Salir de la pesadilla Milei
Ni soluciones mágicas ni desesperanza. Así se presenta el escenario que indefectiblemente conduce a la caída del régimen anarcocapitalista. ¿De qué factores depende ese derrumbe que millones ansían y otros tantos niegan?
Ni soluciones mágicas ni desesperanza. Así se presenta el escenario que indefectiblemente conduce a la caída del régimen anarcocapitalista. ¿De qué factores depende ese derrumbe que millones ansían y otros tantos niegan?
El cambio que intenta el régimen anarcolibertario no es sólo económico. Tras la mascarada del orden se encubre una virtual desregulación del delito organizado. “El Estado es peor que la mafia”, supo decir el actual Presidente.
El regodeo oficial explícito del daño que ocasionan las medidas del gobierno libertario y el aval en redes de esa conducta son síntomas inquietantes de la descomposición social en curso. Su correlato en la política es inevitable.
El experimento anarcolibertario pone en riesgo la unidad nacional. Y el falso federalismo que consiste en alambrar o blindar provincias y regiones no puede ser la respuesta al intento de cumplir aquel viejo plan británico.
En sus entrañas, el gobierno de Milei no sólo esconde corporaciones y grupos de interés, principalmente financieros. Profundizando el patrón de Mauricio Macri, el espionaje ilegal también teje su telaraña en la Casa Rosada.
Macri habla de “take over”, Bullrich de coalición, lo cierto es que los “aliados” de Milei sólo piensan en hacerse de un gobierno al que ya dan por terminado. La reaparición de CFK y un regreso a la mirada histórica.
El establishment es el guionista del programa más salvaje desde la dictadura. Detrás de la fantochada anarcolibertaria hay un proyecto de disolución nacional. Las esquirlas de la estruendosa derrota legislativa del oficialismo.
Milei le propinó a la sociedad un golpe desregulatorio sin antecedentes desde la dictadura. Los vaivenes del tratamiento de la Ley Ómnibus mostraron rasgos circenses y los límites reales de un modelo hambreador y deshumanizante.
El proyecto anarcocapitalista murió antes de nacer. La CGT no tardó en poner contra las cuerdas a un Gobierno que se encamina a la disolución, rodeado de cómplices que no toman nota de un tsunami que también se los llevará puestos
En Davos el establishment global conoció de la peor manera al Presidente y su salto a la Casa Rosada plantea un interrogante: ¿puede sostenerse un modelo que desconoce hasta los límites que el mercado le pone a su propia angurria?