Cada vez son más los que ni siquiera acompañarán a Macri hasta la puerta del cementerio, y Nosiglia prepara un muletto, por las dudas. ¿Con qué convenció Dujovne al FMI para poder frenar al dólar? Dolores genera nervios hasta en las redes sociales. ¿Por qué ya casi no se habla de “La causa de los cuadernos”?

Desde Washington, donde se reunió con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne anunció que el gobierno de Mauricio Macri venderá 9.600 millones de dólares de los desembolsos del organismo entre abril y fin de año, subastando 60 millones de la divisa yanqui por día.

En su sitio web, el canal TN del Grupo Clarín, publicó: “El anuncio de Dujovne fue sorpresivo. Hasta este jueves por la mañana, el discurso oficial se ceñía a que, para conocer la mecánica de las subastas y el monto había que esperar a que el equipo técnico del FMI publique su staff report, el documento que eleva al directorio del organismo multilateral”.

¿Qué es lo que pasó para que se produzca ese cambio? ¿Qué dato nuevo pudo esgrimir Dujovne para que Lagarde afloje un poco la rienda con que el FMI viene cogobernando en la Argentina?

Por cierto, no son fuentes económicas o del mundillo financiero quienes elaboraron, en diálogo con el eslabón, una hipótesis que cierra si se observa la velocidad con que se viene desarrollando el desbarranco tanto del Gobierno macrista como de la alianza Cambiemos.

Los voceros porteños son políticos, radicales, y de llegada directa al Comité Nacional del partido fundado por Leandro Alem, y aseguran que Dujovne le transmitió a la jefa del FMI que si la tendencia en la caída de la imagen e intención de voto presidencial se sigue profundizando, Macri no será candidato en octubre, y que el oficialismo ya está elaborando una alternativa que resulte competitiva.

Sea producto de los deseos del radicalismo que responde a Enrique Coti Nosiglia –el principal ideólogo de desafiar al jefe de Estado con una interna–, o el reflejo de ambos socios mayoritarios ante la posibilidad de una debacle electoral, lo cierto es que en los corrillos políticos porteños es un secreto a voces lo que denominan “Plan V”, que consistiría en llevar como candidata presidencial a María Eugenia Vidal, acompañada de un radical de fuste, que todavía no tiene nombre y apellido.

Sin embargo, antes de continuar con cualquier especulación en ese sentido, vale la pena recorrer el espinel donde se observan múltiples acechanzas que complican la gestión macrista.

El factor boina blanca

Los indicios de que Mauricio Macri se ha constituido en una verdadera mancha venenosa que nadie quiere tocar o tener cerca ya son demasiados. A la ruptura de la alianza entre el PRO, la UCR y al sello de Elisa Carrió en Córdoba, el desdoblamiento de los comicios a gobernador respecto de la presidencial en las tres provincias con mandatarios radicales, se le suma el cambio de nombre en Misiones y los diversos embates de los boina blanca para forzar internas en casi todos los distritos del país.

El próximo 2 de junio habrá elección de autoridades provinciales en Misiones, y allí Cambiemos ya no se denominará de esa forma, sino Juntos por el Cambio, a pedido de intendentes, en su mayoría radicales, que consideran –aunque no lo digan explícitamente– que la marca que fuera triunfadora “ya no garpa”.

El candidato a vice de ese frente, el radical Luis Pastori –encabeza la fórmula Humberto Schiavoni– justificó la modificación en que “movimientos vecinales y sociales pidieron un nombre más abarcativo”, y un dato no menor es que la lista de candidatos a diputado nacional será encabezada por el radicalismo, lo que muestra que el PRO se encuentra en franca caída.

Otro distrito en el que la interna de Cambiemos está en estado de ebullición es Mendoza, donde el gobernador Alfredo Cornejo salió a cruzar a Omar de Marchi en Luján de Cuyo, el único municipio que tienen un intendente del PRO en esa provincia.

Allí le levantó la mano a Martín Kerchner, hombre de su confianza y superministro de su Gabinete, para que dispute con el macrista. Sobre este movimiento, la web La Política Online (LPO) publicó: “Se trata de una maniobra tejida por Cornejo para vengarse de Omar de Marchi, el intendente del PRO que desafía su liderazgo y se lanzó a competir en la interna por la gobernación contra el radical Rodolfo Suárez, el elegido por el titular del radicalismo nacional”. En suma, otro conato que en otras épocas nunca hubiese sucedido.

