La red social está siendo investigada en Reino Unido y EEUU por el robo de datos a más de 50 millones de personas. La información obtenida ilegalmente, a cambio de seis millones de dólares, fue entregada a una empresa consultora que trabajó para las campañas de Donald Trump y otros políticos conservadores.

Facebook está siendo investigada en Reino Unido y EEUU por el robo de datos a más de 50 millones de personas. La información obtenida ilegalmente, a cambio de seis millones de dólares, fue entregada a una empresa consultora que trabajó para las campañas de Donald Trump. El hecho desencadenó un verdadero escándalo mundial, y una serie de campañas de usuarios de la red social para borrar sus cuentas y boicotear a Facebook.

Además, accionistas de Facebook demandaron a la empresa en San Francisco por haber hecho “afirmaciones objetivamente falsas y que llevaban a error” sobre su política de privacidad. Y el cofundador de WhatsApp, Brian Acton, se sumó públicamente a una campaña para que las personas borren sus cuentas de Facebook. WhatsApp es propiedad de Facebook desde 2014, cuando la red social invirtió 22 mil millones de dólares para comprar el servicio de mensajería.

En términos políticos, el denominador común en este caso es que toda la maniobra fue perpetrada a favor de posiciones políticas de derecha, lo que incluye apoyo a la xenofobia, el odio social y el rechazo a la inmigración, entre otros clásicos de la agenda reaccionaria. Las investigaciones apuntan a demostrar que se trata de una práctica habitual. De hecho, no es la primera vez que Facebook tiene problemas con la Justicia por la manera en que utiliza los datos personales de sus usuarios. Ya había ocurrido, por ejemplo, en 2011.

“La crisis de la primera red social del planeta es un acto de justicia que la humanidad se merece. El oportunismo delirante de los responsables de Facebook, el revitalizado proyecto político de la derecha radical y la complicidad alucinante de los usuarios configuraron uno de los robos y violaciones más desastrosas de la historia de la humanidad”, escribió Eduardo Febbro en su nota “El liberalismo coloniza en la red” publicada el miércoles 21 en Página 12.

“Mal les pese a los tecnogenéticos, Facebook y las demás empresas del ramo se robaron una idea maravillosa, internet, con el único fin de extender la dominación liberal del mundo. Occidente creció a la par de la colonización y ahora las redes modernas reinventaron una nueva forma de colonización: ya no se trató más de colonizar un territorio sino que la red es el territorio mediante el cual el liberalismo extendió la nueva colonización”, señala Febbro, que hace especial hincapié en la participación de los propios usuarios en este “sistema dictatorial cerrado” que tiene entre sus objetivos formatear, censurar, manipular, dirigir, expandirse y hacer dinero.

Las acciones de Facebook cayeron en la Bolsa casi un 7 por ciento. Y el escándalo estalló también dentro de la empresa: el jefe de seguridad de la plataforma social anunció su retiro por no estar de acuerdo con la manera en que la red maneja dos temas que son clave no sólo dentro del mundo de las redes, sino también a la hora de analizar las sociedades actuales y la formación del sentido común dominante: la utilización de los datos de los usuarios con fines políticos y la difusión de noticias falsas.

En el Reino Unido, el presidente de la comisión parlamentaria para temas digitales y medios, Damian Collins, pidió más poderes para la autoridad de supervisión británica. Según dijo, también debe tener el derecho a investigar a las empresas para asegurarse de que cumplen con la ley. La comisaria de Justicia de la UE, Very Jourova, escribió en Twitter que los informes son “terribles si se confirman”. “No queremos algo así en la Unión Europea”, señaló.

En EEUU, el senador Mark Warner, demócrata, se pronunció a favor de una regulación más fuerte del mercado de publicidad política. Su colega Amy Klobuchar pidió que el fundador y jefe de Facebook, Mark Zuckerberg, comparezca ante la comisión de Justicia.

Según consta en registros oficiales estadounidenses, el equipo de campaña de Trump contrató en junio de 2016 a la empresa Cambridge Analytica y pagó más de seis millones de dólares por sus servicios, esto es ofrecerles millones de datos personales de usuarios de la red social con fines electorales.

Entre los inversores en Cambridge Analytica están el ex estratega jefe de Trump y exjefe de su campaña electoral en 2016, Steve Bannon, y un destacado donante republicano, Robert Mercer.

Según el diario The Washington Post, la Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC) podría dictaminar una multa contra Facebook de 40 mil dólares por día de violación de las normas de privacidad.

La investigación de la comisión está centrada en si Facebook rompió los términos de un acuerdo de 2011 con el organismo sobre privacidad, uno de los cuales trataba sobre las reglas para la provisión de datos a terceras partes. Ese año Facebook había accedido a obtener el consentimiento de sus usuarios antes de realizar ciertos cambios en la configuración de la privacidad, como parte de un arreglo al que llegó con la Justicia después de que se determinara que había obligado a los usuarios a compartir más información personal de la que pretendían.

