La recuperación salarial en año electoral es urgente y las calles lo manifiestan. Las medidas de Massa para atender problemas vinculados al nivel de consumo y a la especulación que se quedan a mitad de camino. Opinan los economistas Juan Valerdi y Federico Zirulnik.

Al mismo tiempo que busca renegociar el acuerdo con el Fondo Monetario aunque sin apartarse un ápice de los dictados de ajuste del organismo de crédito que comanda Estados Unidos, el ministro de Economía Sergio Massa, en virtual ejercicio de la Presidencia, a la sazón uno de los posibles candidatos del oficialismo pese a tener que lidiar sin tregua con un régimen de alta inflación, presentó un paquete de medidas que marca otro capítulo en la búsqueda de una “estabilización” que no se verifica en los hechos. El trajinar diario de los sectores populares se hace pesado por el empeoramiento en el poder adquisitivo de salarios e ingresos, que, en rigor, viene desde los inicios del gobierno de Cambiemos. 

La política tiene su correlato en la economía, y viceversa. Hay un escenario político fragmentado, atravesado por los avatares de la contienda electoral en ciernes. Hasta el momento, el peronismo se mantiene en pie a partir de triunfos oficialistas en las provincias. La confirmación de CFK sobre que no será candidata hizo temblar a la alianza oficialista en particular, y al tablero político en general, donde aparece el peligro latente de un fulminante contraataque de derecha. El contexto de inflación descontrolada y su consecuente impacto en la pobreza, sumada a las tensiones alrededor de los dólares que escasean, hacen a los principales focos de atención por parte del gobierno del Frente de Todos.

A 48 horas de conocerse el número de inflación de abril, quinto mes consecutivo de suba, con un aumento récord en el índice de precios del 8,4 por ciento, lejos del 3 adelante que había imaginado Massa, el superministro apuró anuncios apuntados a fortalecer el consumo popular, a intentar sostener el nivel de actividad y a quitarle presión al alza del dólar negro y los financieros, entre otras variables.

Analistas económicos coincidieron en que dichas medidas son contradictorias y se quedan a mitad de camino. Algunas de ellas son el aumento de la tasa de interés de referencia, una baja de la tasa de interés en el programa Ahora 12 (consumo), mayores reintegros para sectores vulnerables por compras hechas con tarjetas de débito y, la más comentada, la determinación del Mercado Central de sumarse al rol de importador directo de alimentos. También, a la caza de dólares, Massa presentó un proyecto para un nuevo blanqueo de capitales que se debatirá en el Congreso.  

Gusto a poco

El superministro anunció medidas “importantes pero negativas”, opinó el economista Juan Valerdi, y amplió: “Una suba de tasa al 97 por ciento nominal anual, casi 160 por ciento positiva anual (para mantener atractivos los plazos fijos en pesos y evitar que los ahorros se vuelquen al dólar), es también lo que rige la bomba atómica de las Leliq, por eso es suicida. Igual que la receta de Miguel Pesce, presidente del Banco Central, que no cuidó los dólares y encima premia a los bancos”.

Para Valerdi, el paquete de medidas “no representa un plan antiinflacionario como se dijo, porque no hay ninguna medida que pueda tener impacto en la inflación. Con respecto a la importación de alimentos frescos por parte del Mercado Central hay que decir: primero para comprar afuera necesitás dólares y se supone que estamos rascando el fondo de la olla; segundo, la logística del Mercado Central es imposible que impacte en todo el país; y tercero, representa un problema para los productores locales. Otra cuestión: las multinacionales de productos de higiene y alimenticias están en toda la región, con lo cual tenés que comprarles a las mismas empresas que están en países cercanos, porque no vas a traer alimentos desde Medio Oriente”.

Foto: Jorge Contrera

El docente de la Universidad de La Plata consideró que el ministro de Economía de la Nación “no va al choque, y amenaza con inundar el mercado de importaciones con el consecuente impacto que esto puede tener en los trabajadores de la industria alimenticia local. Pensé que en un año electoral, con muy poco tiempo para acomodarse en la grilla como candidato, y con la banca del Frente de Todos y de sus sponsors empresariales de acá y de Estados Unidos, Massa se la iba a jugar un poco más para ir al choque, y no salir con estas medidas tibias”.

Una de cal y otra de arena

Por su lado, Federico Zirulnik, del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), observó que el paquete de medidas recientemente anunciado por el gobierno tiene una parte operativa, como la suba de tasa de interés, y otra parte que está a modo de título y “habrá que ver cómo se implementa”.

“El aumento de 91 a 97 por ciento en términos anuales en la tasa de interés, se enmarca en la estrategia establecida en el acuerdo con el FMI de tratar de mantener tasas reales positivas, es decir que estén por encima de la inflación. Pero si uno hace la descomposición para sacar la tasa de interés mensual, estamos hablando de una tasa del 8 por ciento mensual, cuando la inflación de abril fue del 8,4 por ciento”, comparó el economista, y, además de advertir que la inflación de mayo será superior a la de abril, añadió: “El objetivo de esta medida vinculada a la tasa de interés es drenar pesos de la economía y quitarle presión a la demanda de dólares”.

Consultado para esta nota, Zirulnik subrayó que lo novedoso y bueno de la medida mencionada es que “paralelamente se bajaron las tasas activas de interés vinculadas al programa en cuotas Ahora 12 y a la financiación de tarjetas de crédito”.