Volviendo a los movimientos en torno de un cambio en los planes eleccionarios camino a octubre, Carlos Pagni –un periodista que cuando no opera suele estar bien informado– sugirió, desde las páginas de La Nación, que “las diferencias del Presidente con (Horacio Rodríguez) Larreta y con María Eugenia Vidal aparecen cada vez más a menudo. Nacieron en septiembre, durante aquella crisis de gabinete en la que Larreta y Vidal, con el aval de Nicolás Caputo, sugirieron el desplazamiento de Marcos Peña y de Dujovne. Macri sospechó que esa jugada escondía un desembarco peligroso: el de Sergio Massa, a quien siempre asocia con el banquero Jorge Brito, el empresario que más detesta”.

El calvo columnista, también se anima a intentar descifrar las fintas y gambetas que vienen ensayando los hombres de boina blanca: “La presión radical es mucho más sencilla. Aunque nadie conoce del todo su destino. ¿En la UCR quieren una interna? ¿O ese desafío es solo una posición negociadora para conseguir la vicepresidencia? Solo falta que Macri se la ofrezca a (Martín) Lousteau. Sería una salida inesperada: renunciaría a hacerse secundar por una mujer y sería una oferta muy porteña. Tendría, eso sí, un encanto personal: Macri lanzaría a Lousteau contra Larreta y contra Vidal en la carrera sucesoria. Por lo menos, hasta que se le pase el enojo”.

En esa trifulca berreta tal vez esté la clave de lo que mencionaban las fuentes radicales respecto de la llave con la que Dujovne abrió la siempre tacaña billetera del FMI. Y Nosiglia, que es quien fogonea una interna con Macri, suele aprovechar este tipo de desaguisados para meter su estrategia por la ventana.

Espías, fiscales y Dolores, de parto

El miércoles pasado el juez federal Alejo Ramos Padilla expuso ante la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados los avances de la causa en la que está procesado y detenido el falso abogado Marcelo D’Alessio, y está imputado el fiscal federal Carlos Stornelli por presuntas maniobras de extorsión y espionaje ilegal.

A lo largo de su exposición, el magistrado de Dolores advirtió que esa causa es apenas una porción “ínfima” de lo que está surgiendo de las cajas secuestradas en los allanamientos realizados en la mansión del agente D’Alessio, que se sabe que es servicio pero aún queda por resolver para quién espía.

Ramos Padilla, sin embargo, pudo asegurar a los legisladores presentes que lo que está investigando es “una red de espionaje judicial de magnitudes”. Y agregó, en primera persona: “Soy el juez de la causa, voy a tomar todos los recaudos necesarios para preservar la investigación, para preservar la integridad y los datos reservados de las víctimas, y no voy a hacer conclusiones, sino que voy a exponer la información recogida hasta el momento”.

Para el juez federal, esa trama que incluye extorsiones, pedidos de coima, armado de causas contra empresarios y opositores, es sólo la punta de un iceberg. Ramos Padilla sostuvo algo que debe haber resonado cerca del Congreso, en otra reunión: “Lo cierto es que el caso que puede involucrar a un fiscal, no a uno solo, sino a varios, a un periodista, a un juez, es ínfimo… Lo que estamos viendo puede perjudicar las relaciones con Estados Unidos, con Venezuela, con Israel y con la República del Uruguay, porque esta organización tuvo incidencia en distintos ámbitos de incumbencia de varios países”.

Por increíble que parezca, a la hora que el magistrado estaba pronunciando esas palabras, que contienen una gravedad institucional y diplomática inusitada, en la Embajada de EEUU se encontraban reunidos –invitados por esa representación diplomática– algunos de los implicados en la causa de Dolores.

Invitados por el embajador yanqui Edward Prado, asistieron a la sede diplomática la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el Procurador General interino Eduardo Casal, entre otros, a una actividad denominada “EEUU y Argentina, unidos contra el crimen internacional y el terrorismo”, auspiciada por el Departamento de Justicia estadounidense.

