Del artiguismo a la propuesta kurda, un encuentro de dos proyectos revolucionarios por la autonomía, igualdad multicultural y economía popular, y con un “pueblo en armas”.

“Es notable y extraordinario el parangón y el encuentro histórico y político que puede verse entre el proyecto federal multicultural artiguista y la propuesta dialéctica, libertaria y revolucionaria del Confederalismo Democrático, expresada por el líder del PKK, del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Abdullah Ocalan”, sostiene Mauricio Castaldo, profesor de Historia entrerriano. En abril de 1813, al reunirse en Buenos Aires la Asamblea del Año XIII, los diputados de la Banda Oriental portaron instrucciones emancipatorias y federalistas, pero los representantes del proyecto artiguista fueron rechazados.

Las instrucciones artiguistas en la Asamblea del Año XIII indicaban, ya en su artículo 2°: “No admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las provincias que forman nuestro Estado”.  En el 3° señalaba: “Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable. Retiene su soberanía, libertad é independencia, todo poder, jurisdicción y derecho que no es delegado expresamente por la Confederación á las Provincias Unidas juntas en Congreso”, (Comisión Nacional Archivo Artigas, Archivo Artigas, T. XI, Montevideo, 1974).

Proyectos y articulaciones

Rodolfo Walsh indicaba: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”. En ese marco, hay articulaciones de luchas y proyectos distanciadas en tiempos y geografía, donde estallan ideas y luchas con ideales y proyectos populares, basados en la autonomía, la democracia y la participación de pueblos que no entregan su dignidad.

A pesar de las diferentes épocas y contextos regionales y políticos, el pluralismo ideológico, cultural y la autonomía política y social, además del concepto de “un pueblo en armas”,  son fundamentos que conviven en el proyecto kurdo y también en parte del ideario Artiguista.

Bases confederales

Eduardo Nochera, profesor e investigador autor de los dos tomos de Quién es Artigas, Viajando tras sus pasos, afirma que el artiguismo es “un movimiento emancipatorio, popular”. “Allí encuentro la sumatoria de los pueblos que organizan un modo de constituir un nuevo tiempo político a partir de la revolución. Es un movimiento real, concreto, de hombres y mujeres, que toman las armas, y coordinados por un jefe civil, que es Artigas, asumen una autonomía y con bases confederativas generan la unión de pueblos libres y dan inicio a un proceso de democratización de lo público”, sintetiza.

“El artiguismo –agrega Nocera- aparece como una cosa actual, es la unión que nos debemos para presentarnos como un bloque y ser actores de la historia nuestra, y no el coro de nuestra historia”.

Frente multicultural

El profesor de historia Mauricio Castaldo, también resalta que “el artiguismo fue un frente político de clases. Ese frente de clase se fue radicalizando en el marco de la guerra”. Sobre el actual movimiento kurdo, remarca que hoy es considerado una solución para la cuestión kurda “para combatir la opresión que ejerce global dominación del capitalismo”.

En ese marco, el secretario de Formación de la asociación del magisterio entrerriano (Agmer) de María Grande y editor del Portal del Foro Artiguista Entrerriano recomienda leer la propuesta kurda.  

Entre el Paraná y el Uruguay

Muy poco se habla de aquel 29 de Junio de 1815, cuando delegados de los pueblos de Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Córdoba, La Rioja y Santa Fe, además de Uruguay y el sur de Brasil, se reunieron en el Arroyo de la China (hoy Concepción del Uruguay, Entre Ríos).

El denominado Congreso de los Pueblos Libres, convocado para declarar la independencia definitiva, ya proclamada en varias regiones, trató la organización política y el comercio, la participación de las comunidades originarias en la economía de la confederación, la política agraria y la extensión de la Confederación.

Ese brote del federalismo revolucionario preocupó a la elite que deseaba heredar el poder central y los negocios con Europa y armar un protectorado del Reino Unido, Portugal u otro postor.

“La tragedia política fue la necesidad de construir una república, democrática y federal. El germen del federalismo y la democracia. Opuesto a los intereses comerciales de la oligarquía porteña, preocupada por el agite artiguista radicalizan a afros, gauchos, originarios y criollos”, explica Castaldo.

El historiador entrerriano sostiene: “Debemos subrayar entonces que la matríz federal artiguista revolucionaria es absolutamente distinta a la matriz constitucional alberdina y al pacto hegemónico urquicista y mitrista (1853-1861), dónde los pueblos pasan a ser, paso a paso, provincias con minúsculas cada vez más dependientes del poder central”.

Entre el Éufrates y el Tigris

En otra Mesopotamia, la del Tigris y el Éufrates, una antigua lucha vive el pueblo Kurdistán, diseminado sin territorio entre tierras de Siria, Iraq, Irán y Turquía.

Desde 1999, en una cárcel de Turquía, permanece detenido e incomunicado el referente kurdo Abdullah Öcalan. Desde allí, buscó cómo construir un proyecto político distinto al marxismo leninista, y con el federalismo como sistema político y multiculturalismo”, explica Castaldo.

Por otra parte, Virginia Benedetto, reportera gráfica rosarina, recorrió el territorio kurdo desde el oficio y el compromiso con la lucha de las mujeres kurdas. La fotógrafa resalta que son“40 millones de descendientes de su antigua comunidad, dividida por guerras cotra el imperio persa, la aparición de Turquía y los europeos que van por el petróleo”.

“La disputa es por el reconocimiento de la identidad cultural, como un pueblo que existe en la región desde hace miles de años”, indica Virginia.

“Las decisiones se toman en asamblea, por las bases y los espacios para discutir y definir sobre economía –no para generar riquezas y si de acuerdo a las necesidades de la gente–, educación para la formación de un pensamiento libre y acompañando a niños que nacieron en guerra” remarca Virginia.

El lider kurdo Abdullah Öcalan analiza: “El derecho a la autodeterminación de las personas incluye el derecho a un Estado propio. Sin embargo, la fundación de un Estado no incrementa la libertad de las personas. El sistema de las Naciones Unidas, basado en Estados Nación, permanece ineficiente. Mientras tanto, los Estados Nación se han convertido en un serio obstáculo para cualquier desarrollo social”.

“El Confederalismo Democrático es, en contraste, el paradigma de los oprimidos. No es controlado por el Estado y se funda en la participación de base popular y sus instituciones”, agrega.

En ese sentido, ya el libro Federalismo, socialismo y antiteologismo (1868) el anarquista ruso Mijaíl Bakunin (1814-1876), señalaba como base del anarquismo colectivista, al “confederalismo regionalista de cara a las tendencias centralizadoras republicanas y socialistas autoritarias”.

El movimiento kurdo convoca a diversos grupos étnicos y religiosos (con excepción del islamismo reaccionario). Además, son fundamentales la lucha y organización de las mujeres kurdas y la implementación del ecologismo social, en la edificación de una sociedad igualitaria y libre.

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