Apenas a un mes del anuncio oficial de la recalculada meta inflacionaria para 2018, 15 por ciento según las proyecciones del equipo económico de Cambiemos, es evidente que la misma quedó desdibujada frente a los incesantes aumentos de precios. La escalada del dólar de los últimos días, que llevó la cotización del billete verde a alrededor de los 20 pesos, y el aumento de los combustibles, son motores inflacionarios para la economía argentina, con impacto directo e indirecto en valores de bienes y servicios. Mientras el macrismo exige como techo en las paritarias un 15 por ciento, la devaluación del peso y su comprobada réplica en las góndolas se da justo cuando están por abrir las principales negociaciones salariales y suma así otro elemento de tensión.    

La alianza PRO-UCR muestra dos ideas para intentar controlar la inflación, que, por lo visto, fracasan una y otra vez. Una es bajar la tasa de interés, movimiento que a su vez hace disparar el tipo de cambio y esto, debido a la estructura económica nacional, provoca históricamente aumento de precios en el mercado interno. La otra es contener los reclamos salariales, con el consiguiente recorte en el poder de compra para los trabajadores y el efecto recesivo por la caída en el consumo popular y el nivel de actividad.     

El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, anunció una baja en la tasa de interés y potenció el paso al dólar de grandes inversores, movimiento que tiró para arriba la cotización del billete estadounidense. El tipo de cambio bate récords y el gobierno acompaña y cede ante presiones de los devaluadores, entre ellos agroexportadores y grandes industriales. El FMI recomendó un dólar a 22 pesos. Los contratos en el mercado de futuros se negocian para diciembre con un dólar por encima de los 23 pesos. Es decir que en el mundillo especulador dan por descontado que el dólar continuará en fase alcista.  

El ascenso del verde ya muestra sus consecuencias y se refleja en los precios del supermercado. “Una vez pasada la barrera de los 20 pesos (en la cotización del dólar), va a haber una escalada de precios mucho mayor. Suben los insumos que son exportables como la leche, la carne, el aceite, que son parte de la canasta de consumo masivo”, advirtió el economista Arnaldo Bocco, director de la carrera de Economía de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet).

En la misma sintonía, el titular de la consultora PxQ y ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, afirmó que una suba del tipo de cambio significa precios más altos, lo cual se traduce en una caída de la actividad económica. “El consumo masivo se va resentir. Y lo mismo va a pasar con los insumos de uso difundido que están dolarizados. El plástico, el cemento, el asfalto, también van a tener una recomposición de precios”, señaló.

YPF aumentó sus combustibles un 4,5 por ciento. La empresa estatal dispuso un aumento en los precios de sus productos debido a la suba internacional del petróleo y el dólar. De esta manera la petrolera se sumó a la ronda de aumentos del orden del 5 al 6 por ciento dispuestos por Shell, Axion, Oil y Petrobras una semana antes. Es el tercer incremento de los precios internos desde que el gobierno liberó el mercado en octubre pasado. Incluso, los retoques en los surtidores de las estaciones de servicio se resolvieron antes de la reciente trepada del dólar, con lo cual se estima que para el próximo mes automovilistas y transportistas deberán afrontar nuevos incrementos.  

Según un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), los salarios acumularán un deterioro del 8 por ciento promedio en 2018. El economista Santiago Fraschina escribió en la red social Twitter: “Para 2108 las perspectivas no son las mejores. Si se combina la inflación acumulada 2016-2017 con las proyecciones de inflación del BCRA y con el objetivo de paritarias en el 15 por ciento se tendrán caídas de salarios reales acumuladas que llegarán a superar los dos dígitos”. La Undav dio ejemplos: los salarios en transporte acumularán una caída del 10,4 por ciento, estatales 9 por ciento, docentes 10, en comercio 6,9, petroleros 9,7, trabajadores rurales 8,3 por ciento.

Desde que gobierna Cambiemos los trabajadores retroceden en su participación del producto bruto interno. Frente a la estrategia de política económica de Cambiemos, de reducir el poder adquisitivo de los salarios y disciplinar al conjunto de los trabajadores, las organizaciones gremiales parecen obligadas a “perder lo menos posible” y ni siquiera recompondrán sus ingresos con la aludida “cláusula gatillo”.

