Los diarios de derecha se sumaron a la prédica antidemocrática que pregona “el fin del peronismo”. Los más progresistas, en cambio, destacaron “el salto al vacío” y calificaron a Javier Milei como un loco mesiánico producto de la televisión.

Las expresiones “sorpresa”, ‘’vuelco histórico”, “viraje”, “giro brusco”, “shock” y “cambio” se encuentran entre las más utilizadas por los medios de distintas partes del mundo para referirse a las elecciones presidenciales que tuvieron lugar en la Argentina. Los más afines a la ideología de extrema derecha del presidente electo hicieron uso de un enfoque muy similar al del propio Javier Milei en campaña: “enterrar al peronismo” “tumbar al peronismo”, “la larga agonía peronista”, señalaron algunos medios del exterior, en una versión algo edulcorada (pero con un mismo contenido) del mensaje impregnado de violencia genocida que sostuvo La Libertad Avanza: el objetivo no es simplemente, y democráticamente, sacar más votos que el adversario, sino “que se termine para siempre”, “que deje de existir”, que “desaparezca” (palabra que en la Argentina tiene una ominosa connotación que remite directamente a la dictadura). La raíz autoritaria y genocida de esa forma de concebir la política es explícita y se enorgullece de serlo. Y el odio al peronismo se exporta y suele ser bien recibido por muchos medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos, en todo el planeta. Por otro lado, los medios que no mostraron especial simpatía por Milei destacaron el “salto al vacío”, y hablaron de “camino inexplorado” y un “futuro incierto”, entre otras expresiones que remiten a la incertidumbre.

En cuanto a la caracterización del presidente electo, los adjetivos más utilizados fueron: “libertario”, “ultraderechista”, “economista” y “anarco-capitalista”. Se lo calificó como “predicador mediático y estrella de rock” y como “un outsider de derecha con promesas de ruptura y sin mayoría en el Congreso. Se mencionó su “retórica provocadora”, su “extravagancia”, y su parecido con el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, “porque pasó de la televisión a la candidatura”.

El diario El País de Madrid tituló: “El ultra Milei arrasa y Argentina da un salto al vacío”. En este medio se hizo referencia al pasado rockero y al presente mesiánico del presidente electo, y se recordó algunas de sus propuestas: prohibir el aborto y dolarizar.

El también español medio El Mundo se hizo eco de la retórica antidemocrática del antiperonismo de exportación. “Argentina entierra al peronismo y se entrega al ultraliberal Milei”, señala este medio, al tiempo que hace referencia a que se espera una relación mínima entre Argentina y España, por el explícito apoyo a Sergio Massa del recientemente reelecto jefe de gobierno español, Pedro Sánchez.

Un tono similar utilizó el monárquico ABC: “Milei será presidente de la Argentina tras tumbar al peronismo”.

La Vanguardia de Barcelona, por su parte, indicó “El anarco-capitalista se impuso y abre un futuro incierto en el país”.

Resulta notable cómo medios de países con sistemas parlamentaristas, donde son muchos los partidos y las alianzas que comparten el poder en el Congreso, las regiones y las alcaidías, y en los que obtener un 20 o un 30 por ciento de los votos implica una cuota de poder (y de negociación) nada despreciable, consideren “enterrada” o “tumbada” a una fuerza política que obtuvo el 44,30 por ciento de los votos (más de 11 millones). La Argentina no posee un sistema parlamentarista, pero sólo una mirada muy sesgada puede hablar en esos términos de un frente electoral que obtuvo un resultado tan importante. 

Es obvio que los medios españoles al servicio de las grandes corporaciones, como lo hacen los del resto del mundo, tienen distintas varas según los casos. Lo que importa son los negocios. Y desde hace ya muchos años, los medios hegemónicos de España vienen atacando todo movimiento popular y todo gobierno soberano en América Latina. 

El País de Madrid cumplió un papel tristemente célebre, pro Estados Unidos y claramente golpista, en sus ataques y noticias falsas contra Evo Morales, y contra la Revolución Bolivariana en Venezuela, para dar apenas dos ejemplos. Por otra parte, el ultraderechista y orgullosamente franquista Partido Popular (PP) es hermano del PRO y de Juntos por el Cambio. 

