La actriz María de los Ángeles Oliver, experimentada integrante del laboratorio teatral que encabeza el dramaturgo Aldo El-Jatib, dirige Pleurotus Fulminaris, uno de los trabajos que emerge de la experiencia pedagógica encarada por el grupo local.

Pleurotus Fulminaris y las adaptaciones de El Acompañamiento y La Casa de Bernarda Alba, son propuestas que el grupo del Rayo Misterioso gestiona durante el verano 2018. Estas puestas en escena son producto de la particular experiencia pedagógica que realizan anualmente en la escuela de teatro que funciona hace años como complemento o extensión de sus trabajos dramáticos, festivales y publicaciones que editan.

La actriz María de los Ángeles Oliver se refirió al oficio de formación que incluye el trabajo con actores y la producción de obras para que salgan a la luz de las salas y enfrenten al público. Y por otra parte, habló de su rol como directora de Pleurotus Fulminaris, escrita por Aldo El-Jatib y con las actuaciones de Juan Manuel Ruffa, Iván Brodoloni, Yamil Barbero, Juan Ignacio Manresa y Sebastián Arriete.

“En realidad es un reestreno. Es un trabajo que surgió de la escuela en 2003. Por aquellos años se estrenó y se hizo una temporada muy cortita. Ahora se intentó respetar la idea original de espectáculo de Café concert, entre comillas, porque no es el típico Café concert que está el escenario y la gente. Acá es como que la gente está escuchando lo que se habla en la mesa de al lado”, contó la dramaturga sobre la obra que tiene funciones los jueves y viernes a las 21, en la sala de Salta 2991.

Nutrida también con alumnos de la escuela se pondrá en escena El Acompañamiento, de Carlos Gorostiza, los sábados a las 21, y desde marzo, una versión del clásico de García Lorca: La Casa de Bernarda Alba.

Los actores integran la compañía de repertorio de El Rayo, una nueva iniciativa que según Oliver, se enmarca “en la sexta revolución pedagógica de nuestro grupo, que es la necesidad de estructurar las cosas que se van dando en la práctica”. “Esta idea de compañía que estamos trabajando se generó por el acercamiento de alumnos que están dispuestos a comprometerse aún más que el resto y le demandan a la escuela un espacio, participando de obras que no tienen la misma característica que las del Rayo pero sí algunos tintes, y un trabajo actoral profundo”, definió.

Sobre su rol de directora, Oliver señaló: “Tengo una escuela bastante rigurosa y hasta perfeccionista en cuanto al ritmo y el texto. Si hay un texto, se respeta hasta el punto y la coma. No hay nada improvisado cuando la obra ya está armada”, aseguró, y explicó: “En todo caso nosotros trabajamos con la fijación ondulante, que es un poco una teoría de Aldo (El-Jatib). Es decir, hacer una buena fijación de las cosas para que después los actores se puedan sentir libres desde lo expresivo. En El Rayo trabajamos así, y eso lo trasladamos a la escuela”.

“Lo que yo más tomo, que creo captar un poquito como esencia de lo que debe ser un director, cosa que aprendí de Aldo, es la prolijidad, la de no dejar pasar una. Es preferible decir todo a cara lavada con los actores. Si hay algo que tiene que tener determinado ritmo, y no se hace, se va a hacer doscientas mil veces hasta que salga. También hay una cuestión de ir exigiendo en la medida que los actores vayan solidificando esa estructura. Con los alumnos de las muestras uno se va adaptando a lo que van adquiriendo, en cambio en la compañía es un poco más exigente porque uno está preparando un trabajo para que la gente venga a verlo con un compromiso actoral aún más elevado porque aparte del despliegue que a veces tienen los espectáculos implica un riesgo físico incluso, o sea, te podés golpear con alguien”.

El cuerpo de director
María de los Ángeles participó de numerosas propuestas dramáticas escritas y dirigidas por Aldo El-Jatib. Como actriz fue protagonista en Muz, Dionisos Aut, La Consagración de las Furias, El Maravilloso Mundo de la Tía Betty y como asistente de dirección, en Inventario, también con un atípico formato de café concert; Hamlet, Shock Ilión, El guapo del 900 y otras como Litófagas, su etapa como actriz, asistente en la dirección y como directora.

¿Pero qué pasa con el cuerpo del director?, se le consulta a Oliver, teniendo en cuenta el antecedente que el propio Aldo El-Jatib imprimió en sus obras participando activamente en el escenario como un director técnico de fútbol que entra al campo de juego e intenta meter ritmo e intensidad.

“Yo hago exactamente lo mismo (que Aldo). No es que lo imito pero es algo que te surge”, manifiesta la directora.
“En los ensayos es imposible no estar encima de la gente. La presencia de Aldo en los espectáculos tiene que ver con lo rítmico, lo decimos siempre. Salvando las distancias, es un director frente a la orquesta. Marca entradas y salida. Cuando el espectáculo y el ritmo cae, el actor difícilmente toma conciencia de lo que está pasando, y con la técnica, el director es un actor más porque se conjuga con todo estoy y con la intensidad de las luces y del sonido. Ahora en La Tía Betty, Aldo implementó el waki toki, porque además cuando nosotros viajamos nos encontramos con espacios donde el escenario está como a media cuadra de las cabinas”.

Ya de lleno en la obra que dirige, María de los Ángeles sostiene: “Pleurotus Fulminaris es un espectáculo super raro. La gente que conoce la producción de El Rayo se va a encontrar con algo diferente. Muy cómico. De hecho es como una sátira. Son cuatro mujeres que se juntan a ensayar en un coro y bueno, es un palo constante al trabajo en grupo. Hay muchos conceptos que nosotros internamente manejamos porque son conceptos que tienen que ver con el trabajo en grupo, con las relaciones. Es un grupo que intenta ensayar y todo el tiempo surgen conflictos. Para nosotros es como exorcizar todo esto que pasa, con cuestiones sociales que podés querer ver o no, pero que existen”. En cuanto a los personajes, Oliver manifiesta: “Además son cuatro mujeres pero que interpretan cuatro actores varones. Nunca la idea fue trabajar con el travestismo pero Aldo les propuso que trabajen con su parte femenina. No hacer de mujer sino extraer esa energía que todos tenemos, no de una manera intelectual sino desde lo personal y desde el espacio, desde el cuerpo».

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