El gobierno comenzó a activar medidas destinadas a reforzar salarios e ingresos para tratar de compensar el impacto inflacionario que dejó la devaluación pos Paso. Massa fue a Estados Unidos y consiguió oxígeno con los dólares del FMI.

El ministro de Economía y candidato a presidente por UxP, Sergio Massa, estuvo en Washington durante dos días, donde, además de reiniciar una campaña cuesta arriba, desplegó el arte de pasar la gorra en búsqueda de dólares que ayuden a fortalecer las reservas del Banco Central y a tener mayor poder de fuego para intervenir en el mercado cambiario. El principal objetivo de la visita era conseguir recursos para intentar estabilizar y ahuyentar ataques especulativos del poder económico desbocado y así encontrar aire para mantenerse a flote en la carrera hacia los comicios de octubre.

Massa llevó a la capital estadounidense una devaluación bajo el brazo, aplicada al día siguiente del cimbronazo electoral, forzada por el propio organismo, según se encargó de remarcar el gobierno, igual que las medidas tributarias (devaluación fiscal o a medida) con impacto inflacionario aplicadas en la previa a las Paso.

“Argentina va a ser un país autónomo cuando se saque de encima el préstamo del Fondo. Es un paso importante en la administración de la hipoteca que nos dejó el gobierno de (Mauricio) Macri, pero la hipoteca la seguimos teniendo”, declaró Massa en conferencia, admitiendo que el país permanece ligado a los designios del organismo que comanda Estados Unidos, y que resulta un potente condicionante para la política económica y la soberanía de cualquier nación.

En su mini gira, el ministro-candidato se reunió con el FMI, incorporó al álbum nueva foto con su directora Kristalina Georgieva, tras el anuncio de la aprobación del desembolso de 7.500 millones comprometidos antes de las Paso en el marco de la quinta y sexta revisión del programa, lo que fue interpretado como un respaldo al candidato a presidente por el oficialismo, no exento de pagar costo político. El Fondo, que siempre pide más de lo que da, tuvo que reconocer el impacto negativo de la sequía en la recaudación de divisas por la pérdida de agroexportaciones argentinas. Habrá una nueva revisión de las metas, que el Fondo flexibiliza apenitas, y otro desembolso comprometido para noviembre.

“En un contexto de elevada inflación y crecientes presiones sobre la balanza de pago, se acordó un nuevo paquete de medidas centrado en fortalecer las reservas y reforzar el orden fiscal (que traducido al castellano significa más ajuste)”, dijo el directorio del Fondo en un comunicado.

Luego de descontar los recursos a devolver a quienes adelantaron “créditos puentes” (Qatar, la CAF y el swap con China) a la Argentina para pagar los últimos vencimientos con el FMI por la monumental deuda que contrajo el macrismo y evitar el default, de esos 7.500 millones del nuevo desembolso quedarán unos 3.400 millones de dólares de libre disponibilidad. En la previa del encuentro con el FMI, Massa visitó el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y consiguió otros 1.300 millones de dólares para engrosar las escuálidas reservas. 

El ministro le tuvo que explicar al Fondo el paquete de medidas que llega con retraso para amortiguar el impacto inflacionario de la devaluación del 22 por ciento (el FMI pedía más) que llevó el dólar oficial a 350 pesos, valor que quedaría congelado hasta mediados noviembre. Su agenda en Washington incluyó reuniones con funcionarios de la Casa Blanca, el Tesoro y el establishment demócrata. Allí, el también candidato se mostró como el “más razonable” y habló del “fantasma Milei” y su “inviable” propuesta de dolarización de la economía argentina, una de las principales promesas del líder de extrema derecha, el candidato a presidente más votado en las elecciones primarias. Milei mantuvo un encuentro virtual con el FMI después de las Paso, igual que Patricia Bullrich, y ambos prometieron un ajuste mayor al que pide el Fondo.

