Grupos evangélicos estadounidenses, que vienen apoyando a Israel desde hace años, alientan la masacre y además apuntan a Irán. “Se trata de una coreografía oportunista de los que ven en el conflicto una confirmación del advenimiento del Juicio Final”, señala una investigación de la revista estadounidense The Nation.

Una investigación publicada por la revista estadounidense The Nation describe el poder y la influencia de algunos de los muchos y variopintos grupos evangélicos de ese país que apoyan al Estado de Israel, y que ven la masacre de Gaza desde un punto de vista no secular, basado en su propia interpretación de la Biblia y, sobre todo, en la profecía del fin de los tiempos.

The Nation es un semanario estadounidense de tendencia progresista con sede en Nueva York. Fue fundado en 1865 y tiene oficinas en Washington, Londres y Sudáfrica.

“Para la mayoría de los observadores, la guerra en Gaza es una horrible escalada de tensiones en Medio Oriente, que enfrenta a un Estado israelí fuertemente armado en una autodenominada cruzada «existencial» contra una población civil apátrida, provocando un brutal número de víctimas y la perspectiva de desplazamiento permanente. Sin embargo, para muchos en el mundo evangélico estadounidense, las noticias procedentes de Gaza son un anticipo crucial de la redención: el preludio de la batalla final por el poder terrenal, a la que seguirá el Armagedón y el Rapto”, señala Chris Lehman en la nota titulada “American Evangelicals Await the Final Battle in Gaza” (“Los evangélicos estadounidenses esperan la batalla final en Gaza”).

El autor de la investigación afirma que los evangélicos estadounidenses se han enorgullecido durante mucho tiempo de su apoyo inquebrantable a Israel, pero la base de esta alianza no es una convergencia estándar de intereses diplomáticos, y ciertamente no es un florecimiento de solidaridad con los judíos basada en la fe. “Más bien, se trata de una coreografía oportunista del acto final predeterminado de la historia. Los creyentes en la interpretación literal de la profecía del «fin de los tiempos» ven la suerte de Israel como un presagio clave del Juicio Final y la elevación de la historia humana caída al reino de lo divino”, agrega Lehman, al tiempo que señala que, en la política secular, los defensores de una rápida escalada del conflicto geopolítico y de clases son conocidos como “aceleracionistas”. Muchos de los que creen en la profecía del fin de los tiempos dejan la aceleración en manos de Dios, aclara el autor, “pero sus emisarios cristianos aún conservan el asombroso poder de reconocer y celebrar las señales del juicio pendiente, e instar a los poderes terrenales a alinearse con el plan divino antes de que sea demasiado tarde”.

“El promotor más conocido de esta cosmovisión es el tele-evangelista pentecostal John Hagee, radicado en Texas, fundador del grupo de defensa Cristianos Unidos por Israel (CUFI)”, afirma Lehman.

Hagee forma parte del complejo mediático de los últimos tiempos y afirma que el paso del tiempo se está alineando rápidamente con los acontecimientos predichos en el Apocalipsis y otros libros proféticos de la Biblia.

“La justa ira de Estados Unidos debe centrarse en Irán”

El autor asegura que después del ataque terrorista de Hamás contra Israel el 7 de octubre, el pastor tele-evangelista subió al púlpito de su iglesia Cornerstone, (en San Antonio, Texas) para instar a una intervención inmediata de Estados Unidos contra Irán, mientras varios diplomáticos israelíes observaban y miembros derechistas del Congreso ofrecían sus propios testimonios grabados.

“La justa ira de Estados Unidos debe centrarse en Irán”, anunció Hagee, como informa el periodista Lee Fang, quien recientemente lanzó un documental sobre la alianza evangélica-israelí llamado Praying for Armageddon (Rezando por el Armagedón).

“Permítanme decírselo en el sencillo lenguaje de Texas: los estadounidenses deberían arremangarse y quitarle la vida a Irán por lo que hacen contra Israel. Golpearlos con tanta fuerza que nuestros enemigos volverán a temernos”, predicó el tele-pastor.