El escándalo comenzó el viernes 16 de marzo cuando Facebook suspendió la cuenta de Cambridge Analytica tras descubrir que la empresa había violado su política de privacidad. El presunto responsable fue el profesor de psicología de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan.

“Nos mintió y violó nuestras políticas de plataforma al pasar datos de una aplicación que utilizaba Facebook Login a Cambridge Analytica, una empresa que hace política, trabaja para el gobierno y en el sector militar en todo el mundo”, sostuvieron desde Facebook en un comunicado.

Kogan había desarrollado una aplicación que ofrecía un servicio de predicción de la personalidad con fines académicos, que fue descargada por unos 270 mil usuarios de la red social. Estos dieron su consentimiento para que la aplicación accediera a su información personal y a la de sus contactos, algo que estaba permitido por Facebook.

De esta manera, de acuerdo con informaciones del periódico británico The Guardian, cualquiera que completaba la encuesta abría la puerta de acceso a los datos de en promedio unos 160 usuarios más, con lo que el universo alcanzado por la aplicación se amplió a 50 millones de personas. Estos datos se usaron para desarrollar un software para predecir las decisiones de los votantes estadounidenses e influir en esas decisiones, señaló el diario The New York Times.

Los gerentes de Facebook intentaron defenderse asegurando que no se hackearon sistemas de seguridad de esa red social, sino que los datos fueron obtenidos legalmente y luego retransmitidos ilegalmente. Pero estas afirmaciones, lejos de calmar las aguas, hicieron alzar las voces que piden una mayor regulación de las plataformas online.

El Gobierno británico informó que solicitará una orden judicial para registrar computadoras de la consultora Cambridge Analytica, a la que se investiga por haber realizado un “uso indebido”, con fines políticos, de datos de 50 millones de usuarios de Facebook.

La titular de Comisión de Información (ICO, por sus siglas en inglés), Elizabeth Denham, indicó que pedirá la orden por la falta de cooperación de Cambridge Analytica en relación con la investigación. Denham explicó que quiere establecer cómo la empresa “procesó y borró” datos informáticos.

Además, el Canal 4 divulgó unas imágenes tomadas con una cámara oculta en las que se observa al CEO de Cambridge Analytica, Alexander Nix, sugerir las tácticas que la firma utiliza para desacreditar a políticos a través de la red.

En el video se puede escuchar a Nix decirle a un periodista encubierto que su empresa podía hacer “muchas” cosas para indagar en el pasado poco bueno de un político.

El periodista, que se hizo pasar por un representante de un cliente que quería la elección de un candidato en Sri Lanka, se reunió con Nix y otros directivos.

El jefe de seguridad de Facebook, Alex Stamos, dejará su cargo por “desacuerdos internos” sobre cómo afrontar el escándalo, informó el diario The New York Times.

Stamos disiente también con la cúpula de Facebook respecto de la forma en que la empresa viene manejando la cuestión de la difusión masiva de noticias falsas y desinformación a través de la plataforma, factores que han influido en elecciones recientes en distintos países.

En este sentido, el directivo aseguró estar “completamente comprometido” con su trabajo, pero no negó lo que la prensa norteamericana considera una “inminente” salida. “A pesar de los rumores, todavía estoy completamente comprometido con mi trabajo en Facebook. Es cierto que mi papel cambió. Actualmente estoy dedicando más tiempo a explorar los riesgos emergentes de seguridad y trabajar en seguridad electoral”, informó en su cuenta de Twitter.

Según informó The New York Times, parte del desacuerdo en la cúpula de la red social reside en cuánto debería compartir Facebook sobre cómo los gobiernos utilizaron “indebidamente” la plataforma. Para Stamos, Facebook tendría que haber dado más divulgación del tema de la “interferencia rusa” en la elecciones estadounidenses de 2016, y debería darse una reestructuración para abordar mejor los problemas.

“La pasividad de los usuarios ante las continuas revelaciones sobre el quebrantamiento masivo de la intimidad y la monetización de sus datos personales, la inoperancia de los sistemas jurídicos de mastodontes auto congratulados como la Unión Europea, la incapacidad o la vagancia ante el reto de crear redes sanas y alternativas, la debilidad de los Estados del Sur y el atraso de las izquierdas cuando se trata de reflexionar sobre las nuevas tecnologías y los desafíos que estas introducen en la libertad humana y en la reformulación del modelo social, la fascinación ante el juguete tecnológico y el proyecto de la derecha planetaria se mezclaron en una danza mortífera”, concluye Febbro.

Estos datos se usaron para desarrollar un software para predecir las decisiones de los votantes estadounidenses e influir en esas decisiones.

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