El PT poné las fichas en Dilma para octubre.| Foto: Télam.
El PT poné las fichas en Dilma para octubre.| Foto: Télam.

Pese a las críticas, pese a la organización del Mundial de la mano de la voraz multinacional conocida como FIFA, y pese a la guerra que le declaró uno de los conglomerados mediáticos más concentrados del mundo, la red O Globo, Dilma es favorita para las elecciones. La oposición, dividida y sin propuestas, no convence.

En medio de las pasiones encontradas que genera el Mundial, y cuando las encuestas marcan un descenso en el apoyo a la presidenta Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores (PT) oficializó la candidatura de la actual mandataria a la reelección para los comicios del 5 de octubre. Y lo hizo con un oído en la calle, prometiendo profundizar los cambios. “Uno, dos, tres, Dilma otra vez”, fue la consigna más cantada durante la proclamación.

Los interrogantes que dejan las encuestas apuntan a si le alcanzarán los votos para ganar en primera vuelta, o si, como sucedió en 2010, deberá definirse la presidencia en segunda vuelta. Pero son pocos los que dudan de que el PT, que viene gobernando desde 2003, sigue siendo la fuerza política con mayor apoyo en el Brasil. Porque más allá de las críticas y las protestas contra el gobierno de Dilma, la oposición luce dividida y sin propuestas y la incesante prédica de los medios hegemónicos no logran convencer al electorado de un regreso al neoliberalismo.

“Si en el 2002 la esperanza venció al miedo, en esta elección la verdad debe vencer a la mentira y a la desinformación. Nuestro proyecto de futuro debe vencer a aquellos que quieren volver al pasado”, señaló Rousseff haciendo referencia una vez más al acoso que padece su gestión de parte de la prensa hegemónica al servicio de los poderes fácticos, cuya nave insignia en la red O Globo, uno de los conglomerados mediáticos monopólicos más grandes del mundo.

Bajo el lema “Más cambios, más futuro”, el PT, mayor fuerza de izquierda de América latina, hizo un llamado a construir un “nuevo ciclo histórico” basado en la transformación educacional, la reforma de los servicios públicos y del sistema político.

De hecho, muchos de estos temas, especialmente los relativos a los servicios, fueron motivo de las multitudinarias manifestaciones de junio de 2013. Pero también es cierto que buena parte de estas quejas no estuvieron dirigidas directamente al gobierno federal, sino a los gobiernos estatales y municipales, muchos de ellos en manos de la oposición.

“Brasil quiere seguir cambiando de la mano de aquellos que ya demostraron que tienen capacidad de transformar profundamente el país y mejorar la vida de nuestro pueblo”, señaló Rousseff ante los 800 delegados de la convención del PT, entre los que se hallaba Lula.

“Vamos a demostrar que es posible que una presidenta y un ex presidente terminen su mandato sin que haya ninguna fricción entre los dos, demostrando que es plenamente posible que creador y creadora vivan juntos en armonía. Cuando haya divergencias entre Dilma y yo, la divergencia terminará porque Dilma siempre tendrá la razón y yo estaré equivocado”, señaló Lula como para alejar del PT todo posible fantasma de división.

Porque dentro del partido gobernante, y a causa de la caída en la intención de votos a Dilma, algunos grupos consideraron la posibilidad de apoyar el retorno de Lula, y hasta acuñaron el eslogan “Lula vuelve». Pero con la proclamación de Dilma todos los rumores quedaron en la nada y el propio ex presidente expresó su más decidido apoyo a la mandataria.

“Está aprobada” la candidatura de Rousseff, proclamó el presidente del PT, Rui Falcao, en un palco cubierto con símbolos del partido, y flanqueado por grandes fotos de Dilma.

“Es hora de seguir adelante, es hora de hacer más cambios, mis queridos compañeros”, dijo Rousseff tras ser proclamada en un acto que, además, se convirtió en una tribuna para apoyar el Mundial.

La organización de la Copa del Mundo viene generando críticas desde distintos sectores que consideran que el gobierno de Brasil “se vendió a la FIFA”, aceptando todas las condiciones contractuales de esa asociación, que es una suerte de gran empresa multinacional cuyo negocio es el fútbol.

“La Copa está dando una goleada descomunal a los pesimistas, los que decían que Brasil no tendría mundial”, afirmó Rousseff, que fue silbada en el partido de apertura del torneo, en un estadio repleto de personas de clase media y clase media alta que, en su mayoría, no son votantes del PT.

La mandataria también defendió un plebiscito para realizar una reforma del sistema político, otro de los grandes reclamos de los manifestantes que coparon las calles en junio de 2013 y volvieron a hacerlo este año con motivo de la Copa Mundial.

Rousseff, de 66 años, ex guerrillera que fue presa y torturada en la dictadura militar (1964-1985), es favorita a la reelección con más del 30 por ciento de la intención de voto, según la última encuesta Ibope.

La mandataria, que llegó al poder en 2011 obteniendo más 56 por ciento de los votos en la segunda vuelta, y que durante su gestión alcanzó niveles de aprobación de más del 60 por ciento, viene bajando en sus porcentajes de apoyo. En este sentido, según los sondeos, cayó en los últimos días de 36 por ciento al 31 por ciento. De todos modos, Dilma sigue siendo amplia favorita, lejos de sus rivales, y a pesar del acoso de la prensa hegemónica. El senador del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aecio Neves, obtendría, según las encuestas, un 21 por ciento, seguido del socialista Eduardo Campos, con 10 por ciento.

Nota publicada en el nro. 149 del periódico el eslabón.

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