A finales de 2020 la editorial Homo Sapiens presentó el libro Insumisas. Diez mujeres de la historia de Rosario, del escritor rosarino Fabián Bazán. Virgina Bolten, Luisa Blanco, Celia de la Serna, Rosa Wernicke, Mary Terán, Nora Lagos, Rita la Salvaje, Mónica Castagnotto, Silvia Augsburguer y las Hermanas dominicas son las figuras que protagonizan este libro. Pioneras en un mundo de hombres, todas ellas han dejado huella y siguen haciendo camino en el presente. Además, Insumisas ofrece una manera original de leer la historia de la ciudad a través de los recorridos de estas mujeres que han sido marginadas de los relatos oficiales. En el prólogo, la periodista y escritora Sonia Tessa señala que “rescatarlas a través de la investigación histórica es también una forma de reescribir el presente en el momento en que los feminismos están revisando todos y cada uno de los cimientos de la sociedad patriarcal”. No es casual que a los pocos días de presentarse el libro, el Congreso Nacional convirtiera en ley la interrupción voluntaria del embarazo –el primer proyecto presentado para la legalización del aborto fue propuesto por una de las diez insumisas, la legisladora Silvia Ausburguer–. 

Como un cazador de historias –así lo describió Reynaldo Sietecase– el autor se arrojó a la investigación de Nora Lagos –la única mujer que fue directora de La Capital y encima peronista– y con mucha pericia empezó a escribir este libro, con multiplicidad de testimonios, aclaraciones, contrapuntos, cruces, y una propuesta de lectura íntima, de complicidad y guiños al lector y lectora, como si la narración fuera a darse en una conversación de bar. Además del registro coloquial, Bazán también apostó al lenguaje inclusivo. “Si yo apoyo la lucha de las mujeres, si estoy escribiendo un libro sobre mujeres y estamos en medio de una discusión sobre el lenguaje inclusivo, me sentí obligado a tomar partido”, explicó Bazán en diálogo con el eslabón. Y además, aclaró: “Y no importa si utilizas la e, la arroba, la x o lo que se te ocurra, lo que importa es que cuando vos estés leyendo te choque algo que te haga pensar”.

Al repasar a estas diez mujeres o figuras, porque una son las monjas dominicas, –quizás las más anónimas de la lista– podemos reconocer en algunas a íconos populares, como Rita La Salvaje desafiando a la moral pacata de su época, o la tenista Mary Teran y el destino trágico del peronismo; la gran Rosa Wernicke –en los últimos tiempos más revisitada en la ciudad– o la mismísima Virgina Bolten, de ideas anarquistas cuyo paso por Rosario fue decisivo en su vida política –el autor deschava en el libro un homenaje fallido que los gobiernos socialistas le rindieron a la militante feminista–. También a Celia de la Serna, mamá del Che, y a la artista Mónica Castagnotto; a Luisa Blanco, la primera socia de un club de fútbol de toda Sudamérica, además de la ya mencionada Lagos “que sigue siendo mala palabra en el edificio de calle Sarmiento”, apuntó Bazán.  

El también autor de Chegasé. La desconocida relación de Ernesto Guevara con Rosario (Homo Sapiens, 2017) reflexiona que lo que tienen en común estas mujeres, que no son todas precisamente rosarinas pero sí han establecido un vínculo especial con la ciudad, es haberse rebelado contra el poder.

—¿Cómo surgió el libro, a partir de qué historia te inspiraste para escribir Insumisas?

—Estaba escribiendo e investigando para mi libro anterior y me topé con una nota de Guillermo Lanfranco en Rosario 12 sobre la resistencia peronista en la ciudad de Rosario y con un personaje que no conocía: Nora Lagos. Empecé a averiguar cosas sobre ella y se me ocurrió que podía buscar otras mujeres malditas. Malditas desde la visión jauretcheana, es decir, mujeres que hayan ido contra el poder, contra cualquier poder como el político, el social, el familiar, el machista. Y por eso, el poder las maldijo. Entonces me di cuenta que existían un montón de libros, notas, miniseries, películas y de todo lo imaginable sobre mujeres pero nada sobre mujeres de Rosario. Incluso autoras rosarinas han escrito sobre mujeres de cualquier parte del mundo pero no sobre mujeres de Rosario. Es más: el año pasado La Capital sacó una serie de fascículos que se llamó Hombres y Mujeres de la historia de Rosario, protagonistas de la historia. No recuerdo la cifra exacta de fascículos que salieron pero anduvieron alrededor de los 75 ¡sólo siete eran mujeres!

¿Por qué creés que estas mujeres no son tan conocidas? 

—Creo que es una suma de cosas. Por un lado, todavía muchos de los lugares donde se toman las decisiones están en manos de hombres, o de mujeres que no se abrieron a la nueva realidad del mundo y muchas veces terminan siendo más machistas que los hombres. Otra tiene que ver con que, si bien se avanzó muchísimo en lo que va del siglo con la revolución de las mujeres, todavía queda toda una cultura machista que relegó a la mujer siempre. Recién ahora podemos conocer historias de mujeres pintoras, de mujeres escritoras, científicas, o del rubro que sea que durante años estuvieron tapadas precisamente por ser mujeres. Y otro motivo puede ser el que te conté antes: si un suplemento excelente como el que hizo La Capital, apenas le dedica el 10 por ciento a las mujeres, es porque hay falta de interés por investigar. Si lo hacés, si salís a buscar, encontrás. Yo escribí sobre diez mujeres, pero llegué a hacer un listado de 214, cualquiera de las cuales hubiera podido ir perfectamente. Y yo soy apenas un historiador amateur.
—Con este libro, además de poner en conocimiento los aportes de estas mujeres, reconstruís muchos tramos de la historia de Rosario.

—Tuve la suerte de publicar cuatro libros antes de este: tres son sobre la historia de Rosario Central y uno sobre la relación del Che con Rosario. Siempre escribí sobre la ciudad en la que vivo y quiero. Y si bien existe toda una camada de historiadores e historiadoras de primer nivel, y la posibilidad de publicar es más grande que antes, de todos modos creo que queda mucho por contar porque la historia de la ciudad no siempre tuvo la trascendencia que tiene ahora. Cuando yo publiqué el libro del Che, Juan Martín Guevara, el hermano más chico de la familia, me dijo que el 85 por ciento de lo que yo contaba en ese libro él no lo conocía. Y de Insumisas, hay por lo menos cuatro o cinco mujeres como Luisa Blanco, Mónica Castagnotto, Silvia Augsbuger, las monjas dominicas, la propia Nora Lagos, que es la primera vez que aparecen en un libro, y las otras son un poco más conocidas pero no tanto. Justo el otro día, acomodando unos papeles, me apareció la primera revista en la que participé, Oscar y el reloj, a comienzos de la década del 80 y las notas que había escrito en los tres primeros números eran la Historia de Rosario. Es más, ahora estoy escribiendo sobre la llegada de Queen a Rosario, el 6 de marzo se cumplen 40 años. Y no escribo sobre el recital, sino sobre cómo era la ciudad en esos años de mi adolescencia: Galtieri, los desaparecidos, la censura, la Liga de la Demencia, las razzias, y la Trova que empezaba a aparecer.

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