Una Rosario de letras
La Facultad de Humanidades y Artes (UNR) lanza este año una diplomatura dedicada a estudiar, analizar y difundir la producción literaria de la ciudad. La coordina el profesor y doctor en letras Roberto Retamoso.
La Facultad de Humanidades y Artes (UNR) lanza este año una diplomatura dedicada a estudiar, analizar y difundir la producción literaria de la ciudad. La coordina el profesor y doctor en letras Roberto Retamoso.
Esa noche, mientras va y viene llevando pedidos, empieza a conocer a sus compañeros de trabajo. Hay un par de pibes calladitos, que no abren la boca, y reciben los viajes sin decir ni mu; cargan, arrancan, y al rato regresan, para
Al día siguiente va a una pollería que queda más cerca del centro, en la zona del parque. Un conocido le avisó que andaban buscando repartidores porque se les habían ido dos o tres pibes.
Después de pasar el día embolado, sin saber qué hacer ni dónde meterse (ahora, en vez de ver lucecitas moviéndose frente a sus ojos, escucha voces, voces conocidas pero remotas, que dicen “por qué no le das unos pesos para que vay
Después de dormir toda la noche, o mejor dicho lo que restaba de la noche, en la habitación del nene, se levanta. Su mujer se ha ido a trabajar, llevándose al nene para dejarlo en la escuela.
Hecho sopa, llega a la casa. Las luces están apagadas porque es muy tarde: deben ser más de las tres de la mañana. Sin embargo, cuando entra al dormitorio se encuentra con que su mujer se halla despierta; está sentada en la cama,
Ahora está sentado delante de una mesa, enfrente de la mujer, que tiene el nene al lado. La mujer ceba un mate y se lo alcanza. Él chupa lentamente, tomando el agua tibia con sorbidos pequeños.
Sale del bar, preocupado. A veces se deja llevar por los impulsos, lo cual le juega malas pasadas, como en este caso.
Va de nuevo en su moto en dirección al norte. Aunque en vez de ir al trabajo, se dirige al bar donde estuvo la vez pasada. Entra sin saludar, encarando a la mesa del fondo donde se juntan sus amigos: están los mismos del otro día.
Están festejando el golazo que acaba de meter. Nada del otro mundo: al fin y al cabo, es un partido por amor al deporte, así que todo se reduce a un par de caricias en la cabeza y alguna palmadita en la espalda.