Capítulo 5
Esa mujer, surgida de la nada, es joven, o por lo menos más joven que él, y está cubierta por un pareo atado por debajo de los brazos, que le cubre el cuerpo de manera vaporosa, ondulándose cuando lo mecen las brisas que por momen
Esa mujer, surgida de la nada, es joven, o por lo menos más joven que él, y está cubierta por un pareo atado por debajo de los brazos, que le cubre el cuerpo de manera vaporosa, ondulándose cuando lo mecen las brisas que por momen
Que las diferencias entre el hombre y la mujer le parezcan insalvables no impide, de todos modos, que las mujeres sean su objeto de deseo privilegiado. Pero su concepción de las relaciones con el otro sexo siempre estuvo signada p
Quizás, tal vez, ese sea su propósito… Pero lo único que vemos es una silueta erguida y atlética, cargada de cosas que ahora lleva mientras se dirige hacia unos árboles, o arbustos crecidos, donde se detiene, los deposita en
El hombre poseído y adormilado parece marchar, de tal forma, cruzando el río ancho, que no es un mundo vacuo porque se halla profusamente poblado. De colores en primer término -los matices que tiñen sus aguas son variados y mutan,
Con esta nueva columna damos inicio a una nueva sección en El Eslabón, la de folletines o novelas por entrega. Este relato es absolutamente ficticio, pero está inspirado por un hombre que vivía cerca del río junto con su perro, co
La pandemia del coronavirus, incontenible y apocalíptica, nos tiene paralizados y en vilo. Sin embargo, la literatura –quién si no– acuña innumerables relatos y testimonios de esta clase de flagelos, desde todos los tiempos.
I) El vocablo Historia es un término amplio, que admite múltiples empleos en diversos campos de pensamiento y acción.
Llegamos a Buenos Aires desde Tigre, donde pasamos un par de días junto al Delta. Eran poco más de las doce, y el calor, intenso, parecía capaz de derretir a todo lo que tuviese delante. Retiro lucía como de costumbre, bulliciosa
Los hechos –y los relatos, podría agregarse– se vuelven míticos cuando se despojan de sus anclajes reales, y por lo mismo históricos, para situarse en un tiempo indeterminado, que no sólo fue sino que, además, aún sigue siendo.
El señor P –llamémoslo así, puesto que la inicial puede pertenecer tanto a un nombre como Pedro, o a un apellido como Pérez, por no mencionar otros nombres como Pablo, Pascual o Patricio, o apellidos como Peña, Pacheco o Palacios,