Foto: Télam

En cuanto a la estrategia de Economía de mayor intervención en el mercado de cambios, el integrante del Ceso indicó que “no está clara”. Y siguió: “Por un lado, está el ritmo de crawling peg, es decir que el tipo de cambio siga el ritmo de la inflación. Si ese ritmo se acelera como pide el FMI, es probable que haya mayor presión sobre los precios. Y si es al revés, ahí podría tener un efecto positivo sobre la inflación en precios de alimentos e insumos difundidos”.

Con relación a la medida más aludida y polémica que habilita al Mercado Central de Buenos Aires a importar alimentos, Zirulnik opinó que “esto puede llegar a tener algún impacto abaratando algunos precios y costos de determinados productos, pero esto no marca a futuro que la inflación desacelere”.

“En todo caso –continuó–, podría bajar el nivel de precios de la economía en el momento que se implemente, pero después la variación seguirá con la misma dinámica actual, si el tipo de cambio se sigue devaluando al ritmo de la inflación, ya que esos productos importados van a sufrir la misma variación por tratarse de precios externos y su impacto directo en el tipo de cambio”.

El economista del Ceso señaló: “La otra cara de esta medida es que justamente se necesitan dólares para importar esos alimentos o insumos difundidos. Hay una gran incógnita sobre si el gobierno logrará o no destrabar la negociación con el FMI. Si el FMI da el visto bueno va a pedir una mayor devaluación o una mayor aceleración del crawling peg. Y esto significa que de movida pueden bajar los precios, pero al mes siguiente volverán a acelerar, con lo cual estaríamos en un punto similar al actual”.

Demasiada presión

El cuadro inflacionario es preocupante para el conjunto de la población y trastoca las aspiraciones presidenciales de Massa. Los precios al consumidor acumulan en el primer cuatrimestre del año electoral un 32 por ciento y una suba interanual del 108,8 por ciento, el guarismo más elevado desde 1991. En alimentos y vestimenta, la inflación durante el mes pasado fue de más del 10 por ciento. Para el mes en curso se espera otro salto inflacionario producto de la corrida cambiaria de abril y los aumentos minoristas “por las dudas”.

El Banco Central consignó una aceleración de la estimación de inflación de 2023 hasta 126 por ciento. A diferencia del año pasado, los índices globales de inflación están a la baja. Mientras, sectores del poder económico concentrado maximizan ganancias, avivan las corridas, presionan por una maxidevaluación, y hasta fantasean con una dolarización a pleno en una economía bimonetaria, de la que siempre habla Cristina.

Además de plantear la necesidad imperiosa de construir un programa de gobierno enraizado en el peronismo histórico o en el kirchnerismo y que esté por encima de las candidaturas, con fuertes críticas a los medios hegemónicos, al Poder Judicial y a la proscripción electoral debajo de una fachada democrática, la vicepresidenta le dedicó varios pasajes de su última carta a la cuestión económica, donde describió un panorama alarmante.

Foto: Télam

 “Acabada la democracia económica se degrada la democracia social y el paradigma peronista de la movilidad social ascendente. Por primera vez en la Argentina observamos cómo convive un bajo índice de desocupación (6,3 por ciento) con un alto nivel de pobreza (40 por ciento). De esta manera, encontramos trabajadores en relación de dependencia que son pobres y el surgimiento de una sociedad dual, donde una parte accede a todos los bienes y servicios y la otra, mayoritaria, ve notablemente reducidas sus posibilidades de progreso o, directamente, carece de ellas”, escribió CFK en la misiva que días atrás divulgó en sus redes sociales.

El mismo día que Cristina volvió a la comunicación epistolar para sentar posición frente a una coyuntura compleja y ratificar su decisión de no presentarse como candidata, el Indec dio a conocer datos sobre canasta básica alimentaria y canasta básica total, que determinan las líneas de pobreza e indigencia. Así, una familia de cuatro integrantes necesitó 203 mil pesos en abril para no ser pobre, una suba promedio del 7 por ciento en ambas canastas que empeora las condiciones de vida para las mayorías populares y que refleja en números lo que se ve y se siente: cada vez más familias trabajadoras hacen malabares para poder llegar a fin de mes. Si bien la ayuda estatal aumentó, la pobreza no bajó. Según un informe de la Universidad Católica, hay más de 8 millones de niños y adolescentes que viven en hogares con ingresos que no alcanzan a comprar la canasta básica total.

Con los datos de canasta del Indec, “se confirma el fenómeno de trabajadores/as pobres: a abril de 2023, los ingresos individuales de la mitad de los asalariados registrados privados quedaron aún diez puntos por debajo de la línea de pobreza por ingresos”, observaron desde el Centro de Economía Política Argentina (Cepa).

Organizaciones sociales y sindicales (CTA Autónoma, Unidad Piquetera y Utep, entre otras) protagonizaban, al cierre de esta nota, una masiva marcha en la ciudad de Buenos Aires y en diferentes puntos del país, como Rosario, “en contra el ajuste del FMI” y, retomando el reclamo por una suma fija que ayude a paliar la situación, “exigir al gobierno una respuesta urgente a la emergencia alimentaria”.

En un video elaborado en base a un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), el mismo jueves 18, la vicepresidenta Cristina Kirchner volvió a apuntar contra el FMI y la gestión Macri al advertir sobre la “enorme cantidad de violaciones a la ley” que hubo en el otorgamiento y la ejecución del préstamo, al que definió como una “estafa a todo el pueblo argentino”.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 20/05/23

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