Un grupo de ex alumnas de la Escuela Normal N°1 pidió a la institución colocar una placa para recordar a una compañera desaparecida en dictadura. El pedido movió a preguntas y debates al interior de la escuela y derivó en un proyecto pedagógico mayor. El lunes 24 de octubre van a descubrir una primera baldosa por la memoria. Una baldosa que recuerda simbólicamente a cada una de las víctimas del terrorismo de Estado que pasaron por las aulas de esta escuela.  

Todo comenzó a fin del año pasado cuando ex alumnas de la secundaria del Normal 1, de la promoción 1968, pidieron permiso a la escuela para colocar una placa que recordara a una compañera, Dalila Matilde Bessio Basualdo, secuestrada el 12 de abril de 1977 en la ciudad de Córdoba, junto a su esposo Oscar Vicente Delgado. Estuvo detenida en el Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio La Perla, y aún permanece desaparecida. Dalila había cursado la primaria y la secundaria en la escuela ubicada frente a la plaza Sarmiento.

“A partir de allí se abre la necesidad de responder a este pedido puntual de las ex alumnas”, repasa la regente del nivel superior del Normal 1, María Claudia Villarreal. Se inicia entonces “una línea de investigación que tiene que ver con lo que pasaba en esos años (de la dictadura) en la escuela”. Ese recorrido hoy es un proyecto que tiene nombre: Construyendo la memoria del Normal 1, derechos humanos, terrorismo de Estado y vida cotidiana en tiempos de dictadura.

El proyecto –explica Villarreal– tiene varios ejes para abordar. Uno es la identificación de aquellas estudiantes y docentes víctimas de la dictadura cívico militar, para realizar un archivo. Otro pasa por indagar cómo transcurrieron esos años a escala cotidiana, al interior de la institución. “De alguna manera buscamos construir memoria de aquellos años”, expresa la educadora, y agrega que se trata de un trabajo iniciado este ciclo lectivo con estudiantes del secundario y de los profesorados, y que se proponen profundizar el año que viene. 

La iniciativa se presenta públicamente este lunes 24 de octubre, a las 19.30, en el ingreso principal del Normal 1 (portón central, frente a la plaza). Están invitados referentes de organismos oficiales, de DDHH, docentes y supervisores. Habrá intervenciones artísticas de los centros de estudiantes del secundario y del terciario Estela de Carlotto. Entre esas presentaciones, la performance teatral a cargo del 4° año 4ta. división del turno tarde, dirigida por el profesor Lucas Aquino.

Allí, en la explanada donde se hará el encuentro del lunes, es donde será colocada esta primera baldosa por la memoria, que inaugura –expresa la regente– esta línea de trabajo pedagógico sobre el pasado reciente. 

Para confeccionar la baldosa, docentes, directivas y estudiantes se contactaron con Barrios por memoria y justicia. “Articulamos con este colectivo, nos interesó sumarnos a esta red nacional para construir esta baldosa junto a docentes y estudiantes; hay un discurso que se deja allí”, rescata María Claudia Villarreal de ese aprendizaje solidario y agradece el apoyo de Amsafé y UTE (Unión de Trabajadores de la Educación) para hacer posible este encuentro.

El colectivo de Barrios por memoria y justicia -desde 2005- “gestiona, realiza, coloca y protege las Baldosas x la memoria, que constituyen un homenaje a los detenidos-desaparecidos y/o asesinados por el terrorismo de Estado, antes y durante la última dictadura cívico militar en la Argentina”, detallan desde esta organización, y destacan que es a través de esas baldosas que “se deja una marca, una huella de su paso al señalizar en la vía pública los lugares donde vivieron, estudiaron, trabajaron, militaron o donde fueron secuestrados o asesinados”.

“Las baldosas, confeccionadas y redactadas junto a familiares y amigxs de víctimas de la represión, vuelven a darle entidad y presencia a los nombres que en ellas se inscriben, materializan su memoria, nos permiten reconstruir las historias de vida y militancia, reivindican el compromiso político y la lucha de nuestros militantes populares. Trazan un puente entre las distintas generaciones, entre el pasado y el presente, evitando el olvido y fortaleciendo las políticas de Memoria, Verdad y Justicia”, aseguran desde este colectivo.

Compromiso con la escuela

La profesora María Claudia Villarreal diferencia el proyecto sobre Construcción de Memoria del trabajo en el aula de todos los días. La puesta en marcha de esta iniciativa –afirma– “no quiere decir que sea la primera vez que se hable de memoria en el Normal 1”, se aborda desde los espacios curriculares y de distintas propuestas pedagógicas. 

La diferencia con el proyecto que ahora encaran está en el desafío para involucrarse más con la vida y la historia propia del Normal 1, con sus estudiantes y docentes y saber qué pasó en tiempos de terrorismo de Estado.  

