Madura el recambio de gobierno. El experimento que lideró la derecha argenta en los últimos cuatro años deja a la vista de todos y todas un triste desenlace. La realidad duele, aunque el presidente saliente y su marketing político busquen camuflarla. Todo lo que pasó era de esperar. En campaña, Macri dijo una cosa, y una vez en el gobierno, hizo otra. Hubo mentira planificada, práctica incesante hasta el fin. El plan económico del macrismo regó de penurias la Argentina, por más que los responsables de la catástrofe económica se animen a dar consejos y a trazar balances “positivos” de gestión.

Por fuera del falso relato que impone el reino del revés, es importante dimensionar y pensar en el daño profundo provocado por un modelo político, económico, social y cultural diseñado para unos pocos, simplemente, para no volver a repetirlo. El neoliberalismo perdió las elecciones pero sus devastadoras consecuencias perdurarán entre nosotros. El Frente de Todos deberá modificar el rumbo para sortear la pesadísima herencia, las dificultades y dar batalla para que el país vuelva a retomar la senda de la producción y del crecimiento. Dicho así, hasta parece fácil, pero te la regalo, Alberto.

Con Mauricio, cierres de fábrica, la mayoría pymes; despidos, suspensiones, precarización laboral, ajuste y más ajuste, desindustrialización, megaendeudamiento, descontrol inflacionario, caída de los ingresos populares, más pobreza. Macri pidió que su gobierno sea evaluado por la pobreza y ya no habla del tema, porque no fue “cero” si no que creció doce puntos porcentuales desde que él asumió. Las recetas de Cambiemos en tándem con el Fondo Monetario Internacional hundieron al país en una profunda crisis y dejan un campo minado, con peligro explosivo en el terreno económico.

Tres de los cuatro años de Cambiemos transcurrieron en recesión. En los dos últimos, hubo sostenido derrumbe en el nivel de actividad y empleo, mercado interno planchado. El elevado promedio de inflación del 25 por ciento que dejó el gobierno de CFK saltó a más del 50 por ciento en la era Macri; tarifazos; un dólar que saltó de 10 pesos en 2015 a más de 60 pesos a fines de 2019; un recorte para el salario formal y jubilaciones de alrededor de 20 puntos; una pobreza medida por ingresos que alcanza a más del 40 por ciento de la población argentina, casi 10 por ciento la indigencia; un nivel de desempleo arriba del 10 por ciento contra el 5,9 de 2015; una deuda externa fugada y también reinvertida en la campaña proselitista del todavía oficialismo.

El futuro gobierno empezó a despuntar otro proyecto de política económica, bien diferente al de los señoritos CEOs y los adalides del “sí se puede”. El contexto arde, las circunstancias están difíciles, pero no imposibles de revertir, creen desde el Frente de Todos. Indicadores económicos y sociales terminan al rojo vivo. Industria y comercio fueron dos de los sectores más castigados por las políticas del macrismo. Son rubros que dependen del mercado interno y del nivel de consumo popular, que cayó en picada al compás de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, que desplomó las ventas. En el campo, en las actividades agropecuarias, la cosa no fue tan mal. El polo agroexportador fue un sector beneficiado. Los intentos de reeditar un conflicto entre el próximo gobierno y las patronales agrarias por las retenciones, también va por ahí.

Macri, el de los globos amarillos que no se pone colorado, dice que se va pero que deja “bases sólidas” para el crecimiento. Hace una defensa adulterada de su gobierno, horrible por donde se lo mire y analice. Casi un año y medio de caídas consecutivas en producción fabril, con la mitad de las máquinas apagadas; dos años de contracción del consumo; un achicamiento de la economía sostenido y un regreso del FMI con un “salvataje” millonario, el préstamo más grande de la historia del organismo. Fueron cuatro años, suficientes para saber de qué se trata.

Economía en default

“La gestión de Mauricio Macri resolvió que los compromisos de deuda no pondrían en riesgo el fin de su mandato y que ese problema lo debería resolver el próximo gobierno. Ante el congelamiento de los desembolsos del FMI y en el marco de fuertes presiones sobre el mercado de cambios, decidió incumplir los pagos de deuda de corto plazo en pesos y dólares de agosto de este año, y reprogramarlos forzosamente para el año siguiente. Ante esa pesada herencia de endeudamiento externo y con el acceso al crédito externo privado y de organismos internacionales prácticamente agotados, los economistas de las diversas corrientes ortodoxas o heterodoxas plantean la necesidad de una reestructuración. El debate es entonces, ¿qué tipo de restructuración debe realizarse?”, se preguntaron desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) en el último reporte dedicado a analizar el default de la deuda.

Al respecto, desde el Ceso sostuvieron: “La capacidad de obtener quitas de capital e interés o de extender los vencimientos, depende de las posiciones relativas de fuerza que tiene Argentina y sus acreedores a la hora de sentarse a negociar. Algunos economistas vinculados al establishment financiero plantean una urgencia por resolver rápidamente la problemática que no se condice con la situación macroeconómica del país”.

Cambios profundos”

En el último informe de coyuntura del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra), dependiente de la CTA, se analizó: “Los resultados de las últimas elecciones presidenciales reflejan el inicio de cambios profundos en la economía argentina. No sólo se desbarató en apenas un mandato la primera experiencia histórica del país en que los sectores dominantes accedieron al control del Estado mediante un partido propio y el voto ejercido democráticamente, sino que todo parece indicar que la sociedad argentina le puso un límite también a un régimen económico sostenido en la valorización financiera”.

Según el reporte de Cifra, “el macrismo implementó una notable distribución regresiva del ingreso y puso en marcha un ajuste superior en el marco del acceso a un nuevo crédito con el FMI. Todo ello no hizo más que profundizar la fase recesiva que provocaron las políticas económicas del gobierno. De resultas de ello el balance de la gestión de la Alianza Cambiemos deja una verdadera pesada herencia en la economía argentina: recesión económica con alta inflación”.

“El nuevo gobierno recibe una situación económica sumamente delicada –continuó el informe– que lo obligará a balancear entre las expectativas sociales por avanzar en las abultadas demandas insatisfechas, las contradicciones internas que expresa la coalición de gobierno, y las restricciones económicas que le impone la verdadera pesada herencia que deja la fallida experiencia de la Alianza Cambiemos. Todo ello en el marco de una situación regional sumamente delicada como lo demuestra el golpe militar en Bolivia”.

En el informe de Cifra también se hizo referencia a algunos desafíos que esperan por el nuevo gobierno. “Entre los desafíos de corto plazo se encuentran la necesidad de ponerle fin a la especulación financiera, reduciendo la tasa de interés y estableciendo nuevas regulaciones, así como avanzar en el arduo proceso de renegociación de la deuda de modo de distender la brecha externa. Asimismo, se deberán aumentar los ingresos públicos derivados de las exportaciones, e impulsar la ocupación mediante planes masivos de empleo y una recomposición de los salarios reales y las jubilaciones como vía inductora de la reactivación económica”, analizaron.

Cambiemos no se hace cargo del muerto que deja. Mira para otro lado. Culpa de la crisis a los votantes del Frente de Todos. Pero, todo concluye al fin, dice una canción de Vox Dei. Y “mañana es mejor”, se esperanza otra en la cantata spinetteana. Dos que seguro sabe Alberto, pero no es momento de guitarrear. Una que sí sabemos todos: Macri tiró una cadena nacional de despedida (primera y última), para disimular los grandes desastres económicos en cadena que se sucedieron desde 2015.

Fuente: El Eslabón

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