La abuela del corazón
Zulma Lugones tiene 74 años y un merendero en el que comen 190 chicos y sus familias todos los días. La historia de una mujer que llegó el Chaco a barrio Moderno para transformarse en la mamá de todos y todas.
Zulma Lugones tiene 74 años y un merendero en el que comen 190 chicos y sus familias todos los días. La historia de una mujer que llegó el Chaco a barrio Moderno para transformarse en la mamá de todos y todas.
Alejandra Benz es escritora, lesbiana, gorda y peronista. Hace cinco años salió del closet más difícil: el de la corporalidad gorda. Ahora es activista y habla con femimasa con un objetivo: visibilizarse y ocupar espacios.
Luna Garat tiene 19 y fue la presidenta del Centro de Estudiantes del Instituto Politécnico durante el periodo 2018/2019. Desde muy chica cree en la política como una herramienta para transformar la realidad.
Michelle Vargas Lobo es un cuerpo creado pieza por pieza a pura militancia. Referente de la comunidad travesti/trans, su historia es la de una población que rompe estereotipos y promedios de vida sobreviviendo día a día.
Viviana es calma y tormenta a la vez. La vida la golpeó donde más duele, pero su voz se levantó por el derecho a saber. Es historiadora y peronista desde la cuna. Estuvo detenida desaparecida La Calamita y en el SI de Jefatura.
Es actriz, dramaturga, directora y docente de teatro: siempre está en cartelera tramando o tramoyando ideas y propuestas. Peronista y feminista de Perón, es una militante del arte que se la juega por la palabra preñada de acción.
Claudia Martínez, educadora y comunicadora popular, es parte, desde el inicio, de la Biblioteca Popular Cachilo, una bella experiencia comunitaria donde los libros se abren todos los días como ventanas para mirar el mundo.
Fabiana Fernández es antropóloga, trabaja para el Estado y con organizaciones civiles. Es una militante del colectivo LGBTI y del campo nacional y popular, y con su escritura es capaz de desordenar al mundo como lo conocemos.
Camila Arce es activista por el VIH, el virus con el que convive desde que nació y a partir del cual construyó su mundo, lejos de los paradigmas biologicistas. Una de las tantas historias de quienes resisten este modelo atroz.
Sus grandes ojos oscuros, su alegría y su militancia, lo primero que se nombra de María Cristina Márquez. Tenía 21 años cuando la dictadura la fusiló en Los Surgentes. Estudiantes de la Escuela Rivadavia le ponen voz a su historia