegrón amarillo, que envalentonado por el apoyo electoral Cantard salió a postular a su artífice José Corral, y al candidato a concejal más votado en Rosario, Rodrigo López Molina, para los comicios de gobernador e intendente de la ciudad en 2019.

“Corral es una gran referencia para la gobernación de Santa Fe, aunque no es la única. El resultado de Cambiemos del domingo pasado es un prolegómeno para el recambio en la provincia”, avanzó el ex rector de la Universidad Nacional del Litoral.

Consultado acerca de si rubricaría un acuerdo para que el intendente de la capital sea postulante a la Casa Gris y López Molina al municipio rosarino respondió: “Por supuesto que firmo”.

Puesto a declarar, siguió: “Yo quisiera que todo el radicalismo santafesino esté en Cambiemos, sumar a gente del socialismo, porque tenemos ideas en común. Lo que también explica la caída del socialismo es la desviación discursiva”.

Donde entran dos, entran tres. “También queremos sumar a más sectores del peronismo, no le cerramos la puerta a nadie. Esa idea de ampliar los horizontes es lo que manifestó el gobernador Lifschitz, y me parece razonable”, descolocó Cantard.

Efectivamente, tras la magra cosechas de votos de su delfín, Luis Contigiani, el gobernador planteó la necesidad de revitalizar el Frente Progresista y ampliarlo a otras expresiones sociales y políticas.

Pero dos días después de la votación, el vicegobernador Carlos Fascendini y el ministro de Gobierno, Pablo Farías, solicitaron las cabezas de los dos ministros radicales del sector de Corral que forman parte del gabinete, Julio Schneider (de Obras Públicas) y Eduardo Matozo (de Ciencia y Técnica).

Según el presidente de la UCR provincial, Julián Galdeano, ese planteo forma parte de los deseos de su correligionario Fascendini pero no del ideario de Lifschitz. Que, valga aclarar, no los desautorizó públicamente.

Para el peronismo santafesino la elección fue buena porque logró un escaño más que el que renovaba y logró mantener su caudal de votos. El Frente Justicialista superó el desafío de retener el medio millón de votos de las primarias, ganó una tercera banca de las dos que ponía en juego –que renovará Josefina González– y se consolidó como segunda fuerza en la provincia. Esa es la lectura de las elecciones que hicieron ayer los diputados electos Agustín Rossi y Alejandra Rodenas.

“El peronismo está de pie y hemos demostrado con esta unidad que el Frente es el nuevo sujeto político que está en condiciones de dar pelea en la provincia en 2019”, dijo tras los comicios Alejandra Rodenas, que secundó en la lista a Rossi.

“¿Qué pasó con esa famosa fuga? Los votos se les fugaron a ellos, no a nosotros”, agregó en relación al mal desempeño del Frente Progresista, que auguraba pérdida de votos del Justicialismo.

“Estamos conformes, pero no contentos”, sostuvo Rossi sobre el resultado electoral dejó al PJ en segundo lugar.

Pago chico

Simultáneamente a las elecciones nacionales de diputados, en Santa Fe se produjeron las de cargos locales. Allí, la ola amarilla no fue tan contundente como en los comicios para el Congreso.

Según unos gráficos distribuidos por el Frente Progresista, las elecciones locales tuvieron su propio perfil, distinto al de las nacionales.

De las 55 ciudades en las que se eligieron concejales, el FP ganó en 22, Cambiemos en 15 y el Frente Justicialista en 13, mientras que en las cinco restante se impusieron partidos distritales.

De los 12 municipios en los que se renovó el domingo intendentes, seis fueron para el PJ y seis para el Frente Progresista. Cambiemos no obtuvo ningún Departamento Ejecutivo.

En el caso de las presidencias comunales, se renovaron 308 jefes de comunas. Según el trabajo del oficialismo provincial, 160 quedaron en sus manos, 82 en las del justicialismo y sólo 15 en candidatos de Cambiemos.

Nada de eso reduce el valor de la performance electoral del macriradicalismo santafesino el domingo 22. Sí, en cambio, lo dimensiona en el lugar que posee. Una buena elección nacional, una más modesta en el orden local.

La confrontación de ambos resultados debe incluirse en cualquier análisis con miras al 2019, cuando se renueve la Gobernación y las intendencias de las principales ciudades de la provincia, en forma conjunta con ambas cámaras de la Legislatura.

Tal vez entonces, cuando otras cosas se pongan en juego y entren en escena nuevos actores, lo que hoy parece una epidemia de hepatitis sólo se trate de un brote amarillo.

Fuente: El Eslabón.

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