La Justicia ya metió preso a Lula e impugnó su candidatura. Y ahora apareció un empresario arrepentido, que tiene una memoria muy selectiva y oportuna, y que denunció al candidato a vice, Fernando Haddad.

Referentes políticos de todo el mundo se solidarizaron con el ex mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien la corte electoral le impugnó el viernes su candidatura presidencial de cara a los comicios de octubre.

A pesar de la farsa judicial, mediática, de EEUU y de poderes fácticos, el líder injustamente preso se inscribió para competir en las elecciones. Será impugnado, pero existe un programa de gobierno que va más allá de los nombres.

El Partido de los Trabajadores (PT) entregó este miércoles ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) los documentos que oficializan la postulación de Luiz Inácio Lula da Silva para los comicios del próximo 7 de octubre.

El Partido de los Trabajadores reafirmó la candidatura del líder para las elecciones en Brasil. El 15 de octubre es la fecha límite para oficializar candidatos. Crece el clamor popular por la libertad del ex presidente.

La dirigente del brasileño Movimiento de los Sin Tierra, estuvo en Rosario en el marco en el marco de la campaña internacional #LulaLivre, convocada a nivel local por distintas organizaciones.

El Partido de los Trabajadores (PT) ratificó que el ex mandatario será el candidato en las elecciones presidenciales del 7 de octubre. El apoyo popular se mantiene en las calles, pese a la brutal represión.

La Justicia completó el proceso de destrucción de la democracia que comenzó con el derrocamiento de Rousseff y continuó con el gobierno ilegítimo de Temer, que quitó derechos a la población y propició una escalada represiva.

Lula corrió al Brasil de su eje. Lo puso en otro lado. De algún modo, sabíamos que no se lo perdonarían. Por un lado sacó del hambre a millones de brasileños. Impulsó la producción y el empleo sacudiendo la vida interior de un gig

La caravana del líder atacada con armas de fuego, fue una emboscada que formó parte de la escalada de violencia que incluyó los asesinatos de Marielle Franco y Paulino Teixeira tras la militarización de Río de Janeiro.