El hijo y copastor de Hagee, Matt Hagee, retomó el mismo estribillo en un lenguaje profético escabroso: “El secretario de Estado no nos va a sacar de esto”, declaró.

“Dios tiene un anzuelo clavado en las fauces de estas naciones, y las está atrayendo hasta aquí. Dios le dice a Ezequiel exactamente cómo defenderá a Israel. Habla de hacer llover fuego, granizo y azufre. Ese es un asalto aéreo celestial”, agregó, bíblico y furioso.

Una versión pop del juicio final

Este tipo de discurso sediento de sangre de los Hagees, agrega Lehman, ha sido una extensión de la creencia profética dominante al menos desde la década de 1970, cuando el tratado pop sobre los últimos tiempos The Late Great Planet Earth, de Hal Lindsay, surgió como el libro de no ficción más vendido de la década. “Ese relato apasionante de los acontecimientos mundiales contemporáneos sostenía que la generación que vio la formación del Israel moderno sería la última en la Tierra, situando el advenimiento del apocalipsis en algún lugar alrededor de 1988. No importaba que los cálculos serios de Lindsay sobre la llegada del Juicio Final fueran lamentablemente equivocados: como ocurrió con las predicciones fallidas del fin de los tiempos en el pasado, el objetivo era despertar el ambiente de un inminente ajuste de cuentas global y conmocionar a los creyentes para que actuaran. La misma fusión de profecía bíblica y acontecimientos actuales impulsó la serie de novelas evangélicas sobre el fin de los tiempos de Tim LaHaye y Jerry Jenkins, Left Behind (título traducible como “Dejado atrás” o “Abandonado”), en la que la batalla final toma forma en Medio Oriente cuando un astuto secretario general de la ONU busca negociar una paz infiel y se revela como el Anticristo. Al igual que el tratado de Lindsay, la franquicia Left Behind fue un gran éxito comercial, acumulando casi 80 millones en ventas”, agrega Lehman.

“Las forma en que Hagee despotrica puede parecerle a los no iniciados como poco más que desvaríos callejeros, pero ha reclutado a un aliado espiritual muy influyente: el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien ha hablado en varios eventos importantes de CUFI y se sentó para una entrevista con Hagee en vísperas de su victoria electoral el pasado otoño. Hagee también estuvo entre los líderes evangélicos prominentes que presionaron exitosamente a la administración Trump para que trasladara la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén, otro presagio del fin de los tiempos que el propio Hagee subrayó cuando dio la bendición final en la ceremonia de la nueva embajada y proclamó que Jerusalén era la capital eterna del pueblo judío”, señala el autor de la investigación publicada en The Nation.

El crecimiento de la derecha evangelista

“Pero otorgar a los judíos el control unilateral sobre los Territorios Ocupados no es de ninguna manera un respaldo a los judíos en cuanto judíos. En los esquemas sensacionalistas de Hagee y otros predicadores de los últimos tiempos, los judíos son un medio para un fin: la causa eficiente de la conflagración final, pero no agentes espirituales autónomos por derecho propio. De hecho, Hagee tiene un largo historial de declaraciones antisemitas, incluida la afirmación de que Hitler y el Holocausto representaron la obra de la Divina Providencia desde que culminaron en la creación de Israel”, aclara Lehman.

La aceptación por parte del líder del Likud del mensaje de Hagee sobre el fin de los tiempos es menos una cuestión de afinidad espiritual que un ajuste de cuentas brutal con el ascenso de esta rama incondicional de nacionalismo cristiano hasta alcanzar una influencia política sin precedentes en Estados Unidos, afirma Lehman, al tiempo que recuerda que la elección de Donald Trump en 2016 ayudó a mover a la derecha evangélica a la vanguardia de la política republicana, mientras que Trump negoció puntos clave de contacto entre los evangélicos estadounidenses y los líderes del Likud, como el traslado de la embajada y el fallido marco diplomático de los Acuerdos de Abraham.

“La razón para que Netanyahu se dé cuenta de lo importantes que son los evangélicos es clara, ya que su influencia política no ha hecho más que crecer en los últimos 20 años, especialmente dentro del Congreso”, afirma el historiador de la Universidad Estatal de Washington Matthew Avery Sutton, en diálogo con The Nation.