Para Villarreal la iniciativa que encaran contribuye “a la construcción de la memoria, hace a la ciudadanía comprometida”. Recuerda también que el abordaje del pasado reciente “es una política de Estado”, sobre las que en determinados períodos hay avances y retrocesos.

“En el caso de nuestro Normal, hay una deuda en lo que implica simbólicamente la escuela para la ciudad”, considera la regente para reconocer la importancia del proyecto que decidieron iniciar.

Para la educadora no se trata de hacer todos los años lo mismo cuando se aprende sobre el pasado reciente, la dictadura cívico-militar y la democracia. El reto está en poder “reconocer esta cita secreta entre pasado y presente, que las nuevas generaciones puedan desde el presente revisitar las luchas y sueños de aquella generación de jóvenes y poder interpretar el presente de otra manera”, dice en referencia a la reflexión del filósofo Walter Benjamín (“Existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra”). 

Lo que sigue es comenzar a trabajar sobre el proyecto desde los espacios curriculares y de otros más específicos como el EDI (Espacio de Definición Institucional) sobre Pedagogía de la memoria de los profesorados. “La idea es abrir la propuesta, invitar a que se involucren profesoras y profesores de ambos niveles (secundario y superior) en los distintos ejes del proyecto”, anticipa Villarreal. 

Esto es, además de reconocer a las estudiantes y docentes víctimas de la dictadura que pasaron por esta escuela, reconstruir la vida cotidiana del Normal también por aquellos años. “Se trata de preguntarnos, por ejemplo, por qué hay tan pocas fotografías de aquellos años; de qué dan cuenta las ausencias, qué pasaba, qué había, qué no había”, invita la educadora a construir memoria. 

Experiencias que hacen camino

Otras acciones políticas-pedagógicas iniciaron este camino de plasmar memoria en las escuelas. El 27 de abril de 2018 familiares, compañeros y amigos descubrieron sobre la vereda del Colegio Dante Alighieri dos baldosas en memoria de cuatro alumnos –integraban la Unión de Estudiantes Secundarios (UES)– de ese establecimiento que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar: Sergio Jalil, Oscar Bouvier, Adriana Bianchi y Ricardo Meneguzzi. La iniciativa fue impulsada en este caso por ex alumnos junto con la concejala Norma López. 

En marzo de 2019, estudiantes y docentes del Normal 2 hicieron público el resultado de un proyecto de investigación que los convocó a comparar nombres de la documentación escolar y el registro de víctimas del terrorismo del Estado. El trabajo comenzó en 2017 y en esos dos años lograron reunir los nombres de once ex estudiantes del secundario y el terciario de la escuela de Córdoba y Balcarce: María Susana Brocca, Liliana Marta Delfino, Estrella Augusta González, Rut González, Julia Natividad Huarque, María Teresa Latino, Graciela Lo Tufo, María Amarú Luque, María Cristina Márquez, María Sol Pérez y Guillermina Elsa Santamaría. El trabajo de investigación fue coordinado por la profesora Beatriz Argiroffo y el profesor Leonardo Simonetta.

Años más tarde, en octubre de 2021, la escuela inauguró, en el patio de la secundaria, un mural con los nombres de estas once estudiantes desaparecidas y asesinadas por la dictadura cívico- militar.

El 17 de octubre de 1976, cuando le faltaba poco para cumplir los 22 y estaba embarazada de cuatro meses, María Cristina Márquez fue fusilada junto a seis compañeros de militancia en lo que se conoce como La masacre de Los Surgentes. Estudiantes de 5° año de la Escuela Secundaria 432 (ex Liceo de Señoritas) llevaron adelante un trabajo de investigación, motivados por su profesor de historia, Carlos Cárdenas, para reconstruir la vida de la joven que había pasado por las aulas de esta escuela. 

El nombre y la historia de María Cristina se revelaron cuando las y los estudiantes buscaron en legajos y archivos del ex Liceo de Señoritas, en el período comprendido entre 1970 y 1977, nombres de jóvenes víctimas del terrorismo de Estado. En marzo de 2021, también se colocó una placa recordatoria en esta escuela pública y en memoria de la estudiante.

En 2019, la Escuela Primaria N°77 Pedro Goyena colocó una baldosa para homenajear a María Cristina Márquez y Oscar Bouvier. “Aquí jugaron y estudiaron…”, dice ese recuerdo que además lleva una bella poesía que Bouvier escribió cuando estaba en 5to grado y tituló Una brisa: “Una suave brisa que barrió el camino/ mejoró los campos y meció los linos/ Llevó el fresco aroma de los eucaliptos/ El eco y el canto de los pajaritos/ Recorrió los montes/ llanuras y ríos/ Y llegó a los cerros/ donde el viento mismo/ la elevó a los cielos/ de un fuerte soplido/ y quedó flotando/ en el infinito”.

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