La ciudad será el laboratorio donde el Gobierno ensaye su política de “guerra al narcotráfico”, probadamente fracasada en otros países de Latinoamérica. Ocupación territorial con efectos analgésicos en el corto plazo. Estado policíaco y derechos civiles de los previamente marcados. Y el aliento a la carnicería.
La repetición de una masiva movilización en la ciudad para reclamar más y mejor seguridad pública pone en entredicho las primeras reacciones políticas, adoptadas bajo la legítima presión ciudadana. Emergencias que reducen controles, tiroteos entre Nación y provincia. El riesgo de los magos en comunidades atemorizadas.
La violencia altamente lesiva difundida de modo acrítico a través de los medios sacude a la sociedad rosarina, que se movilizó masivamente. El crimen cruza los bulevares y alcanza a víctimas “ilegítimas” que no integran el lote de los “matables”. Ser joven, varón y de un barrio marginado, un mal negocio. Los homicidios en ocasión de robo son minoría, pero parecen todos. La desigualdad y el rol de las cárceles, fuera de debate.
La mayoría de los legisladores nacionales por Santa Fe avalan la Boleta Única Electrónica (BUE). Salvo el kirchnerismo, que alerta sobre la pérdida del secreto del voto.
La Justicia federal indagó esta semana a los cinco acusados por la muerte de Gerardo Escobar: tres patovicas y dos policías
Mientras el gobierno redujo el tarifazo del gas de más del mil al 400 por ciento, una nutrida protesta nacional se manifestó contra el ajuste macrista. Palabras oficiales para calentar al más manso, pequeña contribución al ahorro de energía. La Corte busca pasar el invierno, en patas y remera.
Entre marzo y junio el nivel de aprobación de la gestión de Macri cayó un 12 por ciento en Rosario. El ex gerente de Socma encuentra apoyos entre los hombres que superan los 60 años y pertenecen a sectores de mayores recursos, mientras recibe la repulsa de las mujeres pobres de mediana edad. A los ricos les preocupa la corrupción, a la clase media la inflación, a los relegados la inseguridad.
Las caídas o asesinatos de los principales referentes de las bandas criminales rosarinas más importantes de los últimos años reconfiguran –con el lenguaje de los proyectiles– el mapa delictivo de la ciudad. De las bandas normadas a la anomia criminal.
Un día después de que la ministra de Seguridad afirmó que la detención de Monchi Cantero traía “tranquilidad a los argentinos y a los rosarinos” en particular, un barra de Newell’s fue acribillado a las cuatro de la tarde en el Parque Independencia. Estaba vinculado a un caso de narcotráfico. Dos barrabravas de Central fueron ejecutados por sicarios las semanas previas.
Las condenas al ex secretario de Seguridad de la Alianza, Enrique Mathov, y a la cúpula de la Federal por la represión y cinco de las muertes de diciembre de 2001 –aunque tardías y escasas en cuanto a las penas– contrastan con la Justicia santafesina de cerrar las causas por responsabilidad política y condenar sólo a dos policías por las ocho muertes producidas en la provincia entre el 19 y el 20 de aquel mes de aquel año.