Ajustaditos

En su último informe de coyuntura, el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) indicó que “el impulso al crecimiento del pasado año electoral afronta la prueba de un año par que, de 2012 en adelante, se caracteriza por caídas en el nivel de actividad económica con aceleración de la inflación. El freno a la obra pública con su impacto multiplicador negativo y la suba del dólar (o las restricciones a su acceso bajo la gestión anterior) eran las formas de frenar la actividad económica. Las devaluaciones, acompañadas de subas en las tarifas de los servicios públicos, aceleraban la inflación redistribuyendo ingresos desde la población hacia las empresas exportadoras y de servicios públicos, con su consecuente impacto negativo en el consumo”.

Para el Ceso, “la política de endeudamiento externo iniciado por la gestión Macri tras el pago a los fondos buitre aleja temporalmente la restricción externa y abre la posibilidad de un año par con expansión de la actividad. Sin embargo, las recomendaciones de organismos internacionales y calificadoras de reducción del déficit fiscal en simultáneo con la política oficial de reducción de las cargas sociales e impositivas sobre las empresas, promueven políticas de ajuste en el gasto público (corriente y en obras) con su consecuente impacto contractivo sobre la actividad económica”.

“En la misma línea se inscriben los intentos oficiales de bajar el costo laboral que, del otro lado del mostrador es el ingreso de los trabajadores y una de las principales fuentes de sostenimiento del mercado interno. La reforma laboral y la política de metas de paritarias (denominadas oficialmente como de inflación) amenazan la recuperación salarial y pueden pinchar el consumo, que sigue siendo el principal impulsor de la actividad”, se señaló en el reporte del centro que dirige el economista Andrés Asiaín.

Por último, en el citado informe se analizó: “A ello hay que sumarle el efecto de la política de reducción de tasas y suba del dólar. Si se consolida una baja de tasas y el Banco Central mantiene su política de no intervención, es probable que parte de las inversiones financiera de corto plazo en pesos se pasen a dólares (mucho más al proyectarse incrementos en las tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos) con su consiguiente impulso a la cotización del billete verde. Los efectos inflacionarios y redistributivos de la devaluación merman el consumo interno y la actividad, y frustrarían la esperanza de una parte del equipo económico de estimular el crecimiento vía menores tasas de interés”.

¡Ojo con la deuda!

Tras su paso por Rusia, con papelón incluido al hacer su habitual chiste vinculado al fútbol ante la mirada estupefacta del mandatario Vladimir Putin, como quien no sabe qué decir o no tiene nada más importante qué decir, Mauricio Macri viajó en calidad de representante de la compañía gubernamental argentina a Suiza para participar del Foro Económico de Davos, la tradicional reunión privada de grandes empresarios, dueños del mundo de los negocios. Macri, a bordo de un lujoso jet privado, y su delegación fueron a la cumbre global de los poderosos con la trillada excusa de la búsqueda de inversiones, que nunca llegan. Allí se cruzó con otros “líderes” políticos que asistieron al foro difusor de ideas neoliberales.

El retiro espiritual anual de los gerentes contó con la participación de la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, que si bien respalda el modelo económico argentino, advirtió que la toma de deuda es una política con grandes riesgos. “Hay un aumento preocupante de la deuda de muchos países y debemos estar atentos”, sugirió la titular del FMI. ¿Habrá escuchado Macri?

Panorama negro

Aunque no encuentren demasiada difusión en los medios, los cierres de fábricas y despidos de trabajadores se dan a diario. Mientras, el ministro de Trabajo Jorge Triaca es ratificado por el gobierno en su cargo pese a los cada vez más pedidos de renuncia por maltratar a su ex empleada doméstica, a quien le pagaba en negro. Según el Indec, creció 2,2 por ciento el empleo no registrado en todo el país. Los datos corresponden al tercer trimestre de 2017 y revelan que en un año se crearon 391 mil puestos de trabajo: 192 mil cuentapropistas, 106 mil en negro y sólo 94 mil asalariados registrados. El sector de servicio doméstico tiene la tasa más alta de informalidad: 72,13 por ciento del total de puestos de trabajo. El macrismo va aniquilando políticas implementadas desde 2003. En efecto, entre 2004 y 2015 se redujo 13 por ciento el trabajo no registrado.  

Fuente: El Eslabón

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