Raspa y gana
Yo no sé, no. Pedro se acordaba que para la última semana de noviembre la pregunta era siempre la misma: “¿Y?, ¿pasás?”. Y la respuesta: “No sé”. Él y dos más estaban en la picota con el promedio, los mantenía con esperanza la not
Yo no sé, no. Pedro se acordaba que para la última semana de noviembre la pregunta era siempre la misma: “¿Y?, ¿pasás?”. Y la respuesta: “No sé”. Él y dos más estaban en la picota con el promedio, los mantenía con esperanza la not
Yo no sé, no. Pedro se acordaba cuando el equipo de los pibes empezó a participar en torneos donde en los partidos había un referí. Era algo nuevo jugar con una autoridad, porque hasta ese momento se jugaba respetando cierto regla
El creador de Germinal Terrakius fue distinguido en el Concejo Municipal tras cuarenta años de trayectoria. En diálogo con este periódico y uno de sus secuaces (Hilo Negro), Franchi recordó a sus maestros, habló de actuación, y al
Yo no sé, no. Pedro me comentaba cuando en la barra uno de los pibes empezó a hablarnos de trayectoria, y fundamentalmente a la hora del fulbito. Comenzó una vez en un pan y queso, en el que para él era muy importante saber de la
Yo no sé, no. Pedro se acordaba cuando iban hasta Uriburu y Avellaneda, por la Vía Honda, a jugar un partido con los de ahí. Llevaron a Manuel, al que le decían Manolín porque parecía un torero, siempre esquivando las desgracias o
Yo no sé, no. Pedro se acordaba que siendo pibes, con el equipo del barrio, ante la invitación para dos torneos, tenían que decidir por uno, ya que caían en un mismo fin de semana. Uno era en un «cantry» de Funes, y el otro en el
Yo no sé, no. Pedro se acordaba que cerca del tambo que estaba a un par de cuadras de donde vivía, había manzanas en las que apenas llovía un poco más de lo normal, se inundaba tanto que parecía un mar. Pedro y los pibes se ilusio
Yo no sé, no. Pedro se acordaba de la preocupación que sentía por Teresa, una señora mayor que vivía sola y que nos cuidaba la pelota y hasta la red de los arcos que guardábamos en su casilla los días de tormenta. La doña un día l
Yo no sé, no. Pedro se acordaba, cuando iban a la escuela, que a su grado llegaron unos hermanos pelirrojos, colorados bah. Venían del límite de barrio Plata, al sur del colegio de barrio Acindar, no muy lejos lejos, así que se ve
Yo no sé, no. Pedro se acordaba que a mediados de los 60 acompañó a un equipo de los más grandes del barrio, él no llegaba a los 10 años, a un partido desafío en la cancha que estaba por Pellegrini entre Valparaíso y Lima. Creo qu