Alivio de hoy, salvavidas de plomo para el mañana.
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A horas de entrar en cesación de pagos, el pedido desesperado de elevar el techo de deuda por parte del Ejecutivo yanki –aprobado este martes por la Cámara de Representantes– fue ratificado por el Senado bajo condiciones que, entre otras implicancias, supondrán un detrimento en materia de políticas sociales.

En la negociación con los republicanos, Barack Obama consiguió luz verde para elevar el techo de la deuda y no volver a discutir el tema hasta el final de su mandato, pero no pudo imponer aumentos en los impuestos para los estratos más ricos de la sociedad estadounidense y el peso de la deuda se compensará sólo con un inédito ajuste del gasto público que afectará a los que menos tienen.

“El Congreso aprobó un compromiso que reduce el déficit y evita un default que podría haber sido devastador para nuestra economía”, dijo Obama desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca poco después de que el Senado aprobara el proyecto con una votación que terminó 74-26.

El acuerdo entre demócratas y republicanos, alcanzado después de semanas de durísimos debates, prevé una primera etapa de recortes del gasto por unos 917 mil millones de dólares y una ampliación del límite del endeudamiento casi equivalente a la reducción (900 mil millones).

La medida llegó justo a tiempo, porque este mismo martes vencía el tope de 14,3 billones de dólares y el Tesoro no tenía autorización para pedir más dinero prestado. Así se evitó que los Estados Unidos pudieran caer en un cese de pagos de obligaciones externas e internas, desde bonos a jubilaciones.

Pero, para llegar al acuerdo, los demócratas debieron aceptar que quedaran en el camino sus reclamos de ampliar la base de la recaudación impositiva, eliminando por ejemplo las exenciones que los estadounidenses más ricos disfrutan desde los tiempos del gobierno del presidente republicano George W. Bush.

Además, en una segunda fase el proceso aprobado este martes deberá identificar recortes por otros 1,2 a 1,5 billones de dólares para poder elevar todavía más el techo del endeudamiento.

El acuerdo prevé la creación de un “súper comité” legislativo que deberá emitir sus recomendaciones dentro de menos de cuatro meses sobre dónde y cómo seguir recortando.

Con tono severo y algo de disgusto en su rostro, Obama dijo que el acuerdo llegó luego de “un debate contencioso” y agradeció a los estadounidenses por “mantener la presión” sobre el Congreso y recordarle a los legisladores que deben “poner la política de lado y trabajar juntos por el bien del país”.

Se trata, continuó el presidente, “de un importante primer paso que asegura que, como país, vivimos dentro de nuestros propios recursos”. Pero “no se puede cerrar la brecha del déficit solamente con recortes del gasto”, se quejó Obama.

En ese sentido, anunció que cuando el Congreso reanude sus sesiones después del receso del verano boreal, le pedirá que avance con medidas en favor de la clase media, como la extensión de beneficios impositivos y proyectos para la creación de empleos.

Si bien la Casa Blanca aceptó quitar de la mesa de negociaciones su reclamo en favor de la ampliación de la base de recaudación impositiva con tal de llegar a un acuerdo antes de la fecha límite del 2 de agosto, Obama aseguró que seguirá presionando sobre este frente.

“Eso significa eliminar los subsidios que los contribuyentes pagan a las compañías petroleras y de los agujeros en la legislación que permiten a los millonarios pagar una tasa impositiva más baja que los maestros o las enfermeras”, afirmó.

“Tenemos que hacer crecer la economía y crear más puestos de trabajo”, reconoció por su parte el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney. En la Cámara de Diputados, la jefa de la bancada minoritaria demócrata, Nancy Pelosi, dijo que lo mejor de haber aprobado el acuerdo es que “se terminó” la discusión sobre la cuestión del déficit y los recortes, al menos por algunos meses.

“Ahora, a hablar de crear empleo”, dijo la diputada por California, en clara referencia al alto 9,2% de desocupación que sufre el país.

Analistas en Nueva York destacaron la reacción negativa de los mercados y señalaron que Wall Street seguirá esperando a ver cómo se recupera la economía estadounidense y si, en efecto, puede volver a crear empleo.

Además, adelantaron que es muy probable que al menos una de las calificadoras, Standard & Poor’s, bajará el rating AAA que vienen ostentando los Estados Unidos a pesar del acuerdo alcanzado para impedir la caída en default.

La votación en el Senado terminó con una relativamente cómoda diferencia a favor del acuerdo al día siguiente de una sesión algo más complicada en la Cámara Baja, donde la ley fue aprobada con un 269-161, pero con muchos legisladores del sector más progresista de los demócratas y del ala más derechista de los republicanos en contra.

Muchos diputados republicanos ligados al movimiento xenófobo Tea Party rechazaron el acuerdo por considerar que no establece suficientes recortes del gasto y porque deja abierta la posibilidad de aumentos de impuestos a través de las resoluciones del “súper comité”.

En cambio, los demócratas más progresistas temen que los futuros recortes afecten programas sociales de altísimo perfil como la cobertura médica para ancianos Medicare y el sistema de jubilaciones del Social Security.

Fuente: Tiempo Argentino, Página 12

 

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