Los sondeos marcan una tendencia al rechazo del texto que declara el carácter plurinacional del Estado y asegura derechos como salud pública, educación gratuita y acceso a la vivienda y al agua. El gobierno de Boric cambiaría los puntos que irritan a la derecha.

Tras más de un año de elaboración, la nueva Constitución de Chile será puesta a consideración de la ciudadanía. El nuevo texto apunta a terminar con décadas de pinochetismo que convirtieron a ese país en el primer laboratorio del neoliberalismo y en una de las sociedades más desiguales de la región. 

Más de 15 millones de chilenas y chilenos están llamados a las urnas el 4 de septiembre para decidir si desean aprobar la nueva Carta Magna o mantener la actual, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y sólo reformada parcialmente en democracia. 

Las últimas encuestas señalan que se mantiene la tendencia a rechazar el texto, con una diferencia de más de 10 puntos.

Según informó Página 12, para el estudio Pulso Ciudadano el 45,8 por ciento votaría por “Rechazo”, el 32,9  “Apruebo”, el 15,7 está indeciso y un 2,5 votaría nulo o en blanco. Para la encuestadora Cadem, el 37 por ciento la aprobaría, el 46 la rechazaría y hay un 17 por ciento que no se decidió. 

Esta vez el voto es obligatorio, a diferencia del plebiscito de octubre de 2020. En esa oportunidad, fue voluntario y la opción de redactar una nueva constitución ganó por casi un 80 por ciento, con más de la mitad del padrón electoral. 

En Chile es alto el ausentismo: millones de electores no acuden a las urnas desde 2012, cuando el sufragio se hizo voluntario.

El rechazo de los sectores más conservadores de la sociedad chilena, que se unieron para que gane el rechazo en el plebiscito, apunta a que el nuevo texto introduce cambios profundos que afectan los intereses de los sectores más concentrados de la economía. La nueva norma declara a Chile un Estado social de derecho, frente al Estado secundario del texto actual, y consagra derechos como salud pública y universal, educación gratuita, mejores pensiones y acceso a la vivienda y al agua. El carácter plurinacional del Estado, la reelección presidencial, el sistema de justicia y la eliminación del Senado son algunos de los temas incluidos en el texto que generan más rechazo. “Demasiado radical”, repiten las voces de la derecha pese a que, gracias a sus presiones, el gobierno ya se comprometió a negociar los aspectos más conflictivos.

Asimismo, el gobierno de Gabriel Boric anunció la posibilidad de generar un nuevo proceso Constituyente si gana el “Rechazo”, pero sin el plebiscito previo en el que se consultó a la población si deseaba cambiar el texto. Según informó el sitio de noticias chileno de Radio Cooperativa, Boric señaló que, en caso de ganar el rechazo, se debe convocar directamente a la elección de una nueva convención para continuar con el proceso constituyente, con ciudadanos seleccionados popularmente sólo para ese fin, sin repetir la celebración de un referéndum de entrada como el del 25 de octubre de 2020.

“Lo que yo sostengo es que el pueblo de Chile ya tomó una decisión al respecto y lo hizo de manera muy mayoritaria. En el plebiscito del 25 de octubre decidió que quería una nueva Constitución mediante un mecanismo 100 por ciento electo para ese fin y, por lo tanto, repetir ese plebiscito me parece que sería redundante”, dijo el Mandatario en una entrevista con CHV Noticias.

“Yo no aspiro a tener ningún tipo de protagonismo especial en aquello. Si puedo colaborar en aunar a las diferentes posiciones para que se lleguen los acuerdos en el Congreso que se requieren, porque se van a requerir 4/7 para la implementación de algunas de las reformas específicas, por supuesto que lo voy a hacer, pero el pueblo de Chile ya tomó una decisión”, afirmó Boric.

“Para mí lo que está en juego hoy día es si es que volvemos a fojas cero en caso de que gane el Rechazo y tenemos que iniciar un nuevo proceso constituyente, porque acá ya hubo una reforma constitucional que estableció los mecanismos en los cuales se reforma la actual Constitución del 80, y eso es mediante una convención 100 por ciento electa; o bien aprobamos una nueva Constitución y a esta nueva Constitución se le podrán hacer las modificaciones mediante los mismos términos”, aseguró el mandatario al tiempo que hizo un llamado a la unidad.

“El compromiso del libertador Bernardo O’Higgins de trabajar incansablemente por la patria, por la unidad de la patria, es algo que en estos momentos en donde hay división, tenemos que rescatar”, aseguró Boric en la conmemoración del natalicio de uno de los padres de la Patria. “Es en la unidad de Chile donde sale lo mejor de los chilenos y chilenas y lo mejor de nuestra patria”, agregó.

“Me lo voy a plantear desde una posición de humildad. No pueden haber vencedores y vencidos”, aseguró en una entrevista en Radio Macarena de Chillán.

Por su parte, el ex convencional constituyente Agustín Squella apoyó la idea del presidente de no recurrir a un nuevo plebiscito de entrada si es que el Rechazo se impone en la votación del próximo 4 de septiembre, según informó Cooperativa.

“Puede haber una fatiga del electorado en términos de que se le consulte cómo caminar hacia el reemplazo de la Constitución del 80, nunca más reformas. Reemplazo, eso es lo que se votó y yo creo que está claro el mecanismo que ya se usó”, aseguró Squella.

“Es la fórmula más directa, más democrática y creo que el gobierno acierta en anticipar que esa es su posición. Es de esperar que las fuerzas políticas –cosa que no siempre hacen– se comporten de manera sensata en el evento del rechazo, porque si nos ponemos a discutir demasiado tiempo sobre la manera de continuar el proceso constituyente nos vamos a quedar pegados ya por 42 años en la Constitución del 80”, agregó.

“Habrá detalles que se puedan corregir en la manera de elegir a los convencionales. Por ejemplo, se podría combinar una elección de algunos convencionales nacionales, otros regionales (…) tiene que ser una convención elegida con sufragio universal, desde luego paritaria, con escaños reservados para pueblos indígenas y con la posibilidad de que se presenten listas de independientes”, consideró el ex convencional, que también dejó abierta la posibilidad de cambiar algunos aspectos del texto para calmar a la derecha.

“A mí me parece bien no pecar de narcisismo constitucional, a aquellos de mis compañeros constituyentes que creen que hicimos una obra perfecta, que lo único que habría que hacer en caso de ganar el Apruebo sería rápidamente, a gran velocidad, comenzar a implementar la nueva Constitución”, consideró Squella al tiempo que reconoció que hay cosas que revisar en el texto. 

“Tenemos que asumirlo con realismo, con humildad y no incurrir en una autocomplacencia en el sentido de que si el pueblo aprobó la nueva Constitución, pues ésta, sin que se le cambie una coma, tiene que ser la que se implemente por los próximos años, que serán muchos, no menos de 10, creo yo”, concluyó.

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