Llegando a fin de año, la fuerte recuperación económica pospandemia no derrama. La pobreza sigue alta, igual que la inflación. Mejora el empleo y los salarios pelean contra la suba de precios.

Por estos días se anticipan actividades rememorativas a 20 años del estallido de diciembre de 2001: históricas jornadas de protestas callejeras, los sucesos del 19 y 20, estado de sitio, hambre, saqueos, represión y muerte, helicóptero, crisis, vacío político, deuda externa. Llegando a otro fin de año, en otra rara como encendida coyuntura y en medio de nuevas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, esta vez por el crédito-bomba que dejó la gestión Macri, se conocieron algunos números de actualidad socioeconómica, como los referidos a pobreza, inflación, ingresos y empleo. Mientras se prenden arbolitos y guirnaldas navideñas, los datos de la realidad encienden otras luces, buenas y malas, pocas alentadoras, muchas preocupantes.

Si bien en el actual escenario político y económico todo parece supeditado al desenlace y a las condiciones que establezca el acuerdo (o desacuerdo) con el FMI por la deuda que introdujo el anterior gobierno como Caballo de Troya -para dejar al Fondo «como garantía para que gobiernen bien», dijo el ministro de Hacienda de Macri, Nicolás Dujovne-, el principal problema de la economía argentina radica en los persistentes y elevados niveles de inflación que carcome poder adquisitivo de ingresos y salarios, en un contexto de altos precios internacionales de materias primas que presionan la inflación mundial y con formadores de precios locales que sacan ventaja de su posición dominante en el mercado.

Pobreza

El relevamiento presentado días atrás por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina permitió determinar que la economía argentina experimenta una fuerte recuperación pospandemia, donde, en otras palabras, las características de esta sostenida mejoría económica calculada en alrededor de diez puntos del producto bruto, vinculada más a sectores exportadores, sigue siendo despareja y no redunda en una mejoría para el bienestar de las mayorías populares.

Según la UCA, al analizar lo ocurrido en el tercer trimestre de este año comparado con igual período del año pasado, el 43,8 por ciento de la población argentina (casi la mitad) es pobre (alrededor de 18,4 millones de personas), mientras que el 65 por ciento de chicos y chicas menores de 17 años está en esa condición, determinada por el costo de la canasta básica. El dato global de situación de pobreza representa una leve baja, casi un punto, con relación a 2020, en plena pandemia, cuando la pobreza era de 44,7 por ciento, aunque se ubica por encima del 39,8 de 2019.

En tanto, el índice de indigencia, 8,8 por ciento, se encuentra en valores bastante similares a los de la prepandemia. El trabajo estadístico destacó la asistencia social que desplegó el gobierno de Alberto Fernández (también lo hizo en el plano laboral) para amortiguar el impacto económico de la crisis pandémica, programas como el Ingreso Familiar de Emergencia o la Tarjeta Alimentar, a los que calificó de «fundamentales para evitar que se dispare la indigencia», personas carenciadas con necesidades básicas insatisfechas, ya que sin ayuda estatal este índice treparía del 8,8 al 18 por ciento.

El plan anticrisis del Frente de Todos, según se desprendió del documento elaborado por la UCA, sirvió pero no llegó a compensar el deterioro en la calidad de vida de los sectores populares, donde falta empleo, y si hay o repunta, en muchos casos, es precarizado o mal remunerado. Y donde la inflación pega más.  

El Observatorio de la UCA también determinó otro dato preocupante: de ese casi 44 por ciento de pobreza a octubre pasado, hay un 30 por ciento que es crónica y que para revertir el panorama habría que avanzar en cambios socioeconómicos estructurales, como una progresiva distribución del ingreso y generar empleo masivo y de calidad. En la otra punta, como contraste de la desigualdad, hay un 30 por ciento de la población económicamente activa que nunca cayó en la pobreza. En este sentido, la UCA también reconoció, como consecuencia de la crisis, un «empobrecimiento de las clases medias con capacidades de ahorro».

El cuadro de pobreza medida por ingresos, que creció diez puntos durante el macrismo pese a las promesas en el aire de «pobreza cero», expresó este año registros más alentadores a los del horrible 2020, aunque el informe de la UCA advirtió que persiste el deterioro socioeconómico, en buena medida por el elevado índice de precios que absorbe aumentos salariales o subsidios que obtiene el consumidor. De acuerdo al reporte citado, el efecto de la inflación y la pérdida de derechos laborales hicieron que entre 2019 y 2021 el poder adquisitivo del total de los ocupados disminuyera 7,4 por ciento.

«Hay una historia en el FMI, una historia doctrinaria, ideológica, conceptual, que tiene mucho que ver con lo más rancio del neoliberalismo nacido de los consensos de Washington que le han hecho mucho daño a la región y al mundo», dijo el presidente Alberto Fernández y, sobre las negociaciones con el organismo, consideró que el FMI «entiende que para cobrar no puede seguir aumentándose la pobreza de un país como la Argentina».

Ingresos y precios

El último informe de coyuntura del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía, el grupo de economistas rosarinxs Mate,  señaló que «la inflación interanual se mantiene por encima del 50 por ciento, en un nivel similar al de los últimos dos años del gobierno de Macri». Y siguió: «Luego de mostrarse insuficientes las medidas adoptadas para contener la inflación (ancla cambiaria y congelamiento tarifario), el gobierno incorporó una medida más directa: la regulación de precios de un conjunto de 1.432 bienes de consumo masivo».

Sobre la problemática de la inflación, en otro informe de coyuntura recién elaborado y publicado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), se estableció que el índice de precios de supermercados en la provincia de Santa Fe se incrementó en noviembre casi 3 por ciento (2,9) con respecto a octubre, con mayor incidencia en la canasta básica alimentaria (3,4).

Por otro lado, el trabajo informativo y estadístico de Mate resaltó que «en los últimos meses (por revisiones de paritarias, nuevos acuerdos y tramos de aumentos acordados con anterioridad) el aumento de los salarios fue superior al incremento de precios: creció 3,1 por ciento, liderado por el sector público», mientras que las remuneraciones en el empleo informal sufrieron una nueva caída.

«Con esta evolución, tanto los trabajadores del sector público, como los empleados formales del sector privado, tienen un poder adquisitivo de su salario similar al que tenían al dejar Macri el gobierno», cuando el salario real se recortó en promedio más de un 20 por ciento. «Los trabajadores informales (empleo privado no registrado), en cambio, continuaron perdiendo poder de compra», se indicó.

Una pregunta clave que se hace el informe de Mate es ¿cuánto debe aumentar el salario real para recuperar el poder de compra de 2015? «El anhelo de los trabajadores, que permitió ponerle un punto final al gobierno de Macri fue el de recuperar el poder de compra del 2015. Para que ello suceda, desde el nivel actual el conjunto de los salarios (o sea, en promedio) debería aumentar 34 por ciento», se respondió.

Empleo

Con referencia al mercado de trabajo, desde el Mate se señaló que «el empleo registrado total (esto incluye trabajadores formales del sector privado y del sector público, monotributistas y empleados de casas particulares) recuperó su nivel previo a la pandemia. Se trata de medio millón de empleos perdidos que se recuperaron.

Dicha recuperación fue liderada por los monotributistas. Si sólo observamos el empleo registrado en el sector privado, la recuperación fue muy importante hasta el comienzo de la segunda ola de contagios (marzo 2021). Desde allí se estancó la creación de empleos, pero en los últimos meses volvió a acelerarse. El último dato, de agosto, indicaba que, de los 250.000 empleos perdidos, se habían recuperado sólo la mitad.

En el mismo terreno, un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), contabilizó que el empleo privado sumó 19.600 puestos en septiembre y lleva once meses de crecimiento. El repunte de septiembre, según el Cepa, alcanzó el 75 por ciento de cupos laborales perdidos luego de la crisis por pandemia y consideró que aún hay un mayor margen de levantada para actividades como la construcción, la industria, el comercio, el turismo y la gastronomía, sectores que más sufrieron el golpe de la pandemia.

A la contracción durante la crisis sanitaria, apuntaron desde el Cepa, hay que sumar los 276.300 puestos perdidos durante la recesión acontecida entre abril de 2018 y diciembre de 2019, en el último tramo de la gestión Macri.

Gasto

«En octubre el gasto primario (antes del pago de intereses de deuda) fue el mayor de los últimos cinco años. Desde agosto parece haber cambiado la tendencia al congelamiento del gasto observada en la primera mitad del año. Las partidas que explican el incremento del gasto son los programas sociales (Potenciar Trabajo, acciones de empleo, políticas alimentarias) y los subsidios a la energía para contener tarifas. La partida asociada al pago de jubilaciones continúa retrasada, pero se recuperó el gasto salarial del sector público con relación a los meses previos», se analizó en el reporte de Mate.

El Frente de Todos, entre tensiones internas, desorientaciones y errores no forzados, tuvo su fiesta popular en la Plaza de Mayo al celebrar la vigencia de la democracia, los derechos humanos y los primeros dos años de gobierno, marcados por la pandemia de coronavirus y su huella mundial, las emergencias y los efectos devastadores que el neoliberalismo macrista dejó a su paso.

Mientras pulsea con el FMI y jura que no aplicará la típica receta de ajuste contra los que menos tienen que siempre impone el Fondo, el oficialismo parece tomar nota de la delicada situación social y prepara medidas económicas para mejorar el bolsillo y la asistencia en el mes de las fiestas. En rigor, al cierre de esta nota, se confirmó un bono para jubilados nacionales. Días atrás, con el secretario de Comercio Roberto Feletti bastante solo en la cruzada anti-inflación, se anunció una nueva etapa del congelamiento (algo derretido) de precios más la incorporación de una canasta con productos navideños a precio accesible.

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