La histórica decisión del Estado argentino de investigar e iniciar una “querella criminal” contra Mauricio Macri y varios ex funcionarios de la gestión Cambiemos por irregularidades en el préstamo récord de 44 mil millones de dólares que otorgó el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la Argentina en junio de 2018 fue el capítulo más fuerte y vitoreado del discurso de casi dos horas que pronunció el presidente Alberto Fernández el pasado lunes 1° de marzo al inaugurar el año legislativo 2021.

“Que el propio Estado accione legalmente contra los responsables del endeudamiento externo es enormemente trascendente. Que los endeudadores paguen por esas conductas es reparador. Y, sobre todo, es la posibilidad de ponerle fin a la impunidad para personajes que repiten estas maniobras. Es un Nunca Más a la deuda”, le dijo a el eslabón la diputada nacional por el Frente de Todos Fernanda Vallejos.

La denuncia contra Macri y compañía por la bestial deuda contraída con el FMI resalta que la maniobra se hizo sin autorización del Congreso, que el uso del empréstito terminó en una fenomenal fuga de capitales y en aporte de campaña para la frustrada reelección de Macri, quien por aquel entonces exhortaba a lxs argentinxs a “enamorarse” de la ex directora del Fondo, la francesa Christine Lagarde, un amor platónico (no por el filósofo Platón sino por la plata verde entregada) que no derramó mejoras concretas para el bienestar de la población, más bien todo lo contrario.

“La deuda con el FMI no puede ser vista de otra manera que no sea una administración fraudulenta y la mayor malversación de caudales públicos que nuestra memoria recuerda”, vociferó por un momento el presidente AF durante su discurso, leído con tono medio tranquilón en la apertura de sesiones del Congreso. Discurso también encendido de a ratos, surcado por la pandemia, la economía y el Poder Judicial, donde, entre otros pasajes, reseñó la reciente historia tóxica vinculada a la deuda externa.

La decisión de AF de poner la lupa sobre el cuestionado convenio Macri-FMI pareció inspirada en las dos cartas que el bloque de senadores nacionales del Frente de Todos envió a las autoridades del Fondo con duras críticas. La investigación que involucra a los autores locales del acuerdo espurio con el organismo multilateral no rompe lanzas ni interrumpe el diálogo abierto que encabeza el ministro de Economía Martín Guzmán con la entidad crediticia.

En este sentido, habrá que esperar resultados de la pulseada con los burócratas del Fondo por la reestructuración de la deuda, reclamar un trato diferencial por incumplir funciones y estatutos y ver qué tan beneficioso resultará el arreglo para la castigada economía argentina, la economía real, la que preocupa al grueso de la sociedad.

La denuncia jurídica y política contra los endeudadores del macrismo sí es una carta importante que Argentina juega a su favor, porque fortalece su capacidad de negociación con el organismo financiero, que sabe de sometimientos pero no de desarrollo productivo y social para los países a los que les facilita créditos.

Nunca Más deuda

“El FMI es corresponsable”, asegura la economista Vallejos, titular de la comisión de Finanzas de la Cámara baja nacional, que ya desde 2018 presentó denuncias y varios proyectos por las anomalías alrededor de la deuda mega que tomó el gobierno anterior con el FMI y señala las condicionalidades que trajo la “ayuda” para la política económica argentina.

La diputada Vallejos analiza el tramo más saliente y caliente del discurso presidencial referido al endeudamiento, donde también habló de los abusos tarifarios y la necesidad de desdolarizar tarifas.

—¿Qué implicancias económicas y políticas tiene la denuncia que impulsa el Frente de Todos contra el macrismo por el endeudamiento externo con el FMI?

—Que el propio Estado accione legalmente contra los responsables del endeudamiento externo que hoy pesa sobre las espaldas del conjunto de los argentinos es enormemente trascendente. Que los endeudadores, los que comprometieron el futuro del país para beneficio de unos pocos privilegiados que dolarizaron y fugaron sus excedentes gracias a los dólares de la deuda, que los que burlaron la Constitución y las leyes para endeudar a la Argentina mucho más allá de su capacidad de repago, paguen por esas conductas es un hito largamente esperado por el pueblo argentino, un acto de justicia, sin dudas, reparador. Y, sobre todo, es la posibilidad de ponerle fin a la impunidad que ha hecho posible que durante décadas estos personajes repitieran la maniobra una y otra vez desde la última dictadura cívico-militar, siempre con resultados ruinosos para la Argentina. Creo que es clave para que el Nunca Más a la deuda insostenible se haga carne de la realidad nacional.

—¿Cómo repercute esto en la negociación abierta con el Fondo, teniendo en cuenta que el propio organismo reconoce maniobras fraudulentas en el préstamo?

—El FMI, por su lado, es indiscutiblemente corresponsable. Endeudó a la Argentina mucho más allá de lo que le hubiera correspondido por su cuota en el organismo y cuando lo hizo la crisis del sector externo y la incapacidad del país de afrontar el repago de esa deuda era evidente para todos. Y así lo señalaban todos los indicadores económicos, algo que incluso dejaban ver los técnicos del FMI en los informes de la época sobre la insustentabilidad del programa firmado por Macri con el organismo. Además, violó flagrantemente su estatuto que prohíbe en su artículo VI el uso de los fondos prestados para financiar fuga de capitales, algo que estaba escandalosa e inocultablemente ocurriendo en la Argentina. Todo ese cuadro, reconocido por ellos, además donde se impuso una decisión política de favorecer la fallida reelección de Macri, amerita que, a la hora de sentarse con la Argentina para ver cómo se resuelve este problema, que ellos contribuyeron a generar, asuman su responsabilidad. Y eso concretamente se debe traducir en condiciones favorables para el país, más allá las formas convencionales del FMI, porque ninguna de esas formas se respetaron cuando se otorgó el préstamo. No hay razón para que ahora sea diferente: el FMI debe cooperar con la Argentina, indemnizarla por su mala praxis, lo cual se puede expresar en alargamientos de plazos, quitas de capital, etcétera.

—De cara al acuerdo con el FMI, Alberto Fernández señaló que “no hay lugar para ajustes recesivos”. ¿Esto descarta las típicas recetas de ajuste neoliberal que busca imponer el organismo? 

—Es evidente que no hay lugar para ajustes recesivos en una economía con más de 40 por ciento de pobreza, que acumula cinco años de declive económico y avance de la desigualdad. Sería una locura pretender más ajuste. Necesitamos políticas expansivas, necesitamos fomentar la demanda, para traccionar la producción y el empleo. Ni ajustes recesivos, ni reformas estructurales regresivas de las que suele imponer el FMI son aceptables.

— El aumento de las tarifas de luz y gas se convirtieron en un verdadero martirio para los argentinos, que tienen que elegir entre pagarlas o comer, dijo el presidente en su discurso, al tiempo que anticipó que enviará al Congreso un proyecto de ley para declarar la emergencia en los servicios públicos.

—La desdolarización de tarifas es vital para terminar con una dinámica que impuso el macrismo y que implicó un enorme negocio para las empresas a costas del empobrecimiento de nuestro pueblo. Las familias no pueden destinar sus magros ingresos a pagar los servicios, las familias tienen que tener ingresos disponibles suficientes para consumir todos los bienes y servicios que reclama una vida digna. Y nuestras empresas también necesitan tarifas justas y razonables, porque son un vector muy importante de competitividad.

Fuente: El Eslabón

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