Silvina Frana, actual diputada nacional por Santa Fe, se presenta como precandidata a la Cámara baja santafesina en el espacio Encuentro por Santa Fe, la lista que encabeza a gobernadora María Eugenia Bielsa. En su paso por Biopolítica, la sección especial de El Eslabón (que se reproduce en forma completa en video en Redacción Rosario), cuenta sobre sus orígenes como militante católica y luego justicialista en la universidad, de su padre ferroviario y peronista y de su madre modista y gorila. También repasa su experiencia en el gobierno de Jorge Obeid, donde conoció y estableció su vínculo con María Eugenia Bielsa, de su trabajo con el propio Omar Perotti, al que hoy enfrenta en la interna, y de un momento histórico que le tocó vivir como legisladora nacional: el debate del pago a los Fondos Buitres.
—¿Dónde o cuándo ubicás el comienzo de tu historia política?
—Cuando yo era chica, llegando la adolescencia, estaba muy vinculada a la militancia en grupos de iglesia. ¿Y viste cuando una cosa te hace sentir a gusto? Yo estaba haciendo cosas por otros y allí sentía que tenía esa vocación por el otro, ¿no? Me parece que uno lo descubre en esos momentos, a lo mejor sin saber. La verdad es que en esa época no había democracia y entonces no militábamos, no había partidos, o si había eran reuniones muy secretas. Pero además, por aquel tiempo, a los 16, 17 años, siempre te encontrás en la vida con gente con la que coincidís. Yo me encontré con un grupo de gente que tenía vocación por todo esto y armamos una asociación para trabajar con problemáticas de niñez, así que me parece que apareció temprano la vocación por entender la política como una actividad de servicio.
—¿Había en tu casa una identidad política o se hablaba de política?
—Sí, se hablaba bastante. Mi papá era muy peronista, mamá también lo quería a Perón pero era un poquito más gorila. Yo tenía 11 años cuando volvió Perón a la Argentina y fue todo un acontecimiento. El día que murió Perón también fue un luto, recuerdo el llanto frente al televisor blanco y negro. Estaba esta cosa de entender ese sentir popular hacia Perón, y además de ser una familia que realmente venimos de un estrato social bastante humilde. Mi abuelo era un inmigrante verdulero de carro, mi mamá era modista, mi papá ferroviario. Entonces, por más que tuvieran críticas o cosas, ellos tenían la casa del plan de Eva Perón, las vacaciones en la colonia del gremio, los pases gratis en tren, todo eso se vivió en mi casa. Mirá, cuento una anécdota. Yo empecé a ir a la facultad en tren, así que por más que, ya te digo, no había militancia o que mi mamá tenía una parte bien gorila, nadie podía negar que nuestra ascensión social era el resultado de aquellas políticas.
—¿En qué momento aparece tu primera participación política o militancia más partidaria?
—Aparece cuando vuelve la democracia. Yo empecé la facultad durante el proceso. Me recibí en el año 85, y el primer centro de estudiantes había arrancado en el 84. El primer presidente fue Omar Perotti y allí empezó mi militancia para esa lista. Después estuve siempre acompañando y apoyando. Institucionalmente, fui convocada recién en el año 2003 para ser parte del gabinete de Jorge Obeid.
—¿Qué te dejó esa experiencia?
—A mí me gustó mucho porque me gusta la cuestión ejecutiva y la verdad es que Obeid era un hombre de mucho compromiso y mucho trabajo. Después podemos discutir qué cosas nos gustaron más, que cosas menos. La segunda gestión, en la que partíamos de un momento de crisis económica muy grande, hubo que tomar la decisión de participar en un momento difícil y a mí esos desafíos me gustan.
—¿Cómo describís este momento histórico?
—Lo describo como una colonización indiscutible y un empobrecimiento del pueblo argentino que hay que frenar cuanto antes. Me preocupa que todavía no tengamos un esquema nacional para ganar las elecciones, porque esto solo se resuelve ganando las elecciones, pacíficamente hablando, ¿no?
—Después de esa experiencia ejecutiva con Obeid, ¿cómo continuó tu recorrido político?
—Fui diputada del 2007 al 2011. Ese año, ya estando afuera de todo, me convocaron casi al cierre de lista para participar como candidata a senadora de La Capital. Y me fue mejor de lo esperado. Digo «me» porque en el tramo final ya no tuve el acompañamiento de mis compañeros, perdimos y me volví a mi casa, a mi trabajo, decidiendo no volveré nunca más a la política, enojada y decepcionada. Pero en 2013 apareció otro revolucionario a mi modo ver, el papa Francisco. Y dio un mensaje: que quienes tienen vocación por la política no se tienen que lavar las manos como Pilatos. En paralelo, me llamaron para armar una lista de concejales. Ese año perdí las internas y entré tercera, por eso digo que tengo historia de acompañar cuando pierdo, porque nos dimos un trabajo muy militante en aquellas seccionales donde yo había ganado puerta a puerta. «Mire señor, usted me votó. Para que yo entre, ahora hay que votarlo a fulano», decía. Habíamos compuesto un bloque Justicialista de cuatro: tres jóvenes y yo. En el 2015 ellos decidieron participar con el PRO y a mí, Omar me convocó para acompañarlo como candidato a Intendente en la ciudad de Santa Fe, lugar para el que también cerré los ojos y dije “por mis convicciones y a casa”. Pero por poquito no le ganamos a Corral, o sea, los que se habían ido quedaron terceros, yo quedé segunda y bueno, allí fue que Cristina me convocó para formar parte de la lista de diputados nacionales. Y acá estamos.
—¿Cuáles te parece que fueron las “batallas” más duras que se libraron en este Congreso?
—Lo que a mi me hizo temblar fue cuando discutimos Fondos Buitres. Te lo digo y me emociono, porque fue un día muy fuerte. Escuché los discursos de gente más formada, más comprometida y con más historia en el peronismo. Ya en aquel momento describieron lo que iba a pasar. Recuerdo mucho el discurso de Héctor Recalde que en ese momento era nuestro jefe de bloque, haciendo una evolución histórica de la deuda argentina y de lo que le pasaba al país cada vez que le abríamos la puerta al endeudamiento, que es una suerte de sometimiento internacional y colonización. Ese día llegamos con un banderita argentina y hubo discursos muy fuertes. Ese día fue muy fuerte porque a su vez coincidió con que hacía poco tiempo que el papa Francisco había estado en Estados Unidos y había dicho esto del sometimiento de los pueblos por la economía financiera.
—Y cómo surge tu candidatura en este espacio Encuentro por Santa Fe
—En primer lugar, tiene que ver con un vínculo con María Eugenia que no es nuevo. Nosotras tenemos un vínculo de respeto y cariño desde que compartimos la gestión de Obeid y en las distintas elecciones nos fuimos encontrando. María Eugenia me dio un apoyo muy importante en 2015 cuando fui candidata a intendenta, así que creo que tiene que ver con los vínculos. Pero además ese vínculo se transforma en una mirada sobre la realidad y sobre la política en la que coincidimos plenamente, además del respeto que tengo hacia la persona, a la figura de María Eugenia Bielsa. Con ella me siento absolutamente cómoda y no tengo que explicar que es un mujer íntegra, que tiene el carácter que requiere el momento, de decisiones firmes y que compartimos esta mirada de dignidad de la gente en un contexto histórico.