La controvertida ordenanza municipal de espectáculos públicos de Rosario es un mamotreto que pretende regular el uso público de una amplia gama de espacios privados.
La controvertida ordenanza municipal de espectáculos públicos de Rosario es un mamotreto que pretende regular el uso público de una amplia gama de espacios privados.
La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de junio de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez, se hablaba más de Keres o Nimzovitch que de Aramburu y Rojas, y la única maniobra militar que gozaba de algún renombre era el ataque a la bayoneta de Schlechter en la apertura siciliana.
Entre nosotros había algunos con espíritu comunicativo que, más que informarse, querían entrar en contacto, lanzando y recibiendo señales extramuros de la ciudad. Muchos tocaban en bandas. Otros no, como Zalo, que decidió editar Movimiento Underground “convencido de que no todos podíamos tocar la guitarra y cantar, que alguno se tenía que dedicar al bajo, otro a la batería y, sobre todo, alguien tenía que difundir las bandas”. Difundir, palabra clave en esa flexible división social del trabajo que, casi enseguida, incorporó otros elementos además de las bandas: ideas, poesías, gráficas.
Desde su título hasta los enfoques posibles –dedicamos ocho páginas y nos quedaron varias miradas afuera–, el último número de El Eslabón vino muy debatido en esta redacción, en la previa a su salida. “Lo de Ramonet sobre el periodismo militante descolocó a más de uno”, contó Eugenia, una de las compañeras que fue a cubrir la charla que dio el martes 3 de mayo.
Internet no es la panacea del periodismo porque cualquiera pueda decir lo que le plazca, sino porque puede fundamentar lo que le plazca para un público interesado y real, que se puede seguir y calibrar; cosa que no pasa en los medios tradicionales que tratan de ganarse un lugar en la web a costa de ningunear y desoír los criterios editoriales que Wikipedia instituyó hace rato.
De Mariano Moreno a Julius Fucik, los días del periodista nacional e internacional, marcan con tinta indeleble el sentido profundamente político de este “violento” oficio terrestre, a pesar del esfuerzo de la prensa hegemónica por disfrazarse de objetiva, neutral, imparcial, independiente y apolítica.
Otra relato sinuoso de Hilo Negro, desde una casilla de lata, que quedaba a unos 20 metros del arco de madera que daba más al sur de la canchita que corría paralela a Iriondo, al Arco del Triunfo parisino.
La Justicia procesó a Ariel Guille Cantero por el crimen de Diego Demarre, dueño del boliche en cuyas cercanías fue asesinado su hermano, el Pájaro Cantero, unas horas antes. Detalles de una muerte violenta.
Crisis de representación, ajustes, desocupación, desánimo y rechazo de la política conforman el caldo de cultivo ideal para el auge de la ultraderecha. La culpa la tienen los banqueros, pero a muchos ciudadanos les resulta más fácil odiar al inmigrante.
Nos encontrábamos en una especie de taller gigante donde zumbaban mecanismos cuya naturaleza no discerní al comienzo, pues el humo lo llenaba todo; y, sin embargo, el olor de las tintas frescas, los aguarrases y las emanaciones de plomo que saturaba el ámbito me parecía extrañamente familiar. Sólo al reconocer la oscura masa de una rotativa entendí que nos hallábamos en una imprenta; y entonces consulté a Schultze con la mirada, según lo había hecho ya tantas veces, curioso de saber qué nueva maldad estaría cocinándose en aquel recinto.