El Fondo Monetario Internacional (FMI) es una entidad cuya obsesión es bajar lo que denomina el “gasto público” de las naciones. Para lograr este objetivo, que identifica lo público con un gasto y lo aleja de la noción de derecho, la entidad se erige en una suerte de conciencia moral de pueblos y gobiernos, y exige ajustes y sacrificios que destruyen, por ejemplo, la salud y la educación públicas, dañan seriamente el poder adquisitivo de las grandes mayorías y socavan la noción misma de sociedad.

Las consecuencias de las recetas del FMI, y su papel rector en las decisiones políticas desde el lugar de la necesidad, la austeridad, la fatalidad técnica, habilitan la vieja cuestión acerca del material del que están hechos los cuchillos en las casas de los herreros.

En este sentido, es interesante emprender un recorrido sobre la actuación del FMI en los últimos años, intentando observar, más allá de las recetas que la entidad propone hacia afuera, cómo se maneja hacia dentro, y cómo actúan sus propias autoridades.

Como fuentes para recoger esta información, es recomendable elegir dos medios prestigiosos y nunca acusados de animosidad contra la laboriosa actividad desarrollada por las corporaciones financieras transnacionales: Clarín y The New York Times.

“La inestabilidad y las polémicas externas están marcando los últimos mandatos en el seno del FMI: desde el año 2004 ninguno de los directores gerentes ha cumplido los cinco años que tenía estipulado en su mandato y los últimos tres se han tenido que enfrentar como en el caso de Lagarde, a instancias judiciales”, señaló el diario Clarín en la nota titulada “Los escandalosos jefes del FMI”, publicada el 19 de diciembre de 2016.

“Lagarde es el último caso de directores del Fondo con manchas en su imagen, al ser hallada culpable de negligencia por un millonario desvío de fondos públicos, cuando era ministra de Economía de Nicolás Sarkozy a favor del empresario Bernard Tapie, en 2007”, señala el diario argentino.

“Horst Köhler (2000-2004), critico de la política presupuestaria estadounidense de George W. Bush, abandonó antes de tiempo su cargo al frente del Fondo para pasar a asumir la presidencia del gobierno alemán, lo que lo convierte en el único gerente que no ha sumado un escándalo judicial a su prematura salida del FMI desde que comenzó el milenio. De ahí en más pasaron por el puesto Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Kahn y ahora Lagarde, todos con puntuación imperfecta, y en el caso de los dos primeros con la reputación por el suelo”, señala la nota de Clarín publicada en 2016.

Condenada por mal manejo de fondos públicos

“Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), fue declarada culpable por cargos criminales relacionados con el uso indebido de fondos públicos durante su periodo como ministra de Finanzas en Francia, una decisión que le podría costar su posición en el organismo internacional”, señaló el diario neoyorquino The New York Times el 19 de diciembre de 2016.

“Lagarde, quien comenzó su segundo periodo de cinco años como cabeza del FMI en febrero, no tendrá que ir a prisión, según el juez encargado de su caso. Este escándalo ha empañado su trabajo en el Fondo, el cual maneja desde 2011 tras la renuncia de Dominique Strauss-Kahn por acusaciones de abuso sexual de una empleada en un hotel en Nueva York”, señala la nota del diario estadounidense, titulada “Christine Lagarde, la directora del FMI, es acusada por uso indebido de fondos públicos”.

Según informó The New York Times, el caso contra Lagarde se centró en el papel de Bernard Tapie, un animador y dueño de Adidas que estuvo en prisión por acusaciones de corrupción. Tapie acusó al prestamista Crédit Lyonnais, del cual el Estado francés era accionista, de hacerle trampa cuando supervisó la venta del imperio del deporte en 1993. Después siguieron años de costosas peleas legales.

En 2007, Lagarde decidió mandar la disputa a una autoridad de arbitraje privada, integrada por tres personas, que otorgó a Tapie más de 400 millones de euros por daños e intereses que debía pagar el Estado francés, informó el diario neoyorquino.

Un banquero opulento que exige austeridad

Rodrigo Rato, director gerente entre 2004 y 2007, cosechó una terrible carrera tras su salida del FMI, al ser acusado formalmente de delitos de fraude, blanqueo y alzamiento de bienes relacionados con su gestión a partir de 2010 en la presidencia de Caja Madrid y Bankia, en España. “La Fiscalía Anticorrupción española ha pedido cinco años de cárcel para el ex director gerente del FMI por estafa a los inversores en la salida a Bolsa de Bankia, entidad que presidió entre 2010 y 2012”, informó Clarín en su edición del 13 de junio de 2017.