Aunque es muy probable que el taller fue planificado antes de conocerse la fecha y hora de la exposición de Ramos Padilla en el Congreso, las normas básicas de la diplomacia indican que cualquier difusión del mismo debe hacerse con el menor perfil posible, no destacándolo desde la web de la sede diplomática y promocionándolo desde la cuenta oficial de Twitter de la embajada con el siguiente contenido: “Comenzó el taller para compartir experiencias sobre el combate contra el crimen transnacional y el terrorismo. Participaron nuestro Embajador, la Min. de Seguridad argentina y el Procurador General. Un encuentro de intercambio con especialistas de ambos países en materia legal”.

Cabe recordar que Prado es un ex juez que en la audiencia en el Senado estadounidense en la que fue confirmado como embajador en Buenos Aires, declaró: “Mi intención es seguir trabajando con los abogados y jueces de la Argentina en la mejora del sistema judicial y fortalecer la confianza que la gente tiene en el sistema judicial”.

El Departamento de Justicia de los EEUU es el estamento sindicado como la usina desde donde se planificó la política de operaciones de law fare, que involucran a jueces, fiscales, medios de comunicación, servicios de inteligencia y partidos políticos que tienen como misión armar causas contra los gobiernos definidos como “populistas”.

Esa política se cargó la presidencia de Dilma Rousseff en Brasil, logró meter preso a Inacio Lula Da Silva y sacarlo de la carrera presidencial, establecer un dispositivo de persecución judicial sistemática contra la ex presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner y muchos de quienes fueron sus funcionarios, una operación similar contra el ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa, entre otras.

Como publicó el sitio El Destape Web, en esa foto de la embajada “muchos de los que aparecen sonrientes eran mencionados en el mapa del espionaje ilegal que empieza a develar la investigación de Ramos Padilla”.

Entre los presentes estaban personajes conocidos y otros no tanto. Por ejemplo, al lado de Bullrich, que posa sonriente y desafiante, se encuentra su ex asesor Pablo Noceti, quien armó operaciones de inteligencia y proveyó información a medios para desvirtuar la investigación en torno de la muerte de Santiago Maldonado, y Gerardo Milman, de origen socialista y el tercer hombre del Ministerio de Seguridad.

Bullrich, debería recordarse, aparece en la investigación de Ramos Padilla manteniendo comunicaciones y hasta compartiendo reuniones y operativos con D’Alessio, todo ello registrado en capturas y fotografías.

No se perdió el taller alguien no muy conocido, el titular de la Secretaría de Análisis Integral del Terrorismo Internacional (Sait) Juan Manuel Olima Espel, quien era hace poco secretario de Coordinación Institucional de la Procuración hasta que Casal lo eligió para dirigir esa unidad antiterrorista. El sitio informativo El Cohete a la Luna, que dirige Horacio Verbitsky, publicó una foto de Olima Espel con una gorra de la Drug Enforcement Administration (DEA), la misma agencia de la que D’Alessio dijo a quien quisiera escucharlo y a quien no que era agente.

En los allanamientos que Ramos Padilla llevó a cabo en la mansión de D’Alessio se encontraron placas de la DEA, papeles e informes de inteligencia con membretes ya sea de la embajada norteamericana en la Argentina como del Departamento de Justicia de esa nación.

El juez de Dolores dijo en público que le requirió a esa representación diplomática si D’Alessio era miembro de algún organismo de inteligencia de ese país sin obtener respuesta alguna.

Durante parte de su ponencia, Ramos Padilla señaló la influencia que esa embajada tiene sobre jueces y fiscales: “Fui objeto de operaciones porque voy a la marcha del 24 de marzo, pero aparece como natural que jueces y fiscales vayan a la embajada de Estados Unidos y reciban instrucción sobre justicia”.

El Destape Web agregó algunos nombres sugerentes entre los asistentes al taller del embajador Prado: “Detrás del trío Prado, Bullrich, Casal, en la foto aparece Juan Tomás Rodríguez Ponte. Se trata del director (sic) de la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado del Poder Judicial de la Nación”, la DAJuDeCO. En criollo, la oficina de escuchas que, desde que asumió Mauricio Macri, (des)controlan entre la Corte Suprema, la vieja guardia de Comodoro Py y Daniel Angelici”.