Alta tensión

Mientras Massa estaba en Estados Unidos, en distintos puntos de la Argentina, fundamentalmente en zonas populosas del conurbano bonaerense, se vivieron días de agite social, noticias (muchas falsas) de saqueo/robo a supermercados, operaciones políticas coordinadas y de todo tipo, miedo entre comerciantes, cierto clima de violencia, exacerbado por medios de comunicación dominantes en medio de la campaña electoral rumbo a la primera vuelta. El gobierno pidió cuidar la paz social. Desde Washington, Massa se refirió a lo ocurrido, una ola de robos con varios detenidos, y dispuso ayuda financiera para comercios atacados y refuerzo en materia de seguridad.

El objetivo pareció bastante claro: generar una sensación de caos como antesala de políticas más antipopulares todavía, la mano dura del “orden”, la reprivatización de empresas públicas y la entrega de los recursos naturales del país. Frente a la tensión, Bullrich, clavada en el 2001, propuso que el gobierno ordene el estado de sitio. Al comparar la actual situación con el 2001 se presenta una importante diferencia con relación a las transferencias que hace el Estado vía asignaciones, aunque la pobreza crece y la calidad de vida de los sectores populares se deteriora.

Toda una situación dificultosa por donde se la mire, donde se cuela lo electoral y cabalga sobre la crisis, el drama social, el descontento y las penurias de las grandes mayorías en un país cada vez más desigual. La devaluación, la alta inflación, la plata que no alcanza y la especulación de sectores empresariales con posición dominante son caldo de cultivo. Los episodios aludidos se manifestaron como chispas en un campo reseco.

Foto: Télam

“Las medidas de ajuste tomadas por el gobierno nacional han castigado fuertemente a distintos sectores, principalmente a los más vulnerables. Por eso urgen medidas a favor del pueblo que permitan mejores condiciones para afrontar la crisis, como una suma fija, aumentos de emergencia y reapertura de paritarias para recuperar algo del daño ocasionado por las exigencias del Fondo Monetario Internacional”, se posicionó en un comunicado la Corriente Clasista y Combativa (CCC), organización social que, como tantas otras, estuvo en las calles en el agitado 2001. La CCC enseguida repudió “los ataques a supermercados”, imágenes que remiten a momentos conflictivos del país, como la hiperinflación de 1989 o el estallido político, social y económico de diciembre de 2001.

Paliativos

Con el desembolso del Fondo confirmado, a dos semanas de la devaluación buscada por sectores concentrados y sus consecuencias socioeconómicas, sumada la suba de la tasa de interés, desde el gobierno del FdT/UxP empezaron a desplegar medidas para tratar de hacer más digerible la pesadez inflacionaria, con nuevos y fuertes aumentos de precios que no hacen más que seguir horadando el poder de compra de sectores medios y bajos.

En efecto, se dispararon otra vez los valores de los alimentos, la carne trepó un 30 por ciento, estimulando el mal humor social. Los formadores de precios están cebados. Los primeros informes luego del salto cambiario ubican a la inflación de agosto en dos dígitos, entre 10 y 15 por ciento. Desde Unión por la Patria relanzaron el programa Precios Justos con un 5 por ciento de incremento mensual por 90 días. Sin embargo, desde la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), grandes empresas vinculadas al consumo masivo, rechazaron la propuesta del oficialismo de acordar precios y amenazan con seguir remarcando.

La aceleración del índice de precios al consumidor impacta de lleno en el fragmentado mundo laboral, donde las y los asalariados formales que menos ganan y los no registrados, precarizadxs, las y los trabajadores de la economía popular, se llevan la peor parte. Varios sindicatos empezaron a renegociar salarios en paritarias cada vez más cortas, que se combinará con una suma fija para trabajadorxs formales, aunque la actividad amesetada y el clima de incertidumbre electoral restan poder de negociación. Los salarios vienen perdiendo contra la inflación, en el mejor de los casos empatando, desde tiempos de Macri.

Los paliativos para remediar un poco la aceleración inflacionaria e intentar reforzar salarios e ingresos abarcan, según adelantó el gobierno al cierre de esta nota, a jubilados y pensionados, trabajadores formales y de la economía social, beneficiarios de programas sociales y asignaciones, y también pymes. A la par, en un contexto de presión inflacionaria, el gobierno debe tratar por todos los medios que las transferencias no retroalimenten nuevas remarcaciones de precios.