“Rato fue destituido cuando Bankia fue parcialmente nacionalizada, al requerir una inyección millonaria de dinero público procedente de un préstamo internacional para tapar un notable agujero en sus cuentas”, agrega la nota del diario de Magnetto sobre la condena de quien fuera un celoso guardián de los dineros públicos de las naciones desde su puesto en el FMI.

“Se los acusa de la apropiación indebida de más de 12 millones de euros entre 2003 y 2012, mediante el uso de tarjetas bancarias opacas con las que sufragaron sin límite ni control fiscal cuantiosos gastos personales”, señala el mismo medio en una nota publicada el 26 de septiembre de 2016, en la que se detalla la opulenta vida de Rato, que gustaba de “joyas, bolsos Louis Vuitton, fiestas en discotecas y viajes” mientras “España estaba sometida a una política de austeridad tras el inicio de la crisis económica en 2008”.

Rato, además de director del FMI, fue “una estrella del conservador Partido Popular”, según Clarín, y ministro de Economía del conservador José María Aznar de 1996 a 2004.

En la cárcel acusado de violación

Dominique Strauss Kahn logró eludir una condena a prisión de hasta 25 años por abuso sexual pese a tener antecedentes (en casos anteriores debidamente probados y reconocidos) por delitos relacionados con conductas propias de depredador sexual.

El funcionario del FMI salió impune porque estuvo amparado por su posición en el Fondo. Y porque en todo momento contó con la complicidad de un sistema judicial y mediático patriarcal, que literalmente destruyó la subjetividad de la denunciante hasta quebrarla y obligarla a aceptar un acuerdo económico.

“El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss Kahn, presentó su renuncia tras el escándalo en el que se vio envuelto por un supuesto intento de violación contra una mucama en el hotel Sofitel de Manhattan”, informó Clarín en su edición del 19 de mayo de 2011.

“El jefe del FMI fue detenido el sábado tras presuntamente agredir sexualmente a una empleada del hotel neoyorquino en el que se hospedaba y dos días después fue acusado de siete delitos por abuso sexual e intento de violación por los que podría ser condenado a entre 15 y 25 años de prisión”, informó el mismo diario el 18 de mayo de 2011, en el momento de su arresto.

“El ex director del FMI Dominique Strauss-Kahn selló finalmente un acuerdo con la empleada de un hotel de Nueva York que lo acusó de abuso, cerrando así el proceso civil interpuesto por la víctima y poniendo fin al escándalo que terminó con la carrera política del economista francés”, se lee en otra nota publicada el 11 de diciembre de 2012.

“Los abogados de Dominique Strauss-Kahn, en su ausencia, y los de Nafissatou Diallo (la empleada), que sí se presentó ante el tribunal civil del barrio del Bronx, norte de Manhattan, alcanzaron un acuerdo extrajudicial y millonario, aunque no hubo información oficial sobre la suma acordada. Con todo, se estima que el ex jefe del FMI habría desembolsado 6 millones de dólares”, señaló Clarín.

El juez Douglas McKeon anunció que ambas partes decidieron terminar la demanda civil, lo que pone fin al escándalo desatado en mayo de 2011 entre el economista de 63 años, entonces gran esperanza del socialismo francés, y la empleada guineana, de 33.

Prófugo y buscado por INTERPOL

Según informó el diario Clarín en su nota del 19 de diciembre de 2016, a estos escándalos se agregó la condena al ex presidente de la Comisión Monetaria y Financiera del FMI (el grupo que dirige las políticas del Fondo), el egipcio Youssef Butros-Ghali, cuyo cargo equivaldría al tercer hombre en jerarquía de la entidad financiera.

Butros-Ghali había asumido esa posición en 2008, pero renunció en 2011, poco antes de ser sentenciado por corrupción in absentia a 30 años de cárcel en una prisión de máxima seguridad. Clarín informó que el tribunal egipcio también le ordenó pagar setenta millones de libras egipcias (7,6 millones de euros) por “malgastar y abusar de fondos públicos”.

Los escándalos del FMI se superponen, según deja claro una nota editorial de Clarín firmada por Gustavo Sierra y titulada “Prófugo del FMI”, publicada el 19 de junio de 2011: “El affaire de Strauss Kahn hizo desaparecer de las noticias internacionales el otro escándalo del FMI. El tercer hombre de esa institución, Youssef Boutros Ghali, está prófugo desde el 11 de febrero y permanece en la lista de los más buscados de Interpol acusado de fraude y corrupción. Fue ya sentenciado in absentia a 30 años de prisión por el robo de al menos 60 millones de dólares del Estado egipcio. Ahora, gracias a un reporte del magnífico sitio de Internet Periodismo Humano, el tema volvió a los blogs y twitters del planeta”.

Fuente: El Eslabón

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