La lista que cita EDW sigue:

  • Juez Marcelo Aguinsky, a quien D’Alessio mencionaba en sus prácticas extorsivas con el ex despachante de aduana Gabriel Traficante.
  • Juez de Lomas de Zamora Federico Villena, que investiga a D’Alessio por lavado de dinero desde hace varios años y participó de los allanamientos que encabezó Ramos Padilla en el country donde vive D’Alessio.
  • El titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) Diego Iglesias. En El Cohete a la Luna, Verbitsky contó: “Designado por Gils Carbó a pedido de Comodoro Py, Iglesias generó vínculos con la DEA que la ex Procuradora no alentó. Tal como es su tradición, la organización prefiere comunicarse con niveles medios y no con las cúpulas, para acercar recursos e información en forma inorgánica”.
  • Santiago Marquevich, de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos.
  • Sergio Mola, recientemente nombrado fiscal general adjunto de la Procuración General de la Nación en un acto al que asistieron, como muestra de la falta de independencia del Ministerio Público Fiscal, la ministra de Seguridad Bullrich, su par bonaerense Cristian Ritondo y el procurador de la provincia de Buenos Aires Julio Conte Grand.
  • Fiscales ascendidos en era Macri como Mario Villar, actualmente fiscal ante la Cámara de Casación Penal; Sandra Arroyo Salgado, jueza de San Isidro y ex esposa del fallecido fiscal Natalio Alberto Nisman; Juan Félix Marteau, el funcionario que en los primeros años de Macri colocó buena parte del personal jerárquico de la Unidad de Información Financiera (UIF).

Ramos Padilla, ante el estupor de los legisladores que lo escuchaban en la Comisión de Libertad de Expresión, dejó en claro el objeto procesal de su investigación: “Estamos hablando de una organización al menos paraestatal, con vinculaciones de todo tipo. Muchos periodistas pueden haber sido afectados en su buena fe y haber formado parte de una maniobra de espionaje ilegal de la que ellos no tenían conocimiento”.

También se refirió al supuesto vínculo de D’Alessio con las diputadas Elisa Carrió y Paula Olivetto, cuando reveló un mensaje del falso abogado dirigido a “Romina Aduana”. El texto del whatsapp no puede sorprender a muchos –“Yo hice cosas con ella (Carrió) y con Paula Oliveto. A disposición”–, pero podría explicar el nivel de exposición que Lilita mantuvo desde que se conocieron esas operaciones, trajinando los set de los canales amigos del Gobierno, la Embajada y publicando en twitter las típicas payasadas de las personas que se sienten muy nerviosas.

A la primera de las dos provocadoras se le ocurrió tuitear “Tengo el pijama listo”, posando con prendas a rayas. La segunda, siempre detrás, le respondió: “Yo también tengo el pijama listo @elisacarrio… ¿Cómo será el que tiene preparado Cristina?”.

Ninguna de las dos, ni el bloque de Cambiemos, estuvieron presentes en la exposición del juez federal, perdiendo una magnífica oportunidad para confrontar a quien acusan de ser “de La Cámpora” y que está llevando adelante la investigación para que se caiga la “Causa de los Cuadernos”, de la cual ya casi no se lee o escucha otra cosa que no sea nuevos pedidos extorsivos de D’Alessio e irregularidades en la instrucción, ya sea por parte de Stornelli como del juez Claudio Bonadio, llamado a silencio pero operando ruinmente desde las sombras.

Para Cambiemos, la visita de Ramos Padilla al Congreso fue “una puesta en escena”, pero nadie de los ausentes responde por qué Stornelli no entrega su celular y se allana a la declaración indagatoria requerida por el magistrado de Dolores.

El jueves próximo el joven juez asistirá nuevamente al Congreso, esta vez para informar a los integrantes de la bicameral de Inteligencia. Lo que resta peritar y extraer de las cajas de D’Alessio, tal vez determine si se pone en marcha el “Plan V”, y qué chances tiene cualquiera que haya gobernado en nombre de esta banda desde diciembre de 2015.

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