Para los yanquis Milei = Trump

El diario de la capital estadounidense The Washington Post señaló: “El libertario Javier Milei, afín a Trump, gana la presidencia argentina”. Este medio calificó al presidente electo como “populista de derecha”, señaló el “brusco giro” en esa dirección, y consideró que llevará a la Argentina a un camino inexplorado.

The New York Times, por su parte, apuntó a la “Victoria de la ultraderecha” y destacó del libertario “su estilo descarado, la prohibición del aborto, la dolarización, y la ruptura diplomática con Brasil y China”. Asimismo, recordó su “apego a teorías conspiracionistas, lo que guarda paralelismos con Donald Trump”.

El medio de Reino Unido The Guardian, calificó a Milei como “el loco de la extrema derecha”. Y agregó: “La victoria de un famoso de la televisión convertido en político catapulta a la segunda mayor economía de Sudamérica hacia un futuro impredecible”.

Tucker Carlson, periodista misógino y supremacista que entrevistó a Milei y fue despedido de Fox News por difundir mentiras

El diario francés conservador Le Monde utilizó el término “shock”, e hizo referencia “a los muchos interrogantes y dudas que genera Milei”. Recordó asimismo algunas de sus promesas de campaña: la prohibición del aborto, la dolarización, la ruptura de las relaciones diplomáticas con Brasil y China, el recorte del gasto público y la liberalización de la venta de armas. En ese mismo país, el diario progresista Libération tituló: “Argentina cae en lo desconocido”. 

Por su parte, el conservador Le Figaro optó por una comparación muy conocida: “El Trump de las pampas”.

El medio alemán Der Spiegel señaló en su titular: “Argentina recibe la peluca”. Y detalló: “El populista libertario de extrema derecha Javier Milei consiguió un triunfo histórico y vende su victoria como el fin de una supuesta «dictadura».

El conservador Frankfuter Allgemeine Zeitung encabezó la nota sobre las elecciones del 19 de noviembre con una frase muy utilizada en la Argentina: “El león se convirtió en gato”. Y agregó: “Incluso antes de la victoria, ya había hecho sus primeras alianzas con quienes considera parásitos, estúpidos y casta política corrupta”.

El italiano y conservador Il Corriere de la Sera calificó a Milei de “anarco-capitalista” y recordó que el presidente electo “es favorable a la venta de órganos”.

En Brasil, O Globo, el multimedio representante del establishment (y uno de los responsables del injusto encarcelamiento de Lula), sacó a relucir la idea de “cambio”, acaso uno de los términos, junto con “libertad”, más manipulados y vaciados de contenido por parte de la derecha. Hasta no hace mucho no era impensable, ante la propuesta de un cambio, la pregunta sobre si es para mejor o para peor. Pero la propaganda de los poderes fácticos logró, acaso en una de sus mayores victorias en la batalla cultural, obturar la posibilidad de esa sencilla pregunta ante el viejo verbo cambiar. “Argentina optó por el cambio y eligió a Milei por amplio margen”, aseguró la gran corporación mediática.

El diario pro-negocios Folha de Sao Paulo tituló: “El ultraliberal Javier Milei rompe la polarización en Argentina y es elegido”. El poderoso medio brasileño considera que se trató de “una elección histórica”. Además, caracterizó al presidente electo como “un outsider de derecha con promesas de ruptura y sin mayoría en el Congreso”.

Ninguno de los medios mencionados suele destinar espacios importantes a lo que sucede en la Argentina. Y más allá del trabajo –en algunos casos honesto y profesional– de sus corresponsales, no exhiben una comprensión profunda de la sociedad argentina, y menos del peronismo. En esta coyuntura, y desde su perspectiva (ombliguista en el mejor de los casos, despectiva y colonialista en otros) se aferran a una obviedad, que además tiene que ver con su propia realidad: el avance de la ultraderecha en el mundo. En este sentido, sumar a la Argentina al “avance de la ultraderecha en el mundo”, el predominio del voto emocional, la furia, el odio y la antipolítica resulta ajustado a la realidad, aunque insuficiente con relación a la compleja historia de nuestro país. En la Argentina, la furia asesina y el odio siempre tuvo un destinatario preferencial: el peronismo. Y más allá de los muchos cambios históricos, sociales, políticos, culturales, económicos y tecnológicos, el triunfo de Milei, que responde a una cantidad infinita de variables, motivos y factores, se relaciona con una frase que es la quintaesencia del odio criminal que ha devastado y sigue devastando a la Argentina: “Viva el cáncer”.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 25/11/23

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