Sutton es autor de American Apocalypse (título que puede traducirse por Apocalipsis estadounidense), un estudio de la fe profética moderna. “Como dejan claro los pronunciamientos de Hagee y su hijo, la derecha evangélica, a diferencia de muchos otros estadounidenses religiosos, no tiene ningún interés en una solución negociada a la ocupación israelí. “En su mundo ideal, no habría una solución de dos Estados ni un Estado palestino”, señala Sutton. “La idea es que los judíos deberían controlar toda la tierra que controlaba el rey David”.

Las certezas bíblicas que atraen a los creyentes a la profecía de los últimos tiempos se alimentan, en primer lugar, de la propagación de la violencia y el caos, afirma la nota, que hace referencia a Lee Fang, quien aseguró que varios predicadores evangélicos prominentes ya están advirtiendo a sus audiencias que cualquiera que intente negociar un alto el fuego o un acuerdo de paz en la guerra de Gaza bien podría ser el Anticristo, tal como en las novelas de Left Behind.

Ante la perspectiva de una escalada del conflicto en la región, los evangélicos “no van a dudar de la idea de que esta es tierra judía y que Dios ha destinado a Israel a ser un estado judío”, dice Sutton. “Existe la voluntad de seguir adelante, una vez que se aumenta la violencia y la guerra y se consigue que fluyan los jugos apocalípticos. Creo que apoyarán a Israel en su conjunto y serán defensores aún mayores de la expansión de los asentamientos y de una mayor ocupación. Porque creen que, si hacen esto, Dios los bendecirá y bendecirá a los Estados Unidos”.

“Estamos viviendo el fin de los tiempos”

Christian Broadcasting Network (CBN) es una cadena de televisión evangélica estadounidense, fundada por el telepredicador evangélico Pat Robertson y con sede en Virginia. Retransmite programas para diferentes ministerios cristianos. El programa estrella del canal es Club 700, uno de los más antiguos del panorama televisivo estadounidense.

En uno de sus programas de CBN, que está disponible en Youtube con el título “Are Hamas Terrorists, War in Israel Tied to End Times Prophecies?” (“¿Están los terroristas de Hamás y la guerra en Israel vinculados a las profecías del fin de los tiempos?”), se entrevista al experto en profecías Jeff Kinley, que afirma que la guerra en Israel es una prueba más de que potencialmente estamos “viviendo en los últimos días” y que “las profecías bíblicas claramente predicen mucho sobre el conflicto en Israel”.

“Guerras y rumores de guerras van a tener lugar, y terremotos que están ocurriendo ahora mismo. Creo que todas estas cosas son los precursores de los eventos reales del fin de los tiempos que vemos en el Apocalipsis”, aseguró Kinley. “En mi opinión, es simplemente una confirmación más de que estamos viviendo en tiempos muy volátiles, pero también tiempos que son muy proféticos”, agregó.

El autor estaba a punto de llegar a Tel Aviv cuando se vio obligado a abandonar sus planes por el ataque de Hamás a Israel. Este hecho lo convenció todavía más sobre las profecías. En este sentido, Kinley explicó que “los eventos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento que aún no se han cumplido dependen de Israel”.

Para este especialista en profecías, a partir de la explícita mención de Israel en el Apocalipsis bíblico como la clave de los acontecimientos, y pasados los siglos, muchos probablemente se preguntaron cómo estas profecías podrían hacerse realidad. Sin embargo, una vez que Israel regresó, tras los horrores del Holocausto, esa narrativa cambió, cree Kinley.

Y con ese cambio, agrega, vino el caos: “No ha habido nada más que conflictos desde entonces, porque Satanás y las naciones circundantes no quieren que ocupen la tierra que Dios le prometió a Abraham… Satanás es muy territorial y Dios le prometió esa tierra a Abraham, así que creo que esa es una de las cosas que realmente son una señal reveladora”, asegura.

Kinley dijo que Dios está enviando señales al mundo para que preste atención a la profecía bíblica y a las naciones en las que se centra.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 17/11/23

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