La decisión del gobierno de “compensar” con 10 mil millones de pesos a las compañías distribuidoras de gas natural por los efectos de la devaluación –que en mayor medida sufren los que menos tienen– exhibe como contracara el reclamo que esta semana llevó adelante la Red de Clubes de Rosario, que agrupa a más de medio centenar de entidades deportivas barriales, que no pueden afrontar el costo de ese servicio. Paralelamente, ven la caída por goteo del número de socios obligados a abandonar las instituciones por no poder hacer frente a las cuotas mensuales, como consecuencia de la crisis económica inducida por la Casa Rosada.
El ejemplo, uno entre miles, muestra claramente la orientación de Cambiemos: de un lado compañías privadas superavitarias recibirán recursos públicos para mantener sus enormes ganancias; del otro, los clubes de barrios que contienen a la pibada no perciben el subsidio del 40 por ciento de la tarifa de gas para poder mantener su función social, establecido por ley.
El macrismo mantiene su coherencia: siempre, invariablemente, se inclina a favor de los más poderosos.
Por la presión social, el gobierno dio marcha atrás con su intención de que la compensación a las gasíferas las pagaran los usuarios en 24 cuotas sumadas a las facturas mensuales del servicio. En cambio, decidió subsidiar directamente a las empresas con recursos estatales, es decir de los mismos usuarios, pero por otro camino.
“En este marco de dificultades socioeconómicas que afecta al grueso de la población, nos estamos sintiendo muy desprotegidos porque no llegamos a pagar las tarifas y merma mucho el padrón de socios”, dijo a el eslabón el presidente de la Red de Clubes de Rosario, Jeremías Salvo.
En esta edición, los representantes de las entidades cuentan sus penurias financieras, a las que se le suman la caída de socios por la necesidad de recortar gastos.
Mientras la provincia subsidia a los clubes barriales las tarifas de agua y energía para que puedan mantener su funcionamiento y cumplir su rol social, la Nación les reserva un lugar privilegiado en el altar de los olvidados. Para las entidades deportivas no hay compensación, sólo devaluación.
Pero el objetivo final es más preocupante y el puntapié inaugural tendrá lugar el próximo 22 de noviembre, cuando se realice la asamblea anual de la AFA para analizar, entre otros temas, la incorporación al estatuto de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
La privatización del fútbol es impulsada por el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, y su antecesor Mauricio Macri, a cargo ahora del Poder Ejecutivo Nacional. El mismo que prometió que mantendría el programa Fútbol para Todos pero “sin publicidad política” y les entregó el negocio a Fox-Turner.
No serán los denominados clubes grandes los que correrán riesgos sino justamente las entidades deportivas barriales como las nucleadas en la Red rosarina, cuyas instalaciones son apetecidas por los especuladores del sector inmobiliario.
Los desarrolladores de edificios destinados a quedar vacíos para saciar la necesidad de inversión rentable de quienes poseen excedentes financieros también necesitan su compensación.