De volea
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordábamos cuando volvíamos de la escuela y atravesábamos parte de la quinta donde nos tentábamos en jugar a quién llegaba más lejos en el revoleo de la cartera de cuero que llevaba los útiles y los tr
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordábamos cuando volvíamos de la escuela y atravesábamos parte de la quinta donde nos tentábamos en jugar a quién llegaba más lejos en el revoleo de la cartera de cuero que llevaba los útiles y los tr
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordamos que cuando íbamos a buscar a José para ir a cazar, le caíamos a la hora del mate cocido, a eso de las 8 de la mañana, los días que no había clases.
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordamos que pasando la Vía Honda íbamos hasta un lugar que parecía casi un polideportivo, ya que pegadito a la quinta había una lagunita (con ranas), un campito como para una cancha de 5, un pedazo de
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordamos por culpa de este frío y de los días de lluvia seguidos de aquellas tardes de fin de agosto, cuando nos picaba la ropa de lana porque íbamos con algún que otro pullover viejo, ya que el buzo r
Yo no sé, no. Con Pedro, volviendo de votar en las Paso, a la altura de Crespo al 3900, en la mitad de la cuadra los dos miramos para el mismo lado, como buscando ese pedacito de tierra, ese cuadradito donde le agarramos la mano a
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordamos de cuando nos faltaban 5 para comprar la pelo de cuero, la número 5. A los meses, nos faltaban 5 para completar el pago de las camisetas, y Pedro se reservó la 5. Al año nos faltaban siempre 5
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordamos que cuando faltaba una semana para arrancar primer grado, no nos podían arrancar de la calle. Horas y horas agachados por la boli o por la figu; o agazapados, atentos a la de goma en los inter
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordamos que una vez después de salir de la escuela nos quedamos a jugar un partidito a las cabezas, en el parejito y ancho césped pegadito a la vereda de una de las calles principales del Barrio Acind
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordábamos que camino a la escuela, antes de entrar, nos mandábamos al club Acindar, que tenía su cancha con medidas como las profesionales, como las de primera. Nosotros encarábamos uno de los arcos
Yo no sé, no. Con Pedro nos acordábamos que ya en tercer grado, a mitad de año, teníamos la mitad de los útiles, la mitad de las pinturitas, la mitad del Faber número 2, la mitad de la goma, la mitad del cuaderno tapa dura de 100