Hace décadas que organismos de derechos humanos y movimientos sociales de Colombia y el mundo vienen denunciando los vínculos del ex presidente y actual senador Álvaro Uribe con los grupos paramilitares y los narcos. Y finalmente, la Corte Suprema de Justicia de ese país le dictó esta semana prisión domiciliaria preventiva por los delitos de fraude procesal, soborno, y por estar sospechado de intentar manipular la declaración de un acusado que lo vinculó con la creación de grupos paramilitares.

El máximo tribunal decidió que Uribe permanezca detenido en su domicilio hasta que llegue el momento de sentarse en el banquillo de los acusados por una investigación que comenzó en 2018. Como senador no tiene fueros, pero sí el privilegio de sólo poder ser investigado por la Corte Suprema.

Las sospechas y acusaciones vienen de muy lejos. El 20 de agosto de 2012, el jefe de seguridad del entonces presidente Uribe, el general retirado de la Policía Nacional de Colombia Mauricio Santoyo, confesó ante una corte del Eastern District of Virginia (EEUU) haber ayudado al grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia y al narcotráfico. Fue condenado en diciembre de 2012 por un juez de EEUU a 13 años de cárcel y a pagar 125 mil dólares de multa tras haberse declarado culpable.

La suerte le siguió siendo esquiva a Uribe a la hora de elegir quién lo cuide. En 2013, su nuevo jefe de seguridad, el general retirado Flavio Buitrago, fue detenido por su supuesta responsabilidad en enriquecimiento ilícito y sus presuntos nexos con el narcotraficante Marco Antonio Gil Garzón, alias El Papero.

En 2018, documentos desclasificados del Departamento de Estado de EEUU dieron cuenta de que Uribe fue acusado en numerosas ocasiones por diplomáticos estadounidenses de tener vínculos con el narcotráfico en los años 90.

Según informó en 2018 el portal de la Deutsche Welle (DW, servicio de radiodifusión internacional de Alemania), “una de las comunicaciones, que datan de 1993, describe una reunión de diplomáticos estadounidenses con Luis Guillermo Vélez Trujillo, entonces senador del Partido Liberal, formación política en la que militaba Uribe”.

De acuerdo al cable desclasificado, Vélez Trujillo explicó al Gobierno de EEUU que Uribe había recibido “financiación” para sus campañas electorales al Senado por parte de la familia Ochoa Vásquez, miembro del Cartel de Medellín que dirigía el capo del narcotráfico Pablo Escobar.

El senador Vélez Trujillo también indicó a los estadounidenses que fue Uribe quien inició contactos con la madre de Pablo Escobar, mientras el narcotraficante intentaba negociar un canal de comunicación con el entonces presidente, César Gaviria (1990-1994).

Ante la decisión de la Corte, Uribe señaló: “La privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora, por mi familia y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la Patria”.

Por su parte, el presidente de Colombia, Iván Duque, hijo político de Uribe, señaló: “Yo creo que es una persona que en todo su comportamiento está la palabra honorabilidad, y uno sabe que en la política hay personajes que generan amores, desamores, críticas… Pero yo creo que siendo objetivos, todos reconocemos lo que era Colombia en el año 2002 y la Colombia que nosotros vimos en el año 2010”.

Uribe, referente de la derecha más violenta de la región, siempre torpedeó los acuerdos de paz entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). De hecho, desde la firma del pacto cientos de ex miembros de esa organización son masacrados sistemáticamente.

Por eso es que no todos se lamentan por el encarcelamiento. El partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), integrado por miembros de la antigua guerrilla que firmó la paz con el gobierno de Juan Manuel Santos en 2016, celebró el fallo. “Los tiranos quieren convencernos que son intocables, que pueden hacer lo que quieran contra la gente y que nada les pasará nunca. Pero la verdad es que por más intocables que se crean al final los pueblos triunfan sobre ellos”, señaló esa fuerza política a través de Twitter.

 

Fuente: El Eslabón

 

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