Tras proclamar que jamás participaría en política, el juez Sergio Moro, responsable del encarcelamiento de Luiz Inácio Lula da Silva, aceptó ser el futuro ministro de Justicia en el gobierno del presidente electo Jair Bolsonaro.

Moro es conocido por sus investigaciones en la presunta operación anticorrupción ‘Lava Jato’ y es un encarnizado perseguidor del ex presidente Lula da Silva.

Este jueves, después de un encuentro con Bolsonaro en su residencia en Río de Janeiro, el magistrado anunció, a través de un comunicado, que “tras una reunión personal en la que  discutimos políticas para la cartera, he aceptado la honrosa invitación”.

El juez explicó: “La perspectiva de implementar una agenda fuerte de lucha contra la corrupción y el crimen organizado, y respetando la Constitución, la ley y los derechos, me han llevado a tomar esta decisión”.

Moro añadió que “en la práctica significa consolidar los avances contra el crimen y la corrupción de los últimos años y alejar los riesgos de un retroceso por el bien mayor”.

Bolsonaro, que en parte debe su triunfo a su promesa de terminar con la corrupción en la política, anunció en su cuenta de Twitter que el juez había aceptado su invitación, destacando “su agenda anticorrupción, anticrimen organizado, así como su respeto a la Constitución y a las leyes serán nuestro norte”.

 

https://twitter.com/jairbolsonaro/status/1058002067707609089

 

Esta semana, Bolsonaro ya comentó en una entrevista con Record TV que pretendía “invitar a Moro para el Ministerio de Justicia o, en el futuro, en el Supremo Tribunal Federal, cuando se abra una plaza, o donde él crea que pueda trabajar mejor para Brasil”.

La operación “Lava Jato”

Moro se convirtió en una celebridad en su labor a cargo de la operación “Lava Jato”, el mayor escándalo de corrupción de Brasil, que en 2014 destapó un entramado de sobornos a cambio de licitaciones de contratos de obras públicas a través de la petrolera estatal Petrobras.

También fue el juez que en 2017 condenó por corrupción –sin pruebas, sólo por “íntima convicción”– al ex presidente Lula, histórico líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien en la actualidad cumple una condena de 12 años en una cárcel de Curitiba.

Pese a estar preso, Lula lideró todas las encuestas de opinión y era el gran favorito para ganar las elecciones presidenciales, pero el Tribunal Superior Electoral (TSE) vetó su candidatura.

El líder del PT eligió entonces para sustituirlo a quien fue su ministro de Educación y exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, un gran desconocido que ha batallado contra Bolsonaro la Presidencia de Brasil.

Moro se convierte así en uno de los superministros del gobierno electo de Bolsonaro, que decidió fusionar las carteras de Justicia y Seguridad.

Nada más conocerse la noticia, la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, denunció el nombramiento del juez, a quien su partido siempre ha acusado de estar politizado.

Paulo Pimenta, líder del PT en la Cámara de Diputados, comentó en un tuit que así como “la operación manos limpias llevó a Berlusconi a gobernar Italia, la operación Lava Jato llevó a Bolsonaro a ser elegido presidente”.

El propio Lula, en su cuenta de twitter, recordó cuando Moro proclamaba que era “un hombre de la Justicia” y remataba: “No soy un hombre de la política”.

 

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