En un comunicado, la CTA Autónoma mostró su preocupación por las políticas inflacionarias impuestas por medio del acuerdo con el FMI, como la devaluación pos Paso. “Agravan la pobreza y la indigencia de nuestro pueblo y benefician a las empresas exportadoras más concentradas y al sector financiero especulativo”, señalaron desde la central obrera. Y ampliaron: “Esta devaluación impacta directamente en los ingresos del conjunto de la clase trabajadora y se ha convertido en la principal transferencia de ingresos del bolsillo de los trabajadores a los sectores más concentrados de la economía”.

Por todo, desde la CTA Autónoma reclamaron un “aumento de emergencia para trabajadores formales e informales, activos, jubilados y de la economía popular; la inmediata convocatoria al Consejo del Salario; reaperturas de paritarias, medidas urgentes de congelamientos de precios y castigo a los formadores de precios que especulan y agravan el deterioro de los ingresos de gran parte de las familias argentinas”. Para concluir: “Estamos convencidos que medidas concretas como estas ayudan a aliviar el hambre y la pobreza en nuestro país y desalentarán el avance de la derecha fascista que se cierne contra los derechos de nuestro pueblo”.

BRICSA

Los gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica acordaron la adhesión de seis nuevos miembros a los BRICS, entre los que se encuentra Argentina, que contaba con el apoyo explícito de Brasil y China para sumarse al bloque, al que también se sumarán economías emergentes como Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán. El ingreso de Argentina a partir del 1° de enero de 2024 se resolvió en la cumbre de los BRICS que se realizó en la ciudad sudafricana de Johannesburgo y la noticia se conoció después de que el Fondo Monetario Internacional aprobara un nuevo desembolso para el país.

El embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, celebró el ingreso de Argentina a los BRICS. “Juntos vamos a representar la voz de los países emergentes, que históricamente hemos sido postergados en los organismos internacionales”, afirmó. El ingeniero Gerardo Ferreyra, ex titular de la empresa Electroingenieria, sostuvo que “BRICS es la respuesta a la hegemonía del capital financiero, la cooperación reemplaza a la confrontación, el desarrollo productivo a la especulación financiera, la soberanía al intervencionismo, la integración económica las sanciones anacrónicas y la transferencia tecnológica al atraso”.

Patricia Bullrich afirmó que, si es electa presidenta, evitará el ingreso del país a los BRICS. Mauricio Macri coincidió. La futura canciller de Javier Milei en caso de ganar las elecciones, Diana Mondino, también criticó la entrada de Argentina al bloque. Milei dijo que en un eventual gobierno de La Libertad Avanza, Argentina se iría del Mercosur y rompería relaciones con “países comunistas, como China”, el segundo socio comercial de nuestro país.

El BRICS es un bloque de cooperación entre cinco países sobre temas diversos que involucran acuerdos económicos, relaciones culturales, el desarrollo científico y tecnológico, la investigación agrícola, la eficiencia energética y la diplomacia.

¿Qué significa para Argentina ingresar a los BRICS? Juntos, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica representan más del 42 por ciento de la población mundial, el 30 por ciento del territorio mundial, el 23 por ciento del PIB y el 18 por ciento del comercio mundial. Contribuyen con el 16 por ciento de las exportaciones y el 15 por ciento de las importaciones mundiales de bienes y servicios.

India es un mercado estratégico para las exportaciones nacionales, especialmente el aceite de soja, además de ser un comprador relevante del maíz argentino. China es un destino clave para las carnes argentinas, llevando sostenidamente más de la mitad de este comercio exterior. El gigante asiático es también el principal mercado del poroto de soja argentino. El trigo y la cebada producidas en Argentina encuentran en Brasil a su principal comprador, quien además es un robusto demandante de maíz. En conjunto, la participación de los BRICS en el comercio exterior argentino ha oscilado entre el 20 y el 30 por ciento del total exportado.

Los BRICS en base a su enorme peso institucional y financiero juegan un papel determinante en la exigencia de diseñar una arquitectura financiera mundial que tenga en cuenta las necesidades de crecimiento, comercio, inversión y bienestar social, del cual Argentina como miembro pleno se verá beneficiado fortaleciendo su capacidad de negociación, e incrementando sus oportunidades de comercio y financiamiento en beneficio de la población en su conjunto.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 26/08/23

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