Una semana con interrogantes pero también con afirmación de derechos en el Concejo Municipal.
Una semana con interrogantes pero también con afirmación de derechos en el Concejo Municipal.
La oposición intentó un golpe parlamentario, pero no pudo. Parte de ella, la mitad, se sentó ahora a negociar y planteó una tregua. El gobierno liberó dirigentes golpistas presos y los opositores suspendieron una marcha y pospusieron la farsa de “juicio político” (figura que no existe en la Constitución).
Yo no sé, no. Tenía alrededor de 11 años, soñaba con el día en que podría abandonar las flechas blancas que usaba de contrabando en el campito, porque eran las mismas que tenía que llevar para gimnasia, y pensaba: “¿Cuándo será el día de usar esos botines?”. El tema es que eran del viejo, y estaban hechos de un cuero hermoso, originales. Y estaban nuevitos, porque el padre se los había ganado en una rifa y no los usaba, ya que se le daba más por las bochas, aunque igual los guardaba como si fuera un trofeo deportivo.
Emma Bovary, Anna Karenina y las boquitas pintadas de Manuel Puig son ejemplos, los más a mano, de los esfuerzos de la literatura universal y masculina para dar cuenta de la subjetividad femenina. Chechechela, del rosarino Mirko Buchín es otro modelo exquisito de esos esfuerzos. No es la mujer hablada por un hombre, es una chica de barrio que habla por sí misma, con desenfado y picardía, de la carga moral de la sociedad de su época.
“A pesar de las diferencias políticas, ideológicas, religiosas, étnicas, los gobiernos latinoamericanos propusieron una ruptura respecto de las políticas neoliberales que atravesaron estos países luego de las dictaduras militares. Cada uno, desde su lugar, planteó la necesidad de establecer lazos comunes, solidarios, cooperativos, que más allá del éxito y la continuidad de los bloques regionales que tendieron a construir esos vínculos, expresaron la cuestión de un «Nosotros» que incluye, ya sea latinoamericano, negro, indígena, campesino, obrero, etc”, indica Guadalupe Román, profesora de historia, graduada en el Instituto N°8 Almirante Brown
Más vale reprimir que curar. Al mismo tiempo que dice “no” a los gremios que reclaman una reapertura paritaria para recomponer salarios o un bono de fin de año para empatarle a la inflación, e ignora a los movimientos de desocupados y organizaciones territoriales que exigen la declaración de emergencia social –por el impacto de las políticas neoliberales de Mauricio Macri–, el gobernador Miguel Lifschitz anuncia un “plan preventivo” para el mes “siempre difícil” de diciembre, que más que contener un programa de desarrollo o ayuda a los sectores más golpeados por el modelo Cambiemos, promete palos “para evitar desbordes”.
El acto de homenaje a Néstor Kirchner en La Matanza erizó los pelos de Mauricio Macri y su elenco gubernamental, quienes captaron muy rápido que la unidad del peronismo llegó de la mano de alguien que entró a la eternidad. Como siempre sucede en el peronismo: los líderes conducen aunque no estén, los vivos acompañan, y el resto conspira.
La oposición, enfurecida por la suspensión del referendo revocatorio, quiere derrocar a Maduro con un “juicio político”, pese a que esa figura no existe en la Constitución. La derecha no quiere ir a la mesa de diálogo con mediación del Vaticano. Apuesta a la tensión en las calles y a la farsa destituyente.
A Cacerola, cuenta Pedro, se le había ocurrido jugar por el medio campo y parecía una muralla. Una muralla por la que no iba a pasar nadie, porque era grandote. Aunque no era muy hincha ni de Newell’s ni de Central, admiraba a los 5 como Landucci o el correntino Berta. Lo cierto es que en ese partido parecía la Línea Maginot, esa serie de búnkers que hicieron los franceses que decían que era impenetrable para el avance nazi.
“Asumiendo que todo acto educativo es político, es imperante problematizar contenidos, ponerlos en tensión, y tratar así de arribar a la construcción de un pensamiento crítico y debatible. Entiendo la importancia ineludible que implica enseñar los procesos emancipatorios e independentistas en América Latina a principios del siglo XIX, desde una perspectiva crítica, en función de la relevancia de los ideales políticos, posicionamientos sociales y económicos, como por ejemplo el artiguista, que fueron sesgados por parte de la historiografía argentina”, dice Salomé Márquez, profesora de Historia de la capital santafesina.