Este último 20 de febrero la cooperativa Textiles Pigüé cumplió 18 años en los que sus asociados y asociadas cumplieron sobradamente los requisitos para poder acceder al carné de conductores de una empresa recuperada. La afirmación se ensaya pese a que, a diferencia de lo que sucede cuando de vehículos se trata, los parámetros para evaluar la habilitación o no para conducir no están acabadamente definidos en ningún lado.

Lo cierto es que desde aquellos pasos iniciales hasta acá, Textiles Pigüé conjugó plenamente los tres verbos que fungen como consigna iniciática del movimiento de empresas recuperadas: ocupar, resistir, producir. Vale como muestra repasar que todo arrancó con la ocupación y la resistencia de y en una planta enorme como esa que pertenecía a la empresa Gatic; y en las adversas condiciones similares a los inicios de muchas otras historias de recuperaciones: trabajadores y trabajadoras agobiados por el fantasma de la desocupación y la marginación social, empresarios ávidos por hacerse de los establecimientos en quiebra para continuar el saqueo propio de la las lógicas neoliberales, represión policial, complicidad y/o indiferencia y/o incomprensión de funcionarios y dirigentes políticos.

Y que hoy –y pese a las sucesivas coyunturas adversas para la actividad industrial en general y la textil en particular– la cooperativa que conduce la planta de Pigüé sigue generando producción y ocupa a 160 vecinos y vecinas de la pequeña ciudad del sur bonaerense.

Sin embargo, Francisco Martínez, director y referente de la cooperativa, afirmó que, aún “a la luz de los resultados que se observan en la nuestra y otras más de cuatrocientas fábricas y empresas recuperadas existentes en el país, creemos conveniente no cerrar el debate”, sobre cuán válido y sustentable puede y debe ser el movimiento de recuperación de empresas y trabajo autogestionado.

“Sería muy soberbio de nuestra parte decir que este es él modelo. Este sí, claramente, es un modelo, con escritura, con profesionales, con trabajadores y trabajadoras formados y capacitados, que viene dando resultados positivos; pero que dentro de sus instalaciones se pregunta constantemente cómo seguir el rumbo y que pone sus experiencias y saberes a consideración de la comunidad y quienes quieran conocerlo para revisar conjuntamente por dónde y de qué forma seguir”, indicó el referente de Textiles Pigüé. Y lo hizo con el carné en la mano, sí, con la mayoría de edad que implica decir 18 años también, pero afortunadamente con la conciencia de clase